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Tras los vientos de huracán

Los huracanes Irma y María fueron, probablemente, el factor más influyente en los hábitos de compra del consumidor de alimentos. La falta de electricidad que trastocó el tipo de producto que se podia adquirir, el desabastecimiento de los anaqueles tras los fenómenos y las largas filas que hubo que hacer tras estos ciclones fueron consideraciones muy influyentes en los hábitos del consumidor. Muchos consumidores también consumieron alimentos preparados ya que ante la emergencia el gobierno eximió a los establecimientos de cobrar el impuesto IVU por muchos alimentos confeccionados, lo que estimuló las visitas a restaurantes o locales donde adquirir comida preparada.  

La falta de energía eléctrica para almacenar productos y la escasez de mercancía provocaron que durante el estado de emergencia el consumidor incrementara significativamente la frecuencia de sus visitas a todos los canales para adquirir alimentos. Los encuestados visitaron supermercados 11 veces al mes, 6.5 veces las panaderías y registraron 4.4 visitas mensuales a las gasolineras. Esto duplica la frecuencia mensual de visitas en circunstancias normales.

 

Electricidad 

La disponibilidad de energía fue uno de los grandes condicionantes de las compras de alimentos por un largo período. El huracán Irma rozó Puerto Rico el 5 de septiembre de 2017 y el huracán María lo atravesó el 20 de septiembre destrozando el ya pobre sistema de energía eléctrica que alumbraba al país. Solo 52% de la población tuvo el servicio de electricidad restablecido antes de finalizar el 2017 y 46% adicionales lo tuvo durante 2018. Esto quiere decir que al momento de realizar el estudio un 2% de la población todavía carecía de electricidad.

Las ventas de productos congelados y refrigerados sufrieron de manera muy adversa durante los meses posteriores al huracán, primero por la falta de electricidad en muchos puntos de venta y segundo, por una demanda muy reducida al no tener los clientes electricidad en sus residencias.

Aunque el uso de generadores ha tenido un 20% de crecimiento tras el huracán (21% de residencias con generador antes del huracán María vs. un 41% después), el consumidor sigue siendo muy cauteloso con la compra de productos refrigerados debido a la fragilidad del sistema eléctrico y las interrupciones de servicio que persisten.

No obstante, la falta de electricidad, y también de agua aunque en menor cuantía, propiciaron que al no poder cocinar en el hogar, muchos consumidores adquirieran sus alimentos preparados fuera del hogar.

 

Disponibilidad de productos

El desabastecimiento no solo fue norma en los primeros meses de la emergencia sino que continúa siendo una grave preocupación del sector de alimentos hoy.

Durante el mes de octubre de 2017 los faltantes en góndola alcanzaron el 44.7%, es decir, que los consumidores no hallaron casi la mitad de los productos que fueron a adquirir. Un porcentaje que nueve meses tras el evento sigue siendo alto, ya que a fines de junio de 2018 seguía habiendo un faltante de 20.87%, un porcentaje que duplica el 10% que la industria de alimentos considera razonable, incluso superando el 5% que se estima deseable en los Estados Unidos.

La falta de disponibilidad de artículos tuvo un impacto adverso en dos vertientes. La primera, el 63% dejó de visitar ciertos establecimientos que carecían de los productos que buscaban. La segunda, que si una marca concreta no estaba disponible el consumidor adquiría la que sí lo estuviera. De este modo, el 23% de los consultados admitió haber probado nuevas marcas durante el período de emergencia y lo importante es que si les gustó ese nuevo producto o la nueva marca los han continuado comprando después.

Muchos comportamientos forjados tras el huracán se han prolongado tras éste para insertarse en la conducta a largo plazo del consumidor. Un ejemplo ha sido el agua embotellada, que el consumidor ha permanecido adquiriendo en este formato tras pasar el período de emergencia.

Dos datos adicionales. El primero, que muchos consumidores procuraran sus alimentos fuera de Puerto Rico, fuese por envíos hechos por familiares o por órdenes directas a través de Internet. 13% de los encuestados reportó haber recibido o comprado productos desde Estados Unidos y de esos envíos 43% correspondía a alimentos. El segundo, que la falta de disponibilidad de productos en Puerto Rico o procedentes de los Estados Unidos hizo que importadores y consumidores se abrieran a productos de otros orígenes, como reportó un importador de productos centroamericanos que participó en la exposición comercial de la convención, quien señaló que gracias a esa mayor receptividad ha logrado introducir nuevos alimentos con toques innovadores en el rango de snacks.

