En esta edición deluxe:
El sabor de Toscana
El arte de los Antinori
Toscana, herencia de vinos
Indicaciones de calidad
En ruta a Chianti y Chianti Classico
Castellare di Castellina: Una experiencia eno-religiosa
Castello Vicchiomaggio
Rocca delle Macie: Cinecittà del vino, filme de familia
El frasco de Chianti
Las cepas toscanas
Mona Lisa en Enotria
Los aceites de oliva
San Gimignano, torres de vernaccia
Capella Sant’Andrea
El gusto de la costa toscana
La emergente Bolgheri
Rubbia al Colle, alfareros del vino
El abrazo de Toscana
Toscana, el vino como promoción
Feliz Navidad
El Milagro de Don Melchor
Nuevas rutas de vino semanales en 2011
La diva del Ron Zacapa
Buenos Aires con la chispa de “Sparkling Nights 2010”
Los jóvenes manchegos de la cosecha 2010
Verde de vino, con la Reserva Natural de Palo Alto
Cal y arena para la industria de alimentos de Puerto Rico
Nueva colección Richart con rones de Puerto Rico
Nuevos sabores en Navidad:
Nuevos aires de sabor en la Casa de España
Renovado sabor italiano en San Juan
Sabor de Navidad cosmopolita
Pan
y vino en Fastvínic
Eventos:
Plaza Cellars Fine Wine Celebration
Segunda feria de la uva dominicana
Panamá Gastronómica 2011
Día del vino español en México
Se estrena el sabor del lujo Chivas
DiVINI Briefs:
Terras Gauda adquiere a Quinta Sardonia
Jacquart compra Montaudon
Cognac recibe certificación turística
Falleció Bernard de Nonancourt, padre de la modernidad de
Laurent-Perrier
Faustino inaugura Portia en Ribera del Duero
Casar de Burbia lanza sus chocolates de vino
Sumilleres colombianos, juntos
Esencia de Ysios
Energiza tu cocina
Triunfadores de Tempranillos al Mundo
Toro en Segovia
Andrew Lloyd Webber subasta sus vinos
El Papa bebe Ribeiro y Rioja, y los Nóbel beben Cirsion
Panamá protege al whisky escocés
Tecnologías de viña wireless
El arte del gusto italiano
Texto: Rosa María González Lamas. Fotos: Viajes & Vinos (C)
A pesar de ello y no empece a que incluso Dante Alighieri hacía referencia a la toscanísima uva vernaccia de San Gimignano en sus escritos, cuando a fines del siglo XIV Giovanni di Piero Antinori determinó inscribirse en el gremio de los vinattieri, entre los denominados “artes” florentinos, la orfebrería, las leyes, el comercio y los textiles se encontraban entre los de mayor jerarquía, y el vino en un rango menor.
A la Toscana se le conoce en el mundo por el original ensamblaje entre su belleza natural y un patrimonio cultural y humano constitutido por un conglomerado de expresiones artísticas que transcurren de su pasado etrusco a la vanguardia, pasando por el Renacimiento y el Barroco. Una tierra de numerosos paisajes y realidades desconocidas fuera de los tradicionales circuitos turísticos destinados a las masas, que no siempre llegan a conocer sus montañas, sus colinas y bosques, sus islas o áreas protegidas, y tampoco profundizan en la magnitud de su vino, sus aceites de oliva ni sus sabores de ensueño enmarcados en la singularidad que reflejan espacios muy específicos, a veces ocultos entre castillos e iglesias, tras la historia o la tradición, pero también tras esa vocación de ser simultáneamente local y cosmopolita, de tener raíces y también una aspiración de perdurar en el porvenir, como sucedió con todo el patrimonio artístico que nos heredaron aquellas generaciones de hace siglos, y en el que el vino, quizás fue un arte de menor envergadura, pero hoy sería, sin duda, el arte mayor.
El arte de los Antinori
Así que en 1506, por cuatro mil fiorini, Niccolò Tommaso di Antinori compró un palacio. El Palazzo Boni. Uno de los más bellos ejemplos de arquitectura florentina de la mitad del siglo XV, con fachada diseñada por Giuliano da Maiano, ubicado en una de las avenidas con más estilo del corazón histórico de Florencia, hoy con boutiques como la de Hermès o Tommy Hillfiger, y por donde se desliza un desfile de históricos palacios nobles que desembocan a la vera del río Arno, vía ancestral de la ciudad.
Los Antinori están tan enraizados en la historia de Florencia que hasta tienen su Piazza. En la plaza, el Palazzo, un edificio de piedra de varios niveles, con una fachada principal casi sólida, como un bloque, una verdadera fortaleza citadina con algunas ventanas enmarcadas por gruesas rejas antiquísimas y pletóricas de historia. Dentro, un enorme patio interior que recuerda las antiguas casas coloniales españolas, con pasillos decorados con ojivas que se entrecruzan y a cada uno de cuyos costados hay unas mesas acristaladas con maquetas de las diferentes aziende y tenute, con las respectivas botellas de los vinos que se moldean en estas propiedades con larga historia.
Nació en las colinas alrededor de Florencia, un mes de julio de un año que hacía mucho calor y en el que sus padres, Niccolò Antinori y Carlotta Della Gherardesca, prefirieron dejar la ciudad para trasladarse a pasar el verano al campo, donde hacia más fresco. Pero Piero siempre siguió una vida florentina, viniendo incluso en bicicleta a la escuela siendo niño. “Florencia era una ciudad muy agradable porque a pesar de no ser grande, es una ciudad internacional, con una gran oferta cultural, de música y teatro”.
Ya de mayor estudió Ciencias Economicas, pero confiesa que luego de concluir su carrera se dedicó más a la parte productiva del mundo del vino, “porque me apasionaba. Es lo que más me ha divertido del negocio y era un aspecto que veía iba a evolucionar”.
En 1961 se integró a la empresa familiar y en 1966, se hizo cargo de ella, emprendiendo una transformación ejemplar que la revolucionó y expandió, convirtiéndola en un verdadero emporio de vino y actividades relacionadas, como hostelería y gastronomía, de repercusión internacional. Algo que no estuvo exento de momentos complicados, como cuando la constitución de la empresa no fue enteramente familiar, y otros muy satisfactorios, como cuando logró que nuevamente lo fuera.
En ese año, al casarse y formar una familia, trasladó también su residencia de Chianti al Palazzo, donde reside y trabaja siguiendo la casi extinta tradición de los palacios florentinos renacentistas de vivir donde se labora. “Creo que somos de los poquísimos que la conservamos”, indica, comentando que una de las desventajas de ello es que “siempre saben dónde pueden ubicarme”.
Ojos azul de mar, chaqueta a cuadros, muy inglesa, camisa a rayas, corbata mostaza y hablar pausado, como buen italiano gesticula mucho, aunque siempre con elegancia, como si redondeara las ideas con el movimiento de manos y cada gesto fuera la última pincelada de un pensamiento sobre el vino y los Antinori. Es una verdadera enciclopedia sobre la Toscana. Cruza las piernas, y se inclina de medio lado en su poltrona que preside la sala de juntas de la empresa, un espacio sobrio, sin ápice de ostentación, pero cargado de historia, con infinidad de libros, antiguas fotos de familia, decretos del gobierno provisional toscano de 1859 del que formaba parte alguno de sus ancestros, y también más de un reconocimiento, como el diploma Cavaliere al Merito del Lavoro que el Presidente de la República Italiana le confirió a él en 1995.
También en 1966, un acontecimiento no tan grato, una histórica inundación en Florencia que destruyó la biblioteca de vino del Palacio, donde había botellas que databan del 1800. “La biblioteca estaba en el sótano y casi todo se perdió. Ahora quizás los vinos más antiguos que tengamos daten de 1900”, recuerda.
Quien sabe si fue por esa pérdida, o si ya lo traía en la cabeza, que en esa misma década de los sesenta empezó a inventar, siendo uno de los primeros productores toscanos en experimentar con nuevas variedades y ensamblajes, pero también con los diferentes tipos de barrica, los depósitos de vinificación, las vendimias tempranas y las fermentaciones malolácticas.
Así nació Tignanello, un vino que combina sangiovese con un menor porcentaje de cabernet sauvignon y cabernet franc ---en la década del 1920 el padre de Piero ya había experimentado allí con cepas bordelesas---, que representó un antes y un después, no sólo para los Antinori, sino para todo el vino italiano. “Marcó el fin del ciclo de una producción enfocada en cantidad, para dar inicio a otra enfocada en calidad”.
Tignanello toma el nombre de una viña muy especial entre Florencia y Siena donde veraneaban los Medici y otros prominentes florentinos y que desde el siglo XIX pertenece a los Antinori. Aunque no fue el primero, sí fue un prototipo de los súper toscanos, una categoría muy importante para el relanzamiento del vino italiano, vinos que nacieron a principios de la década del 1970 como reacción a un clima regulador inflexible que dominaba la industria, pero también con una vocación internacional de elaboración. Antinori, uno de los progenitores del segmento, fue uno de los visionarios que vislumbró el potencial de amalgamar uvas autóctonas, como la sangiovese, con otras alóctonas, como la cabernet sauvignon.
El vasto universo Antinori se caracteriza precisamente por el amplio inventario de cepas que dan base a sus vinos, entre las que hay un buen equilibrio entre las internacionales y las muy nativas. “Las uvas internacionales constituyeron una plataforma que sirvió para mostrar al mundo que en Italia podían hacerse vinos de calidad, algo que dio margen a un despertar de la curiosidad por el vino italiano”, recuerda. Pero no es que unas sean mejores que otras. Las uvas autóctonas también tiene buena personalidad, pero optar por unas y otras se basa en la aptitud de cada cual para las diferentes zonas productoras, y cómo sean los resultados que rindan. A él, por ejemplo, le agradan por igual la cabernet sauvignon, una uva que funciona bien en muchas partes, y la sangiovese, cepa que describe como difícil, frágil, sensible al clima y a la producción y que, en su opinión, obliga a regular muy bien los rendimientos.
La viña es precisamente uno de los grandes retos del vino italiano actual y no son pocos los elaboradores que están concentrando su mayor esfuerzo de negocios en revitalizar con conciencia el viñedo, plantando un optimismo de que quizás lo mejor del vino está aún por venir. “El problema en Toscana es que tenemos mucha viña vieja que no es de la mejor calidad”, describe quien va más tras la calidad que por la edad de la vid.
¿Vieja? Término muy relativo. En Toscana realmente no puede hablarse de las cepas centenarias de otras zonas productoras, con lo que las viñas “viejas” realmente deben de tener unos 25 a 30 años.
“Toscana ha tenido tres revoluciones vitícolas. La primera, como resultado de la filoxera que obligó a reemplazar todos los viñedos. La segunda revolución, con la abolición de la mezzadria, un sistema administrativo toscano donde cada propiedad repartía su producción entre el propietario y las familias que en ella vivían y se encargaban de su cultivo. Como para éstos era un poco una economía de subsistencia, cada campesino cultivaba un poco de todo, uvas, no siempre de buena calidad, entremezcladas con otras cosas, que desaparecieron al arrancar los viejos viñedos cuando los propietarios se hicieron cargo de la gestión del terreno, con empleados. La tercera revolución en viña llegó en la década del sesenta, pero es ahora que estamos replantando las viñas con conciencia”.