Lo más y menos vendido

 

Las categorías de productos que han reflejado un mayor crecimiento han tenido mucho que ver con la recuperacion eléctrica.

59 categorías de productos redujeron sus ventas en un 5.9%, 24 las mantuvieron estables y otras 40 las vieron crecer un 5.9%. Entre las primeras y las últimas ya había algunas que mostraban tendencias de caída o crecimiento previo a los huracanes.

La de bebidas alcohólicas y cigarillos fue la categoría que más dejó de vender en valor en el período de mayo 2017 a abril 2018, con un retroceso de 4.3% y unas pérdidas equivalentes a 57 millones de dólares. Esta cifra representa más del 50% de las pérdidas de todo el sector de alimentos y bebidas que ascendieron a 110 millones de dólares. Aunque las ventas de bebidas alcohólicas continuaron en negativo en el período entre enero y abril de 2018, el retroceso se ralentizó, reflejando una pérdida porcentual de -2.9% en valor, equivalente a una pérdida de $ 12 millones de dólares en comparación con el período anterior. Pérdidas en las que ciertamente han incidido la Ley Seca que prohibió la venta de alcohol en la primera etapa de la emergencia post huracán, así como el cierre de numerosos locales de expendio, de manera temporera o permanente tras los huracanes.

Mejor desempeño reflejó la categoría de alimentos que vendió $ 25 millones menos en el período de mayo 2017 a abril 2018, aunque esta cifra representó una pérdida de -1%. Contrario a las ventas de bebidas alcohólicas que no han mejorado en demasía su desempeño en el primer cuatrimestre de 2018, las de alimentos sí han crecido, ganando 8 millones de dólares, un 0.8%, algo que sin duda tiene que ver con la inyección de $ 200 millones del Programa de Asistencia Nutricional en el mes de marzo.

Los productos que más aumentaron sus ventas en 2017 fueron los insecticidas y las baterías. En 2018 los insecticidas se mantuvieron como producto de mayor crecimiento, pero se observa también un importante crecimiento de 41% de productos congelados.

Los productos cuyas ventas más cayeron en 2017 fueron los jugos concentrados, las mezclas para hornear y la leche fresca. La caída en ventas de jugos concentrados y la leche fresca se mantiene, pero entran también los pañales como uno de los productos con mayor declive.

Internet

Uno de los hallazgos más importantes del estudio fue que Internet comienza a abrirse paso entre los consumidores de alimentos en Puerto Rico. Por primera vez los espacios de Internet aparecieron como un lugar de compras, algo que sucedió en 2018 cuando se reflejaron 0.27 visitas por mes.

Es, sin duda, un avance que tuvo su preludio en los meses posteriores a los huracanes Irma y María cuando antes la falta de productos muchos consumidores recurrieron a Internet y plataformas como Amazon.com para adquirir productos. De acuerdo al estudio, 17% de las compras en el período correspondieron a compras por Internet o envíos hechos por familiares desde los Estados Unidos. 43% de ese grupo correspondieron a envíos de alimentos.

De acuerdo al grupo timón de la Radiografía del Consumidor, Internet debe de continuar avanzando como punto de venta de alimentos, especialmente entre las nuevas generaciones de consumidores.

Un ejemplo de su crecimiento es el seguimiento de “shoppers” de especiales por la vía digital. Si bien los shoppers impresos siguen teniendo mucho más peso que los digitales con los periódicos impresos y las propias tiendas como puntos de obtención, los digitales han ido ganando adeptos tanto en los espacios web de los supermercados y establecimientos y sus correspondientes redes sociales.

Igualmente se reflejó un crecimiento exponencial en aplicaciones como Burea, una aplicación que promueve recompensas por compras y que creció de 12 mil usuarios en 2015 a más de 100 mil en 2018. Los alimentos forman parte importante de los descuentos obtenidos en esta plataforma.

 

Platos rotos

Uno de los elementos más curiosos del estudio fue la evaluación que hizo el consumidor de la industria de elementos durante el período de emergencia tras los huracanes, a la cual 66% concedió F, la peor de las puntuaciones, en su desempeño durante la crisis.

Lo interesante de esta evaluación es que las razones a las que el consumidor atribuyó esta calificación reflejan sus incorrectas expectativas ante la excepcionalidad de la circunstancia y las dificultades confrontadas por los vendedores y distribuidores de alimentos, a pesar de la extensa cobertura que esta situación recibió en los medios disponibles para divulgación, tanto periódicos impresos, como la radio y algunos medios cibernéticos.

59% de los encuestados indicó desear que siguieran los precios especiales para los productos (a pesar de la importante escasez de algunos); 57% indicó que deseaba que las empresas absorbieran los costos relacionados a la emergencia y no los pasaran al cliente; y 40% estuvo en desacuerdo con los límites a los horarios de operación (a pesar de la falta de electricidad, de la escasez de combustible para operar plantas eléctricas, de la falta de empleados por muchos haber abandonado el país tras los huracanes, de la escasez de productos y de los toques de queda). Del mismo modo los encuestados señalaron el tener que hacer largas filas como una de las razones para dejar de comprar en un local.

Esto refleja un lapso en la comunicación, que o bien no comunicó correctamente el mensaje de excepcionalidad durante la emergencia, o se debió a la ausencia de acceso a medios en los que el consumidor acostumbraba a informarse antes de los ciclones.

 

Lecciones para el siguiente desastre

Tras los huracanes Irma y María el consumidor de alimentos en Puerto Rico ha establecido sus prioridades a la hora de escoger dónde contempla hacer sus compras durante los momentos de emergencia: (1) Lugares que ofrezcan seguridad (2) Establecimientos con suficiente inventario (3) Tiendas que ofrezcan un horario conveniente y (4) que ofrezcan varios métodos de pago, contemplando el hecho de que ante los problemas eléctricos y de las telecomunicaciones muchas tiendas solo admitieron dinero en efectivo, que era difícil de conseguir por las limitaciones de la propia industria bancaria.

Del mismo modo, los consumidores aprendieron, tal cual hacen los alemanes, que es importante estar preparado de antemano, con lo cual 71% de los consumidores ya ha empezado a hacer sus compras para la temporada de huracanes 2018 vs. el 42% que las estaba realizando para esta misma fecha en 2017.

Un señalamiento importante fue que los consumidores valoraron muy favorablemente la interrelación de las empresas con sus comunidades durante la emergencia, una actitud y unos esfuerzos que entienden deben de continuar independientemente de la situación de crisis.

 

Transformación y oportunidades 

No hay discusión sobre el impacto de los huracanes Irma y María en el proceso de compra del consumidor y en cómo han cambiado sus prioridades a la hora de comprar alimentos. Si bien anteriomente consideraciones como la cercanía y los precios regulares atractivos eran de las motivaciones más importantes para preferir un establecimiento, hoy la variedad de productos es una de las razones primarias para dicha selección.

Del mismo modo el consumidor apreció algunos servicios ofertados por los establecimientos durante la emergencia, tales como acceso a las redes WI-FI, posibilidad de cargar sus equipos electrónicos y teléfonos celulares, así como la devolución de dinero en efectivo al realizar las compras. La conveniencia se convierte en una consideración a la que se asigna cada vez mayor peso, y que representa una oportunidad de negocios al transformarse en experiencia.

Un buen ejemplo de esto son las áreas de ventas de comida preparada y los servicios de entrega de mercancía que ofrecen algunos supermercados, ambas dos posibles áreas de oportunidad en el futuro.

Nuevos productos

 

La Convención de MIDA es una plataforma para la presentación de nuevos productos a la industria de alimentos. Estos fueron algunos de los que se verán próximamente:

 

Leche Suiza sin refrigeración

Innovación directa de las lecciones del huracán María. La falta de electricidad será un problema menos complejo con las nuevas botellas de leche Suiza que no solo llevan productos existentes, como su leche fortificada con calcio y desnatada Essential, a un formato de larga vida y que no necesita refrigeración antes de abrir, sino que aplican ese formato a nuevos productos como la leche sin grasa con sabor a vainilla o la leche con sabor a Chocolate Cortés, en alianza con este productor. Tres productos altamente recomendados que llegarán a las estanterías de Puerto Rico a mediados del mes de julio.

 

Chips con sabor

La falta de ciertos productos en Puerto Rico y la dificultad de conseguirlos en lugares habituales como los Estados Unidos hizo que los importadores y consumidores se tornaran más receptivos a productos de otros orígenes, como Centroamérica. Costa Rica es uno de los países que surtió un alimento esencial de la dieta del puertorriqueño, el plátano, y de allí proceden también snacks de los tradicionales platanutres, con sabor a limón, o chips de yuca, con sabor a crema y cebolla. Dos productos tradicionales con un giro de sabor, que se abren paso en el mercado local.

 

Galletas Rovira

Archiconocida marca de galletas export soda, un alimento esencial en temporadas huracanadas, Galletas Rovira añade a sus líneas regulares unas galletas con sabor a miel y avena, y bolsitas individuales de mini galletas, ideales para snacks que, además, son bajos en calorías.