El vino es, para Antinori, un producto agrícola que la tecnología ha ayudado mucho a mejorar, permitiendo entender también mejor los temas en la viña y los procesos. “Ahora sabemos atender mejor el viñedo, escoger los clones, controlar más de viticultura y enología”.
Fotos cortesía Marchesi Antinori srl (C)
En Italia, bodegas en Toscana, en Puglia, Umbria, el Piamonte, Lombardía, de donde salen una infinidad de etiquetas espumosas, blancas, rosadas y tintas. Fuera del país, los Antinori manejan varios otros proyectos, Albis, con la chilena Haras de Pirque; Col Solare, con Chateau St. Michelle en Washington State; y otros en California ---lo más importante de los Antinori fuera de Italia--- como Antica (Antinori California) y Stag’s Leap, cuya dirección antes habían compartido con socios estadounidenses, pero ahora es entera responsabilidad del grupo Antinori, y es uno de los proyectos que más atención recaba en la actualidad. Asimismo, han colaborado con otros relacionados del negocio del vino en proyectos en Malta o Rumanía.
En Italia, Antinori también tiene una pequeña participación como accionista en Tenuta del Biserno, un proyecto con cepas bordelesas en la zona de Bolgheri, que le ha reunido nuevamente con su hermano Lodovico. “Años atrás Lodovico quiso demostrar que también podía hacer sus cosas e inicó su propio proyecto, Ornellaia, que luego vendió, pero el gusanillo del vino le pudo más y enseguida tuvo que inmiscuirse en algo nuevo para el vino. Regresó a Bolgheri, aunque Biserno no es un proyecto denominacional”. Tenuta del Biserno no es un proyecto corporativo de Antinori, sino uno con personalidad propia al que la empresa le brinda apoyo si es necesario.
Ubicado en la marisma tirrena, la Maremma, Bolgheri es una zona que adquirió relevancia cuando a fines de los sesenta, Mario Inciso della Rochetta, tío político de Piero y Lodovico, dedió comercializar Sassicaia, el primer vino italiano de gran repercusión internacional, a partir de cepas como cabernet sauvignon y cabernet franc. Dicen que fue el visionario Piero quien le convenció para comercializar el vino y sacarlo del entorno familiar al que se había circunscrito por varias décadas.
Y es que los Antinori también tienen presencia en Bolgheri, pues hasta allá también había llegado la familia Della Gherardesca, la dimensión materna del actual Marqués, cuya madre heredó allí una vasta propiedad, que además de viñas cuenta con un importantísimo coto de caza, una afición que no le es ajena a Piero Antinori, quien también disfruta del esquí de invierno y, por supuesto, el golf.
“Toscana es una región que no termina de sorprender, ni siquiera a nosotros los toscanos. En ella siempre se hallan cosas nuevas, bellas y con tradición. Una de las zonas que aún hay que descubrir es Bolgheri, una denominación que ahora es emergente, a pesar de que en las últimas décadas no se le consideró tanto por el vino”, detalla Antinori.
El negocio del vino se desdobla entre empresas familiares y grandes consorcios. ¿Cómo se equilibran? ¿Por cuál apuesta?
“En el mundo del vino de calidad, siempre que haya el dinero, por la dedicación familiar al negocio. Las familias tienen la capacidad de pensar a largo plazo, verlo a través de generaciones, en lugar de por trimestres. El del vino es un negocio a largo plazo. En Europa por ejemplo, dominan los negocios de vino familiares y les va bien”.
No se considera un gran cocinero, pero sí disfruta cocinar, por ejemplo lo hace en California, a donde viaja varias veces al año para supervisar las bodegas en el estado. Su especialidad, ¡la pizza! “Me gustan los platos de caza, también los pescados, pero confeccionados con mucha sencillez”.
Bebe vino de todo el mundo, y aborda su diversidad con la curiosidad que le estimula aprender sobre lo que otros hacen. “Ayer por ejemplo, tomé un vino del Ródano, L’Hermitage La Chapelle 2000”. Eso sí, de preferencia líquida, vino. Licores toma pocos, aunque confiesa que le gustan los rones añejos, muy de moda en Italia.
Además de los vinos, los Antinori tienen una gran pasión por la hostelería y la alimentación, con más de una hospedería en Italia, y también varios establecimientos gastronómicos por el mundo. Uno de ellos son las célebres Cantinette Antinori, restaurantes acogedores en Viena, Moscú, Ginebra y, por supuesto, Florencia, donde se retoma una antigua tradición florentina de compartir el fruto de la tierra.
“En el siglo XVI, los propietarios de los palacios florentinos también tenían casas en el campo y era una tradición vender producto del campo en la ciudad. Había unas puertecitas que comunicaban la cantina de los palacios con la calle, y cuando la gente tocaba, la persona a cargo en palacio abría y les vendía verduras y frutas. Mi papá quiso retomar esa idea con el espíritu de antaño, y cuando yo asumí la dirección de la empresa en 1966 decidí abrir la Cantinetta”.
En el Medioevo, al vendedor de vino se le conocía como vinandro.
La 27ma generación de los Antinori es femenina.
¿Qué piensa Piero Antinori de las nuevas generaciones de elaboradores de vino en Italia? Que tienen mucho interés por hacerlo bien, por la viticultura y la enología, lo cual es una garantía para el futuro.
En su familia, en la generación 28 de Antinori, compuesta por seis nietos, el más pequeño de apenas semanas de nacido, tiene certeza de que habrá alguno que se interese por seguir la vocación familiar y dar continuidad a esa tradición que ha sabido conjugar sin fisuras historia y modernidad, ese futuro antiguo de la dinastía Antinori, que valora sus raíces, pero apuesta por la innovación en el porvenir, uno concebido a muy largo plazo, quizás con al menos 26 generaciones más por venir.
La uva predominante en los cultivos es la sangiovese, a la que se dedica más de 65% de la superficie de viña. Otras variedades importantes incluyen cepas autóctonas como la trebbiano toscano, la canaiolo, la vermentino, o la vernaccia y otras internacionales, algunas con una larguísima presencia en el país que les ha conferido un pasaporte italiano, como la merlot, la cabernet sauvignon, la syrah o la chardonnay.
DOCG
Brunello di Montalcino, Carmigiano, Chianti e Chianti Classico, Morellino di Scansano, Vernaccia di San Gimignano, Vino Nobile di Montepulciano
DOC
Ansonica Costa dell’Argentario, Barco Reale di Carmigiano, Bianco della Valdinievole, Bianco dell’Empolese, Bianco di Pitigliano, Bianco Pisano di San Torpè, Bolgheri e Sottozona Sassicaia, Candia dei Colli Apuani, Capalbio, Colli dell’Etruria Centrale, Colli di Luni, Colline Lucchesi, Cortona, Elba, Montecarlo, Montecucco, Montereggio di Massa Marittima, Montescudaio, Moscadello di Montalcino, Orcia, Parrina, Pietraviva, Pomino, Rosso di Montalcino, Rosso di Montepulciano, San Gimignano, Sant’Antimo, Sovana, Terratico di Bibona, Terre di Casole, Val d’Arbia, Valdichiana, Val di Cornia, Vin Santo del Chianti, Vin Santo del Chianti Classico, Vin Santo di Montepulciano
En ruta al cuore toscano: Chianti y Chianti Classico
Además de elaborar vino y destilado grappa, Lanciola elabora aceite de oliva, algo que es tema obligado en la práctica totalidad de las bodegas toscanas, y que resulta del hecho de que muchas haciendas mantuvieron pluricultivos, lo cual propició una producción de aceite, paralela a la vinícola. Son, además, propietarios de su propia vinoteca en Florencia, Gustavino, con un espacio tradicional y otro más moderno donde degustar toda la gama de vinos de los Guarnieri.
La bodega elabora vinos con cepas nativas y otras de origen internacional. A pesar de que países productores del Nuevo Mundo, como Chile o Argentina, fundamenten su modernidad vitivinícola en cepas internacionales, el empleo de cepas nobles internacionales en el vino toscano se ha prestado a un debate continuo, pues muchos no aparentan ver con buenos ojos este uso, viendo la selección de vides como una dicotomía en la cual se percibe a las cepas más cosmopolitas casi como innecesarias o intrusas, en lugar de entendérsele como parte de la evolución del vino en Toscana y una amplitud de miras sobre las mejores aptitudes vitícolas para producir vinos de calidad en ciertos territorios.
Una presencia quizás más prominente en épocas recientes, pero que no es una moda joven, pues ya en regiones como San Gimignano o la propia Chianti Classico, donde ubica Tignanello, la presencia de cepas como la merlot ---una uva que siempre se cultivó en el norte de Italia y que en la Toscana se da muy bien---, la cabernet sauvignon o la cabernet franc data de mucho mucho tiempo. A pesar de que esta amplitud de cepas confiere una riqueza que permite hacer vinos extraordinarios sin distinción de pasaporte vitícola, esta percepción ha llevado a una revalorización de cepas autóctonas, al algunos entender que ha habido una cierta saturación de cepas foráneas en la producción del vino regional.
Además de la tradicional sangiovese, Lanciola cultiva merlot, chardonnay, cabernet sauvignon, cabernet franc y pinot nero, aunque es quizás a partir de la italianísima sangiovese, donde la bodega alcanza sus vinos más logrados. Es el caso de su Chianti Colli Fiorentini, un vino fácil, redondo, y ligera estructura casi totalmente de sangiovese, o Le Masse di Greve, un Chianti Classico Riserva, también de sangiovese. Pero igualmente logrado es el super toscano Terrici, un IGT Toscana, que con 80% sangiovese y una restante aportación de cabernet sauvignon y cabernet franc, es el vino más sobresaliente de la bodega, con mayor contundencia, complejidad, con algunas notas animales, taninos sedosos, buena acidez y notas a chocolate.
Chianti es quizás el vino ícono de Italia, algo que como sucedió en otros lugares, dio pábulo a la imitación. Copias no siempre buenas, lo cual determinó a un grupo de productores a proteger su producción, con lo que en 1924 se creó el primer consorcio entre productores vitivinícolas de Italia con el objetivo de proteger de plagios y desarrollar un territorio vinícola delimitado ya desde principios del siglo XVIII con un edicto ducal. Por este motivo, los 33 asociados que conformaron el consorcio inicial, escogieron para representarse al Gallo Negro, un símbolo histórico militar en Chianti.
En 1932 se dio un paso importante con la promulgación de un decreto ministerial que subdividió a Chianti en varias zonas productivas, reconociendo una territorialidad más específica, y un origen que precedió a la creación del sistema de denominaciones de origen, vinculando a la palabra “Chianti”, el adjetivo de “Classico”, para distinguirlo. Desde entonces, “Classico”, se refiere a primero, con lo cual “Chianti Classico” abarca al Chianti más original y selectivo, algo que posteriormente se avalaría en 1967 con el surgimiento de una única denominación de origen (DOC) para Chianti, que posteriormente se convertiría en DOCG en 1984. En 1987, la DOCG se subdividió, desdoblándose en dos territorialidades, Chianti y Chianti Classico.
El territorio de Chianti Classico se extiende entre Florencia y Siena, y es un territorio que se mece al vaivén de las viñas, que discurren por colinas que suben y bajan como montañas rusas en un paisaje inefable perfumado por una historia centenaria que se deja ver en cada inclinación salpicada de elevados burgos antiguos, castillos medievales, pequeñas villas e infinidad de cipreses que esporádicamente aparecen multitudinarios como un denominador común entre vides y olivares.
Los vinos de la DOCG Chianti Classico se elaboran principalmente con uva sangiovese, que puede prevalecer en solitario o en compañía de otras cepas tintas como la canaiolo o la colorino. La de 2006 fue la primera vendimia en que no se utilizaron uvas blancas, como trebbiano o malvasía, para elaborar Chianti Classico.
En el corazón de Chianti Classico está Castellina, uno de esos pueblos llenos de encanto en la Toscana. Apenas tres mil habitantes que giran en torno al vino, con reminiscencias etruscas de un camino que atravesaba Castellina en ruta comercial hacia las grandes ciudades marítimas de Etruria. Pero fue realmente en el Medioevo que el poblado de Castellina se tornó prominente, lo cual se refleja en la arquitectura fortificada de hoy día.
Un sombrero de vaquero casi irreverente da la bienvenida al Castello Vicchiomaggio. Es John Matta, británico de raíces italianas, cuyo padre, un comerciante de vino en Londres, compró 1964 un castillo con viñas que se llama Vicchiomaggio y hoy tiene un siglo y medio a cuestas.
Como otros productores toscanos, Matta se encuentra en un esfuerzo de replantación del viñedo, que se desparrama por colinas onduladas cuyas altitudes que pueden fluctuar entre los 250 y los 380 metros, una impresionante vista desde la altura que en el horizonte divisa un mar de colinas de viñas, que en Chianti Classico pueden alcanzar hasta los 650 metros de altitud. En Vicchiomaggio, 150 hectáreas con un promedio de unos 30 años, aunque con trozos donde puede haber alguna viña de hasta medio siglo. Vicchiomaggio repone anualmente dos hectáreas de viña, donde predomina el terreno arcilloso calcáreo y se cultivan sangiovese, cabernet sauvignon y merlot, además de otras cepas en un viñedo experimental.
Matta estudio enología en Italia y fue responsable de la elaboración del vino en sus inicios, época de la que conserva costumbres singulares, pero muy acertadas, en el servicio del vino, como unos controles rigurosos de la temperatura durante la oxigenación del vino, a la que acostumbra dar tiempo, mucho tiempo de decantación para que al momento de servir los vinos se hayan abierto. Una norma que no todos en Toscana siguen, porque una de las características de muchos vinos elaborados a partir de sangiovese es que requieren abrirse con mucha antelación para que florezcan y se redondeen antes de disfrutar.
Otra capilla precede a una cata con vinos que se comercializan como DOCG Chianti Classico, pero también otros como super toscanos. Vicchiomaggio tiene un inventario al que no es fácil delinear un perfil, pues sus vinos tienen cada uno personalidades tan marcadas y diferentes que es difícil establecer líneas comunes.
No obstante, el conjunto puede agruparse entre los vinos elaborados con cepas autóctonas de la región, y otros donde se emplean cabernet sauvignon y merlot, incluso como monovarietal como en su FSM (Federico Secondo Matta), técnicamente bien logrados, pero sin la placentera complejidad que se alcanza en los que tienen a la sangiovese, la canaiolo y la colorino como pilares. Entre éstos se destaca el Riserva Vigna La Prima, un monovarietal de sangiovese de viñas de unos 35 años, con vocación de largo plazo y que deleita con su complejidad aromática en nariz, su potente estructura, así como por su redondez y larga persistencia en boca.
“Italia es muy exigente para permitir el uso de términos como “vigna”, “tenuta”, “castello” o “abadia” en las etiquetas. Hay que demostrar una vinculación histórica del vino o la bodega con cada término, algo que es generalmente un largo proceso”, explica Matta.
¿Se ha sentido el cambio climático en Tosana?
“Quizá más en los inviernos crudos que en veranos cálidos”, afirma el bodeguero.
Además de Vicchiomaggio en Chianti Classico, los Matta tienen otra propiedad vinícola en la Maremma, cerca de la costa. En Toscana es frecuente hallar grupos de vino con más de una propiedad en la región, así como grupos con bodegas en otras zonas de Italia.
Rocca delle Macie:
Cinecittà del vino, filme de familia
Alice Andreoli
Ganadora, Primera Edición Premio de Pintura Zingarelli Rocca delle Macie
Foto cortesía Rocca delle Macie (C)
Aunque quizás no con una trayectoria centenaria, lo cierto es que el compromiso de los Zingarelli con el vino es inequívoco y apasionante. Otra perspectiva del negocio que comenzó como empresa familiar, pero a pesar de que hoy cuenta con más de un centenar de empleados, sigue manteniendo esa esencia de proximidad donde todos se conocen y se sienten vinculados por lo que hacen. “Una vez al año, los empleados hacemos un viaje para conocer otras zonas productoras, pero también para estrechar nuestros propios vínculos”, relata a Divinidades Giulia, la nipotina de Italo.
Firme, decidida, muy exigente, pero sensible y encantadora, Giulia es la tercera generación de los Zingarelli, alguien a quien se le iluminan los ojos cuando habla de su nonno y con quien Rocca delle Macie tiene un futuro certero. “No siempre es fácil bregar con la familia en temas de negocio”, afirma, mientras como buena italiana, con mucho carácter y pasión, le va dando instrucciones al papà, Sergio.
Uno de los dos hijos de Italo, Sergio Zingarelli no había originalmente contemplado encaminar su trayectoria profesional por el rumbo de la bodega, pero una vez empezó a entrar en materias enófilas, se enamoró del vino y determinó quedarse en el enodestino empresarial.
“Entré en la administración en 1985, un año después de que se comprara Riserva di Fizzano”, explica a Divinidades el hoy responsable del grupo de bodegas. Fizzano es la tercera de las propiedades del grupo, un lugar donde además de viñas, hay olivares, de frantoio, y un espacio agroturístico en una maravillosa casona del siglo XI, todo reconcebido por el arquitecto de la familia, Fabio, hermano de Sergio.
Entre Le Macie y Fizzano, Tenuta Sant’Alfonso, bodega adquirida en 1973, donde hay muchas hierbas aromáticas, girasoles y perfumada miel, pero también el Tenuta Sant’Alfonso, un monovarietal de sangiovese, muy expresivo de su terruño, de suelo arcillo limoso. Montelupo, con seis héctareas, es un esfuerzo dedicado a la sangiovese nieluccio, un clon de sangiovese en la zona de Siena.
En bodega, un orden impecable, limpieza a rajatabla, depósitos de hormigón, que permiten controlar mejor la temperatura durante las malolácticas, y toneles organizados casi como soldaditos de plomo, y tan habituales en las crianzas del vino chiantigiano. Un uso importante de robles eslovacos, con cualidades biológicas que protegen al árbol contra enfermedades, lo que propicia una larga duración de las barricas, que pueden durar décadas, y simplifican su limpieza.
El grupo es muy orientado hacia la sangiovese, aunque también tienen plantadas cabernet sauvignon, merlot, syrah, y blancas vernaccia y vermentino, base del fantástico blanco Occhio a Vento, elaborado en la Maremma. El canaiolo y la malvasía nera que ocasionalmente se hallaban entre las viñas se han eliminado para conferir mayor uniformidad a la viña, lo que facilita mucho las vendimias. Curiosamente, nada con pinot nero, una uva que gusta mucho a Sergio, quien gusta mucho de catar vinos elaborados por los demás.
Y es que siguiendo la línea de la región, uno de las inversiones más importantes de Rocca delle Macie es un total rediseño del viñedo, que desde hace una década se replanta con una visión agronómica totalmente nueva y pionera en la zona de Castellina, que permite un mejor control de la viña basado en un juego de drenaje e hidratación, que ayuda a remarcar la mineralidad y lograr unos vinos equilibrados, reflejo del equilibrio del suelo.
¿Cómo se logra esto? Con un marco de plantación de 6,600 cepas por hectárea y unos rendimientos controlados de un kilogramo por cepa. Segundo, recolocando las viñas para que tengan una mejor orientación al sol. Y tercero, y más importante, levantando las viñas plantadas en bancales de manera que se reduzca su inclinación y pueda introducirse el sistema de drenaje que perfeccione la hidratación de las viñas cuando sea necesario. Algo que genera equilibrio en el suelo, que se proyecta en el vino, destacando la mineralidad, las notas florales, y confiriendo una gran sutileza a las notas de crianza en madera. Una revolución en la viña que se remarcará de manera importante en la calidad de los vinos en la próxima década, aunque ya se ha hecho notar.
“Con excepción de la del 2002, las últimas cosechas en Chianti Classico han sido buenas, no por accidente, sino por las mejoras que los bodegueros hemos hecho en viña y en elaboración”, afirma Sergio Zingarelli, quien también es vicepresidente del Consorzio Chianti Classico.
Los vinos de Rocca delle Macie siguen la línea de vinos fáciles de entender y beber, afrutados y redondos. “Nuestro objetivo es hacer grandes vinos, fáciles de beber, siempre buscando la delicadeza”, señala Sergio, quien siempre está muy atento a lo que dicta el mercado. Al igual que otras bodegas, también apuesta por la exportación, siendo Canadá, Brasil y los Estados Unidos sus principales mercados internacionales.
Precisamente en Canadá y con el mercado americano en mente nació Sasyr, una de las novedades más interesantes de Rocca.
“En un viaje a Québec observé cuánto se consumían otras dos etiquetas italianas. Traje una botella de cada una a nuestro enólogo, con el deseo de que creara algo que combinara las virtudes de cada etiqueta. Quería elaborar algo con una nariz muy afrutada, con mucha personalidad”, y así nació con la cosecha 2005 Sasyr, combinación de Sangiovese y Syrah, que es una verdadera delicia y ha resultado una apuesta importantísima de la bodega y una osadía de 300 mil botellas en tiempos de crisis. Pero lo más interesante es que es un vino que además de dos cepas diversas y un nombre cargado de exotismo, ensambla dos zonas diversas de producción, Chianti y Maremma.
Como otros grupos de vino, los Zingarelli también se han afincado en Maremma, donde en 1998 adquirieron una propiedad que destinaron a la sangiovese, cabernet sauvignon, merlot y syrah, Morellino di Scansano Campomaccione, donde elaboran tres vinos. En total, una producción de 4.5 milones de botellas al año en todo el grupo.
“Maremma del Sur es una zona vinícola aún por descubrir en Toscana, y en la que probablemente veremos sorpresas muy positivas”, pronostica.
Por lo pronto, los Zingarelli contemplan abrir una enoteca, su propio wine bar en Castellina. ¿Planes de expansión fuera de Italia? De momento no, aunque Sergio admite que le habría gustado hacer algo en Argentina.
¿Ha habido series de televisión sobre el vino en Italia como “Gran Reserva”, España, o “Falcon Crest”, en los Estados Unidos?
“No, pero en Brasil sí hubo un filme sobre Chianti que estimuló mucho que los enófilos de ese país se estimularan por conocer más sobre nuestra región”, comenta.
Gastronomía de spaghetti sí hubo en el menú de vinos del patriarca, Italo, aunque sobre vinos no hubo ningún filme. Curiosamente, cuenta Sergio que la única película premiada de Italo Zingarelli no tuvo éxito comercial. “Trataba sobre cómo una prostituta podía armonizar la necesidad del público y los intereses del estado”.