 

Sangría Lokas y vino rosé

Tras el éxito de sus vinos Puerta de Hierro, el enólogo argentino Héctor Durigutti y Coca-Cola Puerto Rico vuelven a unirse en un proyecto vínico que se estrena con un vino rosé y una sangria embotellada, que pretende añadir clase a una categoría donde otro producto de la empresa, Sangría Capriccio, ha obtenido un notable éxito.

 

Vino Walking Dead

En los últimos dos años, los importadores de vino en Puerto Rico han hecho una fuerte apuesta por los vinos etiquetados de manera llamativa. Un ejemplo de esto es el tinto Walking Dead, un vino que llama más la atención por su forma que por su contenido, y que estará disponible a partir de este mes en los supermercados Pueblo.

 

Palitos de Caña

Una empresa caborrojeña que plantea el uso de la caña de azúcar natural como endulzador, empleando trozos de este producto tan tropical, pero actualmente de cultivo comercial muy limitado en Puerto Rico, aunque fuera un pilar de la industria agraria a lo largo de la historia nacional. Los pedazos de caña pueden tener también usos gastronómicos, y de su jugo, proponen tanto tu tradicional guarapo como mezclas con otros sabores.

 

3 de julio de 2018. Todos los derechos reservados ©

 

 

 

 

 

Demografía

El huracán María empeoró aún más el declive poblacional que se venía constatando en los últimos años y que desde 2006 ha reducido la población de la Isla un 12% y su población empleada un 16%.

Doscientas mil personas salieron de Puerto Rico tras el huracán y 25% de ese total, es decir, 50 mil, lo hicieron de manera permanente. Del total que quedó, 17% de la muestra encuestada advirtió que abandonaría el país en caso ante el nuevo embate de un fenómeno similar.

De igual manera, el huracán acrecentó el desempleo en el país. Si en 2017 51% de la población estaba desempleada, en 2018 lo estaba un 58%, es decir un 7%. El número de personas empleadas decrece, tanto por la situación económica como por el envejecimiento de la población, de ahí que los asalariados representen apenas el 39% de la población.

Del mismo modo, del universo de consumidores más de la mitad permaneció con un ingreso inalterado y, del restante, un 22% ganó más y un 26% ganó menos.

  

Gasto en alimentos

El consumidor gastó un promedio de $ 445 en alimentos adquiridos en supermercados, tiendas de membresía y farmacias. En 2017-2018 el consumidor mantuvo su filosofía de comprar solo lo necesario y dejar de comprar ciertos productos. No obstante, es un gasto mayor que el de 2016 cuando los consumidores gastaron un promedio de $ 406 al mes en alimentos.

En este 2018 los renglones que más se redujeron del presupuesto familiar fueron la compra de alimentos (34%), las salidas a comer (33%), la ropa (30%), los servicios de cable (24%) y las vacaciones (% 21%). Una reducción mucho menor a la informada en 2016 cuando los consumidores redujeron sus gastos en salidas a comer en 54%, en servicios de televisión por cable en un 31% y en vacaciones en un 36%.

El gasto en alimentos se mantuvo en negativo hasta abril de 2018, cuando por primera vez salió de números rojos, lo que se atribuye a una inyección de USD $ 200 millones en fondos del Programa de Asistencia Nutricional en marzo de 2018 que benefició a 94% de sus beneficiarios, que emplearon ese incremento en adquirir más productos y productos de mayor calidad.

 

Puntos de venta

Los supermercados superaron por mucho a otros establecimientos como lugares preferidos de gasto en la compra de alimentos, siguiéndoles en la lista los clubes de descuento y las tiendas por departamentos. No obstante, en el último año creció notablemente la importancia de las gasolineras como lugares de compra, algo que se atribuye al hecho de que ante la falta de electricidad estos establecimientos fueron más frecuentados para adquirir combustible y, en consecuencia, otros productos y alimentos. Las gasolineras crecieron un 5% de 2017-2018 (de 4.1 a 9.1%) en importancia como puntos de venta.

 

Consideraciones de salud

Las consideraciones de salud aparecieron por primera vez como un factor que incide en la compra de alimentos, ofreciendo tanto retos y oportunidades.

La diabetes, el alta presión, la ansiedad y la obesidad fueron las principales condiciones contempladas, teniendo las dos primeras mayor incidencia entre las personas de 65 o más años, la ansiedad entre los de 45 a 54 y la obesidad entre los más jóvenes.