De lo que no hay duda es que a Italo le gustaba comer bien, como a Sergio, aunque las redondeces delatan que se ejercitaba menos, y también que era un apasionado del arte, y en su memoria la bodega realiza un certamen bienal de pintura para destacar el talento de jóvenes artistas europeos.
El primer premio, un tatuaje del paisaje de las viñas de Rocca delle Macie, acompañadas del Gallo Nero, y el segundo un recuerdo a Il Signore Vignaiolo Perbacco, Italo Zingarelli. Un italiano apasionado cuyo más valioso Oscar fue conquistar a su propia familia y sentarla a la mesa en torno a un libreto de vinos, que si antaño se maridó con el recuerdo de aquellos spaghetti Western, hoy se armoniza con un menú de sueños para seguir rodando vinos de película.
Vermentino: una uva blanca que se importó de España vía Córcega a fines del siglo XIV. De buen vigor y abundante productividad, los vinos de vermentino tienen un matiz amarillo pajizo con reflejos verdosos. Su aroma es afrutado y vegetal, con una estructura gustativa fundada en notas frescas y un cuerpo medio.
La Universidad de Florencia se encuentra realizando estudios sobre las cepas autóctonas al igual que el Centro Nazionale di Ricerca.
Botella Chianti
un ícono del vino
Descrito por la Accademia della Crusca en 1887 como un vaso de cristal, sin base y una cobertura de paja, que cubre el cuerpo y hace las veces de su base, el fiasco toscano tiene una historia de más de siete siglos.
En en siglo XIX era ya un recipiente de uso común, exportado fuera de la Toscana y un testimonio excepcional del vino italiano en el mundo.
Los primeros testimonios sobre los frascos toscanos se remontan al surgimiento y desarrollo del arte de vidriería, a fines del siglo XIII. Durante el renacimiento, muchos artistas y científicos hacían referencia a los frascos.
Con el tiempo, se hicieron mejoras a la silueta y constitución técnica del envase, que también mejoraron su aptitud para el transporte y exportación. En la década del 1930, con el fin de proteger la imagen internacional del envase, se promulgó una ley que prohibía la exportación internacional de envases vacíos, con el objetivo de prohibir que se reutilizaran los envases en el embotellamiento de vinos de inferior calidad. Una premonición que se hizo realidad con el tiempo, cambiando incluso la paja que lo cubre por plástico, lo que hizo que la imagen del envase se empezara a asociar con vinos decadentes.
En los últimos años, gracias a la intervención del Consorzio del Fiasco Toscano, se intenta reportar los recipientes actuales a su antiguo estilo original, a fin de restituirlo como envase de grandes vinos.
Mona Lisa en Enotria
Los portones de Cusona se abren como la tapa de una caja de música de donde surge una ballerina. La danzarina, delgada, graciosa y con sonrisa de Mona Lisa, rítmicamente se desplaza como si le dieran cuerda e hiciera piruetas en posición de arabesco, inclinándose hacia sus invitados al final de cada giro para servirles un poco de vino, y en cada copa derramar siglos de historia familiar e italiana.
Creció en un mundo de uvas y copas, así como también de fotos, papeles y el peso de la historia toscana. Pero a los cinco años la llevaron de viaje a París, y allí, admirando un ballet, la pequeña Natalia descubrió su vocación por la danza, y una pasión que pronto se volvió un sueño obsesivo entre tutús y zapatillas de punta. Y viendo que la niña tenía talento para aquello, un amigo de la familia, Rudolf Nureyev, la estimuló a alcanzar su sueño de forma profesional. Así, a los 15 años dejó a su familia entre Florencia y Siena para irse a Rusia, donde prosiguió su carrera en San Petersburgo en el prestigioso Teatro Kirov Mariinsky. Como evolución natural, también se volvió actriz, y aunque le gusta mucho comer pasta, no llegó a trabajar en los spaghetti Western de Italo Zingarelli, pero sí lo hizo a las órdenes de prestigiosos directores fílmicos como Claude Lelouch o Alberto Sordi.
Y con Nureyev, Sordi, Gregory Peck, Kennedy, Sarkozy, Berlusconi, Tony Blair y otros tantos famosos hay en una estancia muy familiar de la villa familiar toda una pared repleta de recuerdos de cine, política y vino, que dejan constancia de la influencia de los Guicciardini-Strozzi en los círculos de poder internacionales.
En ellos proliferan los de Natalia, una joven mujer del siglo XXI, pero que arrastra casi 12 siglos de historia familiar a cuestas, que habla cinco idiomas, que antes de dedicarse al vino ---mujer en un universo hasta hace poco muy masculino--- ya había plasmado su agitada historia en un libro de memorias, que es sumiller certificada por la AIS y que pone toda su energía al servicio de las bodegas familiares con sede en Cusona, lugar cuya historia se remonta al 994.
¿Cómo se supone que te llame? ¿Condesa, por los Guicciardini, o princesa, por los Strozzi?
“Principessa”, afirma, aunque más recientemente descubierto, también descendiente, por la línea de los Strozzi, de Lisa Gherardini del Giocondo, la Mona Lisa.
Juntos, pero no revueltos, los Giucciardini y los Strozzi tuvieron como denominador común a los Medici. En el juego de poder de la Florencia renacentista, los primeros aliados, y los segundos, enemigos acérrimos. Y los ilustres personajes y la influencia política y económica de ambas familias, unidas repetidamente por vínculos de sangre a través de una historia de siglos, juntaron política con finanzas y vinos para crear una de las más poderosas familias de la aristocracia italiana, que ha marcado la historia no sólo de Toscana, sino también de Italia y de Europa.
Francesco Guicciardini fue un político de relevancia, historiador, filósofo y gobernador del Estado Pontificio. Su obra Historia de Italia, que describía sucesos acaecidos entre fines del siglo XV e inicios del XVI, le revelaba con un partidario y precursor de la unidad de Italia. Pero quizás más interesante fue el hecho de que fuera el primer peldaño de una célebre carrera política, la de Nicolás Maquiavelo, otra suerte de príncipe menos noble para quien el fin justificaba los medios, y estrenó su propia carrera política como secretario de Guicciardini, cuyos descendientes aún conservan muchos escritos originales del autor.
Los Strozzi, poderosos banqueros, hombres de Estado y caudillos, fueron los más acérrimos rivales de los Medici. Exiliados de Florencia después de la ascensión al poder de Cósimo de Medici, forjaron en Nápoles y Roma su fortuna, una que luego permitiría a Filippo Strozzi construir el magnífico Palacio Strozzi, el más grande testimonio monumental del Renacimiento florentino.
Así en el ensamblaje centenario de la familia, no sólo se juntaron, los Giucciardini con los Strozzi, sino también Maquiavelo, Leonardo Da Vinci, Winston Churchill, cuya familia Malborough también emparentó con estos nobles toscanos, y Dante Alighieri, quien ya en su Divina Comedia medieval alababa a la vernaccia de San Gimignano, que diera fama a Cusona, la villa familiar.
Con una extensión de 530 hectáreas, Cusona se erige entre las colinas toscanas de Siena que miran al poblado medieval de San Gimignano y el documento más antiguo que habla sobre esta hacienda de los Guicciardini Strozzi sitúa su fundación en el 994, lo que le confiere más de mil años de historia.
La vernaccia, con apellido de San Gimignano, es una uva blanca por la que incluso los habitantes del pueblo estaban dispuestos a ir a la guerra, no en balde los mismos Médici le enviaban vinos de vernaccia al Papa.
La familia adquirió Cusona más o menos en el siglo XV. Alrededor del 1850 inició la construcción de la gran bodega con galerías subterráneas y en los primeros años del siglo XX , otro Francesco Guicciardini, alcalde de Florencia, ministro de Agricultura y Asuntos Exteriores italiano convirtió a Cusona en una hacienda modelo, a la vanguardia y de relieve nacional. Al punto que hasta la casa FIAT les obsequió el primer “tractor” que fabricaron, y que aún se conserva en la bodega.
En 1933, para conmemorar el nacimiento de uno de sus hijos, el abuelo de Natalia fue el primero en embotellar vinos de vernaccia, una uva con la que se elaboró vino por primera vez en Cusona en 1200. Hoy, la bodega conmemora ese hecho con una etiqueta, Cusona 1933, producida también con vernaccia de la región. Es, precisamente, de la cosecha 1933 el vino más viejo en las actuales cavas de la bodega.
“El lema de nuestras bodegas es unir tradición y vanguardia. Mi padre siempre nos ha dicho que hay que enriquecer la tradición sin cortar el hilo que nos une a ella”, señala a Divinidades la princesa Strozzi, décimo quinta generación de la familia.
La átmosfera de Cusona no deja de evocar aquella casa junto al lago de The Sound of Music por donde se paseaba la familia Von Trapp. Cuidados jardines, balaustradas, viñas en lugar de estanques, y una residencia con mucha historia, pero sobria por dentro, rodeada por cedros del Líbano y con un área abierta donde se crían faisanes que luego se cazan.
A un costado de la Villa, el espacio de bodega, un local antiguo, con aires estar anclado en la primera mitad del siglo XX, con antiquísimos depósitos de hormigón, toneles de castaño, y una cava subterránea de crianza con botellas de vernaccia colocadas en pupitres que recuerdan la imagen de la mismísima Champagne, donde las cavas se utilizaron como refugio de guerra como piensa Natalia pudo haber sucedido con éstas durante la Segura Guerra Mundial.
En el tope de la estructura, la Vin Santaia, un espacio que es casi un palomar relleno de barricas que los Guicciardini Strozzi tapan con cemento, para evitar la evaporación del Vin Santo que contienen, mientras se añeja.
Casi unida a la bodega, un amplia área de estar, como ésas de los palacios de fin de semana que ocasionalmente aparecen en el ¡HOLA!, con su acogedora chimenea, cierto desorden de museo de cosas con cierta edad, decorado con gusto y clase pero sin ostentación, y rebosante de recuerdos de familia, donde la anfitriona, sin ínfulas aristócratas, se sienta a la mesa como una más del grupo. Come mucho y aceleradamente, pero no cocina. Un séquito de empleados se encarga de cocinar y servir, de pasta fresca a una suculenta tarta de almendra rellena de crema, receta de la abuela de Natalia, que es imposible no repetir acompañada del Vin Santo de los Guicciardini Strozzi.
De los vinos, se encarga directamente Ivaldo Volpini, enólogo corporativo del grupo, que lo hace y junto con Natalia, lo sirve en esta ocasión. En total en la empresa, un conjunto de 22 vinos diferentes, incluidas grappe de vernaccia, pues a partir de 1999, el grupo familiar comenzó a expandir sus tentáculos vinícolas a nuevos proyectos en la Maremma Toscana (Bolgheri, Scansano, Montemassi) y en la isla siciliana de Pantelleria. Vittori Fiori y Barbara Tamborini son consultores enólogicos del grupo.
De la Maremma, en concreto, surgen vinos como A. Solo, un exclusivo monovarietal de petit verdot, u Ocra, ensamblaje de cepas nobles del Ródano y Burdeos, muy asequible de precio, o el blanco vermentino Arabesque, que une vino y danza. Entre los tintos históricos de Cusona, el Sòdole, 100% sangiovese y el Millanni, creado para celebrar el milenio de la hacienda, con un ensamblaje de esta cepa, merlot y cabernet sauvignon.
¿Qué piensas de las guías sobre vino?
“En general no creo en ellas, no me gustan y no entiendo qué puede marcar la diferencia entre un 83 y un 86. De todas maneras, opino que algunas son serias porque nos han puntuado bien sin haber conocido nunca a nadie de la bodega, con lo cual no ha habido otras influencias de por medio, pero también es cierto que nunca se han preocupado por venir a conocernos aunque hayan estado muy cerca de algunas de nuestras bodegas”, indica.
En la década del 1970, su padre, el Príncipe Girolamo Strozzi, inició la comercialización internacional de los vinos, lo que realiza con su esposa, Natalia y su hermana Irina. Es la exportación el objetivo primordial de la bodega y, de hecho, Strozzi fue el primero en exportar vino de vernaccia a los Estados Unidos, de ahí su foto con los Kennedy en el mural de imágenes del salón.
Tanto los Guicciardini Strozzi como los Antinori son apasionados de su herencia familiar. Pero también del negocio del vino. Natalia Strozzi, de talante italianísimo y hoy encargada de esa difusión internacional, es apasionadísima de los suyos, y aunque aquí los ricos no lloran, le principesse también sí venden vino.
San Gimignano: torres de vernaccia
En Cusona un momento memorable, el disfrute de un aceite de oliva de la cosecha 2010, recién prensado y embotellado, verdosísimo, puro jugo de aceituna moraiolo, frantoio, leccino y pendolino que es tan espeso que parece crema. En boca es frutosamente dulce, grueso y envolvente, una joya de aceite sin parangón entre todos los otros disfrutados en Toscana.
Y es que lo que en algunos otros países productores puede ser más bien excepción o algo que recién se introduce, en Toscana es la norma, que casi simultáneamente a su elaboración de vino, una bodega también producirá aceite de oliva. Es resultado del concepto azienda agrícola, donde además de vino se producían un sinnúmero de otros productos agroalimentarios, como la miel, que en muchos casos también prevalecen hasta hoy.
Antinori también hace el suyo, biológico, que conste, pero también lo tienen Rocca delle Macie, o Castellare di Castellina, o Grattamacco, por mencionar otras tres bodegas.
Así que además de con vides, el paisaje toscano está inundado de olivares. No es la excepción en ruta a San Gimignano, uno de tantos pueblitos medievales colgados en la altura donde casi roza el borde del sol cuando empieza a caer la tarde y se ilumina con la actividad mercantil agrícola a tempranas horas de la mañana, reflejado también en ladrillos asalmonados y caramelo, o en la mostaza de las edificaciones que les hace relucir aún más.
Pero San Gimignano sobresale en todo el paisaje por sus torres altísimas que a la distancia parecen rascacielos de piedra antigua en medio de viñas y colinas, con una semejanza impresionante a las derruidas Torres Gemelas de Manhattan. Ni ápice de duda de que debieron de ser su inspiración.
Un sinfín de vinotecas por estrechas callejuelas, almenas en las torres, banderas de forma heráldica, una antigua cisterna de agua en la plaza principal, un mercado a un costado de la catedral enmarcado por un cielo temprano donde la luna aún sonríe inclinada saludando a berenjenas de tersa y brillante pie púrpura, flores de calabacín, rábanos enormes, y hasta ese repollo verdoso oscuro tan importante en tantas recetas toscanas. Un lugar donde por primera vez se amanece en Toscana sin aroma a pan recién hecho, sino con una alarma de reloj a Medioevo puro. Si Florencia es renacentista, los pueblos que circundan la Toscana, como San Gimignano son medievales.
En la vieja ciudad, hay también un museo donde pueden disfrutarse los vinos de la zona, pero con el objetivo de conocer mejor el terruño a través de la degustación. Es uno de los esfuerzos que realiza el Consorzio de la Denominazione San Gimignano, que congrega a la casi totalidad de productores de la región y que es responsable de la reglamentación, la promoción, así como las tareas de investigación y desarrollo de los elaboradores miembros.
El Consorzio se creó en 1972, aunque fue en 1993 que la producción de vernaccia, una uva que sólo se cultiva en San Gimignano, alcanzó la DOCG Vernaccia di San Gimignano. Hay unas mil hecáreas dedicadas al cultivo de vernaccia, que se cultiva desde tiempo medieval. Además de ésta, en la región hay plantadas otras cepas, predominantemente autóctonas, que dan base a tintos, rosados y espumosos, una producción de unos cinco millones de botellas de la que se exporta aproximadamente la mitad, especialmente a Estados Unidos y Alemania.
“Ahora se están introduciendo clones de vernaccia, luego de haberlos sometido a experimentación”, explica a Divinidades Letizia Cesani, presidenta del Consorzio, donde al igual que sucede en el resto de la Toscana, las madonne del vino cada día son más, especialmente en la nueva generación de empresas familiares dedicadas al negocio.
Uno de los grandes cambios en la producción regional ha tenido lugar precisamente este año, cuando se ha incrementado de 10 a 15% el total de uva foránea que puede utilizarse en los ensamblajes blancos, siempre que no se trate de cepas “aromáticas”.
Los vinos de vernaccia son generalmente vinos jóvenes, aunque hay bodegas que sí apuestan por propuestas con crianza para perdurar a largo plazo, porque a pesar de no ser muy perfumados en su juventud, sí se inclinan al envejecimiento.
“2009 fue una buena añada en San Gimignano”, indica Cesani. Los vinos que se describen como “Selezione”, son generalmente vinos tipo cru, razón por la que se emplea la madera en su elaboración. Los “Riserve” tienen dos años mínimo de envejecimiento.
Otro contraste de vernaccia lo ofrece Capella Sant’Andrea, donde la joven pareja compuesta por Flavia del Seta y su esposo han convertido en bodega en toda regla, más que a una hacienda, a una casa familiar llena de recuerdos añejos como fotos antiguas del Ponte Vecchio, de aperos de campo, llaves, damigiane y viejas botellas de vino, que conviven en la inspiración con un cuidado jardín de viñas, cabras, burros, gallinas protectoras con sus pollitos y altos cipreses típicos de la Toscana que se doblegan ondulado de lado a lado mientras el viento helado los jamaquea.
Flavia sigue la tradición del nonno, esa figura omnipresente y paradigmática en la cultura vida italiana, que ahora se ha traducido en una bodega pequeña, pero con una filosofía de mantener un gran respeto por el trabajo que se realiza en la viña, donde se practica un cultivo biológico. Unas ocho hectáreas de terreno arcilloso-arenoso con vernaccia, sangiovese, colorino, merlot y canaiolo, con cepas de mayor edad, unos 43 años, de las que salen algún tinto, rosados de sangiovese y merlot, pero también un blanco vernaccia regular y otro más seleccionado, de los que se catan varias añadas para ver su potencial de evolución a largo plazo.
Ya en los locos años 20 del siglo pasado, Mario Incisa Della Rochetta soñaba crear un vino italiano que equipara a los de Burdeos, símbolo de alcurnia en ese entonces. Establecido en la Tenuta de San Guido, en la costa del mar Tirreno, comenzó a experimentar con cepas francesas y determinó que la cabernet sauvignon era idónea para el vino que buscaba elaborar, ya que el terreno ---de sasso, piedra---, donde trabajaba tenía muchas similitudes con el Graves bordelés, a pesar de que Mediterráneo-Tirreno y Atlántico no son similares, por lo que en Bolgheri, apenas a cinco kilómetros del mar, las amplitudes técnicas son menores. Esto constituía toda una revolución en un lugar donde la tradición favorecía a las sangiovese y las nebbiolo de la Toscana y el Piamonte.
Allí en Bolgheri tenían un importante patrimonio de tierras los Della Gherardesca, cuyas hijas se casaron una con Della Rochetta y otra con Niccolò Antinori.
Poco comprendidos en un universo regional de vinos más ligeros y prontos para beber, los potentes vinos de Incisa permanecieron en el ámbito familiar hasta la década del 1960. A mediados de ésta, plantó más cabernet sauvignon y cabernet franc, muy próximos al mar. Y en 1968 nació en Bolgheri la primera añada comercial de Sassicaia, un súper toscano, el primer vino italiano de gran repercusión internacional y el que puso a la Maremma vinícola de nuevo en el ojo público.
Sassicaia, al cual luego siguieron otros grandes nombres como Ornellaia, originalmente de Lodovico Antinori, es el único vino de pago en Italia, uno con su denominación de origen propia, DOC Bolgheri Sassicaia.
Pero además de estos monstruos vinícolas, en Bolgheri hay también bodegas más pequeñas con excelentes producciones, muchas a cargo de una nueva generación, muy comprometidos con lo que hacen, y tan agradecidos de que se les reconozca su calidad que se emocionan hasta las lágrimas. Entre estas etiquetas hay blancos, rosados, otros tintos y Vin Santo, con producciones también reguladas por indicaciones como Bolgheri DOC Vermentino, DOC Rossso o DOC rosso Superiore.
Una de las primeras bodegas de Bolgheri en seguir los pasos de Sassicaia y Ornellaia fue Grattamacco, una empresa fundada en 1977 con el objetivo de dar continuidad al interés que se había generado por una zona que aparentaba ser una nueva cuna para la cabernet sauvignon en Italia.
Ubicada a 120 metros de altitud, Grattamacco es la bodega más alta de Bolgheri, unas 13 hectáreas de vid, y también algunas de olivares rodeadas por un amplio bosque.
La primera añada de Grattamacco, el nombre de la casa fattoria familiar que alberga la bodega, fue la del 1978, con un vino que ensamblaba esa cepa, con merlot y sangiovese, una cepa autóctona que siempre ha estado presente en los vinos de la bodega. Es, no obstante la cabernet la que ocupa el 60% del viñedo, donde también hay plantada la blanca tradicional de la Maremma, la vermentino. Hoy, la bodega apuesta por la agricultura biológica.
Grattamaco somete sus vinos a largas maceraciones y utiliza barricas abiertas y con algún uso para realizar sus fermentaciones, lo que también permite realizar bâtonnage durante la fermentación. Apuesta por levaduras naturales y su sala de crianza es como un óvalo de hormigón en que se busca crear una atmósfera de humedad natural y donde hay aperturas que permiten observar el contexto del suelo en todo su detalle. Al igual que en Rocca delle Macie, muchos depósitos de Grattamacco están al aire libre.
Desde su fundación, la bodega ha cambiado de manos pero la filosofía de trabajo se ha mantenido inalterada. A cargo de la elaboración el enólogo Luca Bracianti, quien llegó en 2005 a la bodega procedente de Cinque Terre.
El conjunto de vinos de Grattamacco sobresale por su mayor complejidad aromática. Sus tintos Riserva pasan entre 16 y 18 meses en barrica. Algo interesante, su anterior propietario, Piermario Melleti, quien aún mantiene vínculos con la bodega, conserva algunas botellas con hasta casi dos décadas a cuestas, que ofrece en degustación para constatar los cambios que han sufrido los blancos de Grattamacco con el tiempo, pero también el potencial evolutivo de la vermentino.
En la Toscana marítima hay una nota dulce única, la de los vinos dulces de la Isla de Elba, donde el vino pasificado de uva aleatico es quizás el producto más típico e interesante. Unos vinos elaborados de uva aleatico y que, de color cobrizo, son idóneos para acompañar chocolate. La aleatico es también uva de los vinos de la Isla de Capraia, otra del archipiélago toscano, con una historia centenaria, que la hizo pasar de unas manos a otras, francesas, inglesas, corsas e tialianas, conforme variaba la geopolítica de la región.
Pero en la costa de tierra firme vuelven a reflejarse esos pueblos en las nubes, elevados en lo alto que miran un horizonte de viñas e historia al borde del mar. Es el caso de Suvereto, un burgo medieval cuyo origen se remonta a antes del año mil, encuadrado en las colinas que dominan el mar y la costa de los etruscos, en el verde valle atravesado por el rio Cornia, rico en arte e historia, así como con un centro histórico de empinadas calles y arquitectura medieval que culminan en La Rocca, vestigios de un pasado milenario en lo alto.
En Val di Cornia producen unas ocho etiquetas, de las que se encarga Gaetano Conte, director técnico de Rubbia al Colle. La bodega tiene una vocación de poca intervención, con lo cual utilizan cubiertas vegetales en viña y tratan de practicar el cultivo biológico en el manejo del viñedo y también mantener en bodegas procesos de vinificación y preservación lo más naturales posible. Incluso se busca generar energía de manera autosuficiente gracias a un conglomerado de paneles solares.
De enormes dimensiones, al traspasar la entrada, se abren las puertas a un enorme salón donde se conjuntan áreas de fermentación y crianza con un impecable organización donde acero, toneles y depósitos troncocónicos de manera conviven en un mismo espacio.
En éste, toda una novedad en materia de elaboración, que toma el barro, la terracota de la cultura etrusca de la zona y lo moldea en forma de barrica.
“La idea de crear barricas de barro surgió para un mejor manejo de la sangiovese, una uva con menor estructura que la merlot o la cabernet, a la cual no siempre le sienta bien la madera, y por ello pensamos utilizar el barro para afinar los vinos de sangiovese de manera más natural”, explica Conte.
Remontándose al uso de barro en épocas antiguas, decidieron llevar una barrica de madera a una alfarería florentina, la cual reprodujo la forma en barro, con la única diferencia de que en lugar de espacio para colocar un tapón de silicona, se dejó una abertura cuadrada más amplia, que se cierra con un propio trozo de barro, que permite realizar bâtonnages con mayor facilidad. Así nació el barricoccio, barricas de terracota, que Rubbia al Colle es la primera bodega en utilizar en la región y cuyo uso estrenó en 2003.
¿Por qué no optar por crianza en depósito de acero inoxidable?
“En realidad, el inox no es tan inerte como se piensa, la terracota sí lo es, incluso a nivel de temperatura. Nuestro objetivo es más una búsqueda de afinamiento. La barrica ofrece una mayor superficie de contactos de las levaduras con el vino y además no hay oxidación porque el barricoccio no respira, lo cual redunda en vinos de sangiovese más afinados, más maduros y elegantes, pero manteniendo mejor el carácter varietal de la cepa”.
El afinamiento del vino, detalla Conte, es más pronto en el barricoccio, que ha reducido en unos seis meses el tiempo de disciplinar los sangiovese. “Lo que antes se lograba con 18 meses en madera, ahora se logra con 12 en barricoccio”, añade. Otras ventajas del barro son que no se desgasta, contrario a lo que sucede con las barricas de roble, ayuda reducir el impacto ambiental, sin contar con un aliciente económico, pues un barricoccio puede costar unos 250 euros, una cifra mucho menor que los 600 u 800 euros de una barrica de roble. “En resumen, estas barricas de barro tienen un fin enológico, económico y cultural”, resume.
Procedente de una familia de viticultores, Conte llegó a Rubbia al Colle hace unos tres años luego de un periplo por Lombardía, Campania y Toscana. Toda la producción de vid es de cosecha propia.
Entre sus vinos más apreciados y en sincronía con el concepto de sustentabilidad y poca intervención que guía la bodega, los de la línea Tutto Natura, “en los que se deja hacer a la naturaleza lo que ya hacía”. El vino se elabora si las condiciones climáticas de esa añada son favorables a la no intervención, produciéndose uno a partir de sangiovese, y otro mucho más logrado de Cabernet Sauvignon. Contrario a la mayoría de otras bodegas, el mercado principal de Rubbia al Colle es el nacional italiano.
En la línea de Rubbia al Colle, Petra, que si bien no sigue la línea de integración al paisaje como bodega underground, es una bodega de nueva factura que sí mantiene la monumental arquitectura que refleja a la perfección el perfil de sus vinos muy estructurados y con vocación de longevidad.
La ubicación estratégica de Montepulciano fue una gran influencia en la historia y forma de esta ciudad de la provincia de Siena, con unos 15 mil habitantes y un entorno que la encierra entre vides y olivares. En la región se produce su famoso Vino Nobile de Montepulciano, uno de los más antiguos de Italia y con una calidad que le ha merecido el rango de DOCG.
Las colinas arcillo-arenosas de la zona la convierten en el terreno ideal para el cultivo de la prugnolo gentile, clon de la sangiovese de la que se obtiene un vino de poco rendimiento pero gran prestigio. Hay otras cepas autóctonas que también pueden emplearse en el ensamblaje. Los tintos nobles de Montepulciano se someten a largos afinamientos y alcanzan su punto óptimo de consumo entre los ocho y quince años luego de su cosecha.
En Montepulciano se elaboran también i pici, conocidas pastas italianas en forma de grueso y largo fideo, así como la ribollita, una sopa de habas y verduras.
¿Cuál es el futuro del vino toscano? Como señala Piero Antinori, el porvenir pasa por aspectos productivos y comerciales, donde se mejore la gestión del viñedo, se reoriente la producción, se haga una criba de productores, se potencien las zonas emergentes y se posicione al conjunto regional con la misma firmeza y reputación que durante años se ha hecho en mercados más consolidados.
A través de casi todo espacio toscano se pueden hallar estampas de evocación religiosa, madonne y trípticos con un fondo siempre dorado como el sol florentino. El vino se vive como una religión, y se expone, como las imágenes artísticas, con un brillo que le hace relucir como el arte mayor.
Este año se destacó de manera especial el rol de la mujer y las nuevas generaciones en la elaboración del vino, con 217 etiquetas elaboradas en bodegas propiedad o manejadas por féminas, y otras 152 etiquetas elaboradas por enólogos de menos de 40 años.
Luego de su presentación en Florencia, los vinos seleccionados emprenderán un recorrido que los llevará a Nueva York en enero de 2011, a Londres en marzo, y luego a Shangai, Tokío y Montréal, además de tener una presencia en importantes eventos del próximo año, como Vinitaly (Verona), Prowein (Düsseldorf) y Vinéxpo (Burdeos).
Divinidades y Viajes & Vinos agradecen al gobierno de Toscana, a través de su Toscana Promozione, su invitación a tomar parte de la Selezioni di Vini Toscana y su Buy Wine, un evento que se destacó por la altísima calidad de los vinos más laureados de la competencia, y a recorrer algunas de las más importantes zonas productoras de la región, para profundizar en el vino, el aceite y la enogastronomía toscana.
Para rutas de vino en Toscana: [email protected]
Le llevaron a Francia los trozos de vino al maestro enólogo Émile Peynaud, quien empezó a juguetear con las piezas de aquellos terroirs, reconociendo la excelente calidad de los Cabernet Sauvignon provenientes del terroir de Puente Alto. Como éste no podía hacerse cargo del proyecto a largo plazo, sugirió el nombre de Jacques Boissenot, asesor de los más reputados châteaux bordeleses y su más cercano colaborador, para apoyar a Concha y Toro en el proyecto de hacer el mejor Cabernet Sauvignon de Puente Alto, un vino de calidad superior, proveniente de un terroir específico y al que decidieron bautizar con el nombre del fundador de la bodega: Don Melchor.
En 1883, Don Melchor Concha y Toro y su su esposa Emiliana Subercaseaux decidieron establecer no lejos de Santiago un negocio de vinos. Escogieron el pequeño poblado de Pirque, a orillas del río Maipo y a los pies de los Andes como destino de plantación de las primeras cepas viníferas procedentes de Burdeos, y también como sede de una casona familiar y las bodegas para la vinificación y crianza de sus vinos.
Don Melchor Concha y Toro había desarrollado una gran fortuna proveniente de la próspera industria minera en Chile y Doña Emiliana Subercaseaux, era hija de un connotado terrateniente de esa época.
El negocio familiar creció rápidamente en prestigio y tamaño, al punto de que en 1933 dejó de serlo al comenzar a transar acciones en la Bolsa de Comercio de Santiago, dando paso a las primeras exportaciones de vinos chilenos al mercado internacional. Un crecimiento que tuvo un impulso mayor en la década de los 50 cuando Eduardo Guilisasti Tagle, hombre visionario, gran empresario y comprometido tanto con la empresa como con el país, asume el control de Viña Concha y Toro S.A. y, convencido de que Chile poseía condiciones extraordinarias y ventajas competitivas inigualables para destacar en la industria vitivinícola internacional, emprende una importante expansión del negocio, con adquisición de nuevos viñedos, nuevas bodegas, inversiones en procesos de vinificación de alta tecnología, importación de procesos de punta para la producción y guarda de los mostos, y aumento de la capacidad operativa.
Por aquel entonces los Larraín cuidaban otra proyecto. “Mi papá tenía una viña, Santa Elena, sin hache. Pero a causa de la reforma agraria se la expropiaron”, recuerda Alfonso Larraín con tristeza. Aunque él no era empleado de aquella viña, sí trabajaba allí los fines de semana, feriados, y le tenía cariño porque estaba bien cuidada.
Al terminar sus estudios, fue a trabajar a la Bolsa de Comercio de Chile en una firma de corredores de bolsa. “Cuando empecé a analizar el negocio para hacer recomendaciones a los clientes, me percaté de que las acciones de Concha y Toro ofrecían unos valores en bolsa muy atractivos como inversión. Como siempre me ha gustado hacer negocio y aquél era uno muy bueno, yo mismo empecé a comprar acciones, hasta que logré acceder a la junta directiva de la empresa”, recuerda su hoy presidente.
Larraín tendría entonces unos 30 y pocos años, y cada acción de Concha y Toro se cotizaría a unos 5 pesos chilenos. “En aquella época Concha y Toro podría valer unos $ 10 millones. Hoy, vale $ 1,800”, detalla.
Así entro al Comité Ejecutivo de la empresa, lo que para él constituyó una revelación. “Desde dentro, vi que el potencial de Concha y Toro era muchísimo mayor del que se percibía por fuera”, recuerda. Y empezó a echar en su bolsa de Rey Melchor toda una colección de oportunidades, como la exportación, un proyecto que le encargaron una vez en la junta directiva. Luego siguió escalando posiciones gerenciales, hasta que en 1998 asumió la presidencia.
Y entre tanto, de vez en cuando viajaba a ver franceses. Y a llevarles en su maleta de Vinexpo 1989 botellitas especialmente empacadas con la primera cosecha formal de aquel vino que Peynaud ensamblara por vez primera, y que en 1987 comenzaría a repartir al mundo regalos de satisfación.
Don Melchor fue un vino fruto del espíritu emprendedor de Concha y Toro, que además abrió una nueva era para la industria vitivinícola de Chile, posicionando al país como a un productor de vinos de clase mundial.
Si dos cosas resalta Larraín de las vivencias de sus largos años en Concha y Toro una es precisamente el haberse percatado de la capacidad chilena de producir vinos de clase mundial y la otra es el haber reconocido las posibilidades de internacionalización del vino chileno.
“Pero una cosa es decirlo, y otra cosa es hacerlo y ahí es que radica el trabajo de tantos años, porque hay que detenerse a ver todo el esfuerzo que conllevó preparar la infraestructura para convertir ambas posibilidades en realidades. Montar la infraestructura, preparar el abastecimiento para la producción, conseguir los materiales, comprar las viñas, obtener la inversión para realizarlo, e incluso considerar la ubicación geográfica de Chile en un hemisferio diferente al de sus mercados prospecto en el Norte, y los cambios de temperatura que conllevaba el que los vinos atravesaran el Ecuador para llegar a esos destinos. Todo eso conllevaba una tecnología que conllevó tiempo y esfuerzo implantar”, detalla a Divinidades.
A Concha y Toro llegó de manera casi providencial. Su familia no tenía tradición en el vino pero como a él sí le gustaban los cultivos se interesó por estudiar agronomía. Al concluir la carrera, ponderaba dos ofertas profesionales, entre las que resultaba muy difícil escoger. Un día fue a comer con un amigo y le sirvieron Marqués de Casa Concha. Y Tirado lo comprendió como una señal de que tenía que decantarse por la oferta de Concha y Toro. Así, tras el milagro, se unió en 1993 a la bodega y en 1995 se integró al equipo enológico de Don Melchor del cual se hizo cargo a partir de 1997.
Como otros vinos, Don Melchor nace en la viña, resultado de una búsqueda de un perfecto equilibrio que busca concentración de color, aromas y sabores. En vendimia, hay dos mesas de selección, una de racimos y otra de bayas, y luego de la fermentación alcohólica se hace una maceración post fermentativa por unas dos a tres semanas. Antes de embarricar se catan los vinos y se hace el ensamblaje que pasará a criarse en barricas francesas de uno o más usos donde pasará entre 14 y 15 meses. La bodega destaca los beneficios que aporta la diversidad de los mejores componentes de las parcelas que se fusionan en la mezcla final.
Tan orgullosos están de la especificidad de Puente Alto, que en las botellas este territorio se indica como una Denominación de Origen. Larraín explica que en Chile, contrario a otros países productores del Viejo Mundo que cuentan con organismos reguladores para la elaboración territorial del vino, sólo basta que la bodega pueda demostrar al Servicio Agrícola Ganadero chileno que 75% de las uvas con que se elaboró el vino provengan de ese lugar específico para poder usar el indicativo de DO, sin estar sujetos a otros estatutos reglamentarios territoriales que regulen el cultivo, la vinificación o el envejecimiento.
¿Ha considerado Don Melchor lanzar un vino aún más exclusivo de su terruño, quizás un vino de una parcela específica? Tirado no responde de súbito. Mira fijamente, piensa, y aunque no lo afirma tampoco lo niega. ¿Será que la idea no es tan descabellada? De hecho, cuenta que en 2003 hubo algo de Chardonnay en el viñedo aunque luego se arrancó. También han plantado Petit Verdot, y según cómo se comporte evaluarán si emplearla en los ensamblajes de Don Melchor.
¿Se hace algún trabajo en Chile por potenciar un patrimonio vitícola autóctono?
“Lo que domina en el viñedo chileno son cepas nobles internacionales. La cepa emblemática es la cabernet sauvignon, la carmenère es la diferenciadora”, indica.
Consistente con la tendencia de la ir hacia elaboraciones con cada día menos intervención, Tirado señala que en Don Melchor buscan la sostenibilidad y lo natural, pero también están conscientes de la aportación positiva que puede brindar la tecnología. De ahí que haya un departamento de investigación y desarrollo, tanto vinícola como ecológico.
Con la presentación de la cosecha 2007, Don Melchor cuenta ya con 21 añadas en el mercado, lo que le convierte en el único y primer vino chileno con esta trayectoria y con la responsabilidad de dar a conocer al mundo entero el gran potencial de Chile como extraordinario productor de vinos de clase mundial.
“Fuera de Don Melchor, en Concha y Toro realmente no hay un historial de vinos viejos, quizás algún Marqués de Casa de Concha de los 70. De Don Melchor hemos hecho catas verticales y ha mostrado un buen envejecimiento”, indica Tirado.
Además de estrenar la añada 2007, la visita de Larraín y Tirado a Puerto Rico sirvió para ver parte de esa evolución en perspectiva de pasado y futuro, con una cata que incluyó varias añadas de Don Melchor, así como un detalle sumamente innovador, la cata de los vinos de cada una de las parcelas que compondrán el Don Melchor 2009, para poder entender de manera muy específica la aportación de cada terruño al conjunto. Un ejercicio excepcional que culminó con un ensamblaje en vivo de los vinos de cada parcela, escogidos proporcionalmente a su extensión de toda la viña, y que dejó demostrado que el arte del ensamblaje es mucho más profundo y minucioso, con sumas y restas mucho más complicadas.
Concha y Toro entiende la elaboración del vino como la creación de una composición musical. Como complemento al ensamblaje en vivo y en exclusiva para los asistentes a esa cata magistral, la presentación de la añada 2007 de Don Melchor se realizó a los acordes de una sublime interpretación musical en vivo, en que un violoncelista ejecutaba a Bach mientras los asistentes cataban el vino.
Don Melchor ha sobresalido en su desempeño y calidad a nivel global, recibiendo altos reconocimientos que incluyen la designación de sus cosechas 2001 y 2003 al cuarto lugar de la decena de mejores vinos del mundo que anualmente selecciona Wine Spectator. Don Melchor tiene una producción total de unas 180 mil botellas.
Larraín se enfoca en las puntuaciones como un referente de precio-calidad, pues permiten al consumidor comparar dos vinos puntuados con la misma cifra de calidad, pero con una marcada diferencia en precios. “La gente va a ver que hay vinos chilenos de puntuaciones similares a las de muchos franceses, pero mucho más baratos”, explica.
En octubre de 1994, Viña Concha y Toro se convirtió en la primera bodega del mundo en transar sus acciones en la Bolsa de Nueva York. Esto permitió proseguir con la expansión de la viña, aumentar la producción, mejorar la tecnología de vinificación y algo importantísimo, fortalecer el posicionamiento de la marca Concha y Toro a nivel internacional. Y es que la empresa domina la función de márketing como pocas empresas vinícolas en el mundo, pudiendo dar cátedra sobre la comercialización de vino a muchas bodegas y regiones productoras.
A raíz de ese acontecimiento, surgió un proyecto importantísimo del Grupo, Almaviva, vino que elaboran en asociación con el Barón Philippe de Rothschild, y en cuya elaboración también participa Enrique Tirado.
“Siempre me ha gustado hacer negocio y Concha y Toro siempre ha estado abierta a nuevos joint-ventures”, comenta Larraín. “Así que cuando colocamos las acciones en el NYSE pensamos en bucar un socio estratégico para producir un vino diferente, de primer orden, y le pedimos al banco que trabajó todo el IPO buscarnos algunos châteaux franceses que pudieran estar interesados en establecer una sociedad con nosotros. Nos recomendaron varios y al final hicimos el acuerdo con los Rothschild. Eso es algo grande, que una empresa de esa envergadura quisiera hacer negocio en Chile. Es un reconocimiento implícito de la capacidad de Chile de hacer vinos de calidad”, detalla el presidente de Concha y Toro.
Almaviva, cuyas uvas proceden del mismo viñedo de Don Melchor, pretende unir la experiencia y conocimiento del Viejo Mundo con el desarrollo de nuevos terroirs procedentes del Nuevo.
Aunque no se aventura a hacer predicciones para el mundo del vino en 2011, Larraín sí piensa que el potencial de los vinos de Concha y Toro estará en los vinos premium y ultra premium. “Tenemos que estar atentos a los precios y mejorar el mix de las ventas. Hay que tener una gran prudencia en el negocio y los ojos muy abiertos a lo que está pasando en todas partes”, declara.
Los vinos de Concha y Toro, entre los que además de Almaviva o Don Melchor hay otras marcas como Casillero del Diablo o Marqués de Casa Concha, están presentes hoy en 125 países, en muchos de los cuales hay oficinas de ventas y distribución por la importancia de sus mercados. 71% de su producción se exporta, principalmente al Reino Unido, Europa y los Estados Unidos. Diez mil hectáreas de viña, casi el 10% del total de viña noble en Chile. Ventas anuales de 350 millones de botellas. “Pero no me importa la cantidad, lo que me interesa es que sean vinos de calidad, que nuestros vinos estén bien colocados, que aporten conocimiento al consumidor, que sean vinos dignos y la gente quede satisfecha”, declara contundente Larraín.
El objetivo de la empresa es posicionarse como la mejor opción de calidad en cada estamento de precio. Pocas cosas, lo esencial, pero tan enfocadas que son como un guión bien aprendido.“Tener una buena presentación, una imagen agradable y un precio asequible y ponderado que haga a nuestros vinos la mejor opción precio-satisfacción”, dice Larraín. Y también que se les reconozca por su compromiso con el medio ambiente, algo que recalca mucho por la importancia que cobra para él. “Los consumidores son cada vez más exigentes y siempre les gustarán vinos mejores. En las crisis, vuelven a lo que les aporta seguridad”.
Y una apuesta segura. Que el vino está hecho para disfrutarse con comida. “Lo que nadie me puede discutir es que el vino es la bebida que mejor acompaña a la comida. Comer con agua es una cosa, comer con vino es otra. El vino es un alimento, y comer con vino realza tanto comida como bebida”. Un cambio que se está viendo hasta en los países asiáticos, la región en la que los vinos de Concha y Toro han manifestado el mayor crecimiento este año.
Apostando por los terruños Concha y Toro se halla en pleno lanzamiento de Gravas del Maipo, un Syrah premium del viñedo Quinta del Maipo, un proyecto importante porque es consistente con los objetivos de la empresa de posicionar a Chile como productor de vinos de muy alta calidad y buscar terruños que mejor expresen el carácter de alguna cepa de uva.
Larraín tiene convencimiento absoluto del potencial de Chile para hacer vinos de calidad y de la necesidad de ampliar su imagen internacional como productor de envergadura. “Chile es un paraíso para producir vino y seguiremos dando sorpresas. Los vinos de Concha y Toro son cada vez mejores, pero esto sigue siendo un proceso de aprendizaje. Cualquier proyecto tarda unos veinte años en consolidarse. Calcula lo que lleva descubrir el terruño, comprar la viña, las cepas, plantarlas, cultivarlas, y luego elaborar y criar el vino y la gente que va tras eso”. Mientras habla, una casi inadvertida lágrima se le escurre por el rostro. “El negocio del vino es difícil. Hay que estar pendiente a muchos detalles”.
Para él, ese potencial no está exento de retos. Uno, el monetario, que hace que el vino chileno pierda competitividad. Otro, que persista esa preocupación por brindar siempre la máxima calidad y, uno tercero, que remarca varias veces, que exista una imagen para Chile como país grande y potente. “Consolidar la imagen de Chile es muy importante y debe preceder los esfuerzos concretos que se hagan para promocionar los vinos de Chile”.
En una ocasión, en Canadá, un país donde la venta de alcohol está controlada por el estado, Larraín visitaba una tienda enorme, donde los vinos de Chile ocupaban un pequeñísimo espacio en lo más remoto del establecimiento. “Había que andar muchísimo hasta por fin llegar al área donde tenían los vinos”, relata. De momento, vio a un consumidor cargado con tres botellas de Casillero del Diablo. “¡Milagro!” no pudo evitar gritar. El consumidor hasta se asustó. “¿Sabes lo que significó para mí que aquella persona hubiera superado todas esas circunstancias y recorrido toda aquella tienda para comprar un vino de Concha y Toro? Eso fue un milagro”, recuerda emocionado.
Con tantos éxitos a cuestas, ¿ha considerado Alfonso Larraín entrar en el terreno político?
“¿Yoooooooo? Varios ex presidentes de Chile y el actual son mis parientes, pero yo prefiero ir por el mundo con mi maletita vendiendo vinos”, dice casi en conmoción.
Pero igual un día, sorprende.
Concha y Toro como empresa no sólo está en alianza con Manchester United sino que, a nivel local, también tiene una presencia importante en el fútbol chileno de primera y segunda división, así como a nivel regional. A través de su gerencia de marketing en Chile, hace cuatro años Concha y Toro diseñó una estrategia de apoyo comercial al fútbol chileno, con el objetivo de potenciar una marca con presencia nacional a través de un apoyo a clubes regionales de fútbol. Esto teniendo en consideración que en regiones la comunidad se encuentra fuertemente vinculada al Club de su zona y que es a través de esa relación que se puede tener presencia a través de una marca específica que a su vez tiene mucha conexión y cercanía con los consumidores.
En esta estrategia tiene también mucho que ver el compromiso comunitario de Concha y Toro, que apoya esfuerzos de responsabilidad social empresarial que brindan a jóvenes en desventaja la oportunidad de utilizar al fútbol como plataforma para mejorar su condición de vida, aumentando también el prestigio local de estos clubes y promocionando en los jóvenes el gusto por el deporte. Además de la presencia de marca y logo en diferente elementos, para cada partido Concha y Toro distribuye entradas entre sus clientes, fortaleciendo los lazos entre la marca y la comunidad local.
Por otra parte, desde el 2006 Concha y Toro ha venido desarrollando en Chile una alianza corporativa con el Club Deportivo UC. Este año, la alianza se concentra en la marca Casillero del Diablo y los socios del club específicamente vinculados al fútbol.
DON MELCHOR EN VERTICAL
2001
91% Cabernet Sauvignon y 9% Cabernet Franc que es más algo parco en su expresividad frutal, resultado, probablemente de una añada más fría. Notas reductivas a cuero y animales que se sostienen y entre las que aparecen recuerdos a pimiento verde y alguna astringencia.
2003
95% Cabernet Sauvignon y 5% Cabernet Franc de una añada en la que hubo mucho contraste térmico y que ofrece la nariz más seductora y compleja. Evocaciones de mora madura en la retaguardia, y un desfile de otras notas de crianza como la vainilla, marcados balsámicos, eucaliptos, canela, y muchas hierbas aromáticas, como la salvia. El más redondo, potente y más expresivo a nivel fruta.
2006
96% Cabernet Sauvignon y 4% Cabernet Franc de una añada con una lenta maduración y que deja finura de notas en nariz a vainilla y sedosas notas de fruta roja, que también tiene un perfil muy Cabernet Sauvignon con verdores. Potente y con un fin yodado.
2007
98% Cabernet Sauvignon y 2% Cabernet Franc de una cosecha inicialmente calurosa y sin lluvia durante la vendimia, en la que prevalecieron la buena maduración y los bajos rendimientos. Es muy discreto en su expresividad frutal al inicio, pero empieza a abrirse y a resplandecer, mostrando finura y sedosidad en nariz. Hay recuerdos a frutas más rojas, mayor finura, lo que lo convierte en el vino más listo para beber. Absolutamente espléndido.
Durante la cata magistral se presentaron 7 lotes de la cosecha 2009. Aunque vistos en conjunto, tenían un estilo bastante parecido, también era importante lo que cada uno aportaba: uno añadía sedosidad y finura, otro era el responsable de la estructura y otro la marca a fruta.
Los de Zacapa, un producto que toma su nombre de la ciudad guatemalteca homónima, son el resultado de una combinación única de suelo, clima y materiales naturales combinados usando una destilación experta y un proceso de añejamiento especial a 2,300 metros (7,545 pies) sobre el nivel del mar en Quetzaltenango, algo que confiere una mayor estabilidad térmica, casi como una bodega de vinos, lo que permite al ron perfeccionar su perfil organoléptico, gracias a una más lenta evolución. Una ubicación casi en las nubes que decidió Lorena como maestra mezcladora de Zacapa.
Vásquez ha sido reconocida en gran medida por hacer de Zacapa el destilado distinguido y de alta calidad que es hoy. Como Maestra Mezcladora, supervisa sus procesos de mezclado y añejamiento, siempre manteniéndose fiel a su búsqueda de la perfección, juicio impecable y pasión por el arte de hacer ron.
Aunque se cría en la altura, Zacapa nace en cañaverales a 250 metros de altitud, con suelo de base volcánica. Una diferencia importante de otros rones que importan su materia prima de países diversos al lugar donde se elaboran. Zacapa controla todo el proceso, desde el cultivo, la molienda de la caña en su ingenio, hasta la fermentación de la miel virgen con levaduras especiales, la destilación y envejecimiento del ron.
Otra singularidad de Zacapa es que para la elaboración de su ron emplea miel virgen de la primera pensada de la caña, en lugar de la melaza, un derivado de la producción de azúcar granulada. Para mostrar la diferencia, Vásquez estrenó su presentación con una cata de ambos productos, que permitió percibir las notas más ahumadas de la melaza.
Es en el cuidado envejecimiento por donde pasa la personalidad de Zacapa. Un proceso de cuatro o cinco etapas según el ron que corresponda. Una primera etapa de entre 3 y 5 años en roble americano que antes contuvo whiskey americano Bourbon o de Tennessee. Luego se hace una especie de solera con rones añejos, que se pasan a barricas nuevas criadas para conferir notas más ahumadas al ron, donde se trasiegan aproximadamente al año y pasan a una tercera etapa donde se colocan en barricas previamente usadas en vinos olorosos en Jerez, y se vuelven a trasegar a barricas que contuvieron Pedro Ximénez, de donde pasan a elaborarse los ensamblajes finales cuyo grado alcohólico luego se reduce con agua, permitiendo que recobre su equilibrio De ahí nace el Zacapa 23, que contiene rones que fluctúan entre 6 y 23 años de edad.
“El sistema solera y el uso de las diferentes barricas es exclusivo para Ron Zacapa, las barricas de oloroso aportan notas afrutadas y las de las de PX aportan notas a frutas secas, pasas, ciruelas, higos”, explica.
Cuando este proceso se lleva a una quinta etapa, trasegándose a barrica de roble previamente utilizado para coñac, el ron se destina al Zacapa XO. “Buscamos barricas muy viejas, para conseguir un mayor aporte organoléptico y también un perfil de suavidad”, señaló. Vásquez es comunicativa y firme en sus planteamientos. De hecho, no suelta prenda sobre un viaje explorador por más barricas en Cognac, que pudiera dar paso a alguna nueva elaboración especial de Zacapa.
El Zacapa 23 es un ron de tonalidad muy cobriza y aromaticidad muy intensa que se balancea en vaivén, con muchas pasas, primero sultanas, más tarde oscuras, notas a cardamomo, higos, almendras, nueces, con un marcado final a chocolate. Es un ron muy potente y exponencialmente persistente y sin astringencias. Tiene un fin algo amargo, que recuerda un jarabe. Un ron con 40% de alcohol, que se afina en boca, donde es carnoso y estructurado.
El Zacapa XO es también muy cobrizo, pero manifestando una mayor finura que le aproxima a los recuerdos del coñac que le precedió en barrica. Más notas melosas y avainilladas, en nariz es algo parco, pero en boca es más fino, sedoso y envolvente.
Además del contenido, en Zacapa es importante la envoltura, una estilización de una cinta de petate que se coloca de forma manual en las botellas, y que es un símbolo de identidad de la autenticidad guatemalteca del ron, símbolo de realeza maya y signo del orgullo que Zacapa siente por sus orígenes.
Guatemala cuenta con una Ley de alcoholes y bebidas fermentadas y destiladas, que brinda al gobierno un control muy estricto en la elaboración de los rones. Al igual que en Puerto Rico, el añejamiento es obligatorio, aunque varía conforme al ron. “En el país hay también una Asociación Nacional de Fabricantes de Alcoholes y Licores, pero hasta el momento no han trabajado en la promoción de los rones como es el caso de Rones de Puerto Rico”, apunta.
Antes de hacer ron, esta maestra mezcladora estudió química y farmacia, además de alimentos, lo que le ayudó a conocer todo lo relativo al análisis sensorial de aromas y sabores. Esto la estrenó en la división de Control de Calidad de la destilería, lo que significó su inicio en el mundo del ron. “No hay escuela para aprender sobre los rones en ningún país que yo conozca. Para trabajar en el mundo de los rones es importante tener el conocimiento técnico, la habilidad de percepción de aromas y sabores así como la pasión”, indica a Divinidades.
Hace 26 años que llegó a la industria y el primer reto que superó fue que la aceptaran siendo mujer. “En esa época todos eran hombres y tuve que ganarme el respeto con humildad, aprendiendo de los viejos y a la vez enseñando la parte técnica para ganarme el respeto de ellos; hoy las mujeres somos las que tenemos el control. En Guatemala estamos varias mujeres trabajando con el ron por la sensibilidad femenina que aporta esa sutileza a los rones y tenemos a chicas aprendiendo todo el arte de elaborar ron”, añade.
Zacapa trabaja muchos con maridajes con ron, y también se utiliza como ingrediente, uno que gusta mucho a Vásquez emplear en la elaboración de salsas. La diva del ron dice que en Guatemala los rones de sabores, muy empleados en la cocina de otros páises, aún no abundan.
¿Hacia dónde cree se dirige la industria internacional del ron?
“Hacia rones Ultra Premium, una busca por rones mucho más sofisticados”, concluye.
Buenos Aires con la chispa de "Sparkling Nights"
Colaboración: Alexander Brito
El consumo de espumante y frizzante, aparentemente en Argentina está distanciándose de la clásica estacionalidad de las fiestas de fin de año, para pasar a consumirse a lo largo del año entero. Actualmente la industria estima que el 60% del consumo se da a fin de año y el resto se reparte durante los otros 11 meses. La oferta es eminentemente de producción nacional, con muy pocas importaciones de otros orígenes.
Una propuesta amplia como la que se presentó, nos hizo disfrutar tanto de la alta gama como de los espumantes.
Comenzaría por hablar de Rossell Boher una marca clásica entre los espumantes de alta gama, esta vez presentando 4 vinos, el Casa Boher, Rosell Boher Brut, Rosell Boher Rosé, y el Rosell Boher Grande Cuvée.
Margot, nos sorprendió con un espumante de interesante fineza, el único que pasa 6 años sobre lías, casi una curiosidad en la producción local, con una producción limitada a 3000 botellas. Por si esto no fuese poco el blend es de partes iguales de chardonnay y syrah.
Fotos cortesía de www.planetajoy