Esto implica que los consumidores con estas condiciones están más pendientes al contenido nutricional de los alimentos, adquiriendo productos bajos en sodio o azúcar. Además de estas condiciones, la sensibilidad y alergias a alimentos fue otro factor a tomar en cuenta y uno que elevó el gasto mensual promedio en alimentos hasta llegar a USD $ 500 y 570.

 

La realidad es que desde 2006 la población se redujo en un 12%, el PNB decreció en 15%, y la población empleada en 16%, una cifra que nada más de 2017-2018 bajó un 7% hasta alcanzar el 58% de la población desempleada. Números a los que se añaden nubarrones al conocerse que 17% de los encuestados expresó su intención de abandonar la Isla en caso de que vuelva a verse impactada por un huracán como María.

El estudio puso especial hincapié en los cambios en el comportamiento del consumidor a raíz de los huracanes Irma y María, dos eventos que han influido en la forma de comprar a corto y largo plazo y que representaron una importante caída en las ventas al detal, que apenas volvieron a estar en número positivos en abril de 2018, coincidiendo con una inyección de USD $ 200 millones a los fondos del Programa de Asistencia Nutricional.

Por eso, la Radiografía del Consumidor consideró por primera vez tres períodos: el de mayo de 2017 a abril de 2018, los meses inmediatamente tras el huracán, y el de enero a abril 2018, cuando el país comenzó a estabilizarse tras los fenómenos atmosféricos.

Conveniencia y variedad de productos y locales, unidos a la madurez del consumidor a la hora de prepararse para un futuro huracán han sido los elementos esenciales de esa metamorfosis, que ahora también toma en cuenta la disponibilidad de electricidad a la hora de comprar alimentos y bebidas, entre los que unas de las más adversamente impactadas han sido las bebidas alcohólicas.

La sostenibilidad de la industria de alimentos de Puerto Rico depende cada vez más del Programa de Asistencia Nutricional (PAN), una tendencia que se ha incrementado en los últimos tres años y parece se acentuará aún más considerando que tras el impacto del huracán María se espera que más personas soliciten los beneficios de este programa que se nutre de fondos federales, extendiendo así su universo de beneficiarios.

Es, junto con el cambiante perfil del consumidor y la economía tras el huracán María, uno de los hallazgos más relevantes de la “Radiografía del Consumidor 2018”, un estudio anual encomendado por la Cámara de Mercadeo, Industria y Distribución de Alimentos de Puerto Rico (MIDA) que analiza el comportamiento del mercado de venta de alimentos de esta Isla caribeña y que se ha presentado el último fin de semana de junio durante la convención de esta importante agrupación profesional.

Los fondos del PAN y su Tarjeta de la Familia subsidiaron entre marzo de 2017 y abril de 2018 las compras de alimentos del 51% de los encuestados, una cifra que hace tres años ascendía a 27%, es decir, casi la mitad de los beneficiarios de 2018.  Un elevado porcentaje que podría verse incrementado al considerarse que una de cada tres personas que aún no son beneficiarios del PAN expresaron su intención de solicitar sus beneficios, lo que significa que se remarcaría incluso más el peso que los fondos de este programa tienen para la industria de alimentos. De hecho, es tan importante, que en su presentación ante los asistentes de la Convención el Gobernador de Puerto Rico, Hon. Ricardo Rosselló, anticipó que su administración hará esfuerzos para seguir obteniendo beneficios extraordinarios de este programa hasta el año 2021.

Más aún, el origen de los ingresos para la compra de alimentos que procede de un sueldo se reduce cada vez más.  61% de los consumidores de alimentos de Puerto Rico derivan el dinero para sus gastos de alimentos de los beneficios de la Tarjeta de la Familia, las pensiones y el seguro social versus 39% que los obtiene de un salario. Esto significa que las personas que obtienen su ingreso para gastos de alimentos de un salario se han reducido en un 16% en los últimos tres años (55% en 2015). Preocupante por demás cuando el grupo asalariado reportó haber ido teniendo que reducir sus gastos de alimentos en tanto como un 30% en promedio, lo que significa que los asalariados dispondrán de menos dinero para gastar en alimentos.

Se trata de datos poco optimistas a los que se debe de de añadir la importante caída poblacional de Puerto Rico y su envejecimiento poblacional. El informe reveló que 200 mil personas salieron de Puerto Rico tras el huracán, y de ésas 50 mil lo hicieron de forma permanente.

 

El consumidor de Puerto Rico y las compras de alimentos

Texto: Rosa Maria Gonzalez Lamas. Fotos: Viajes & Vinos (C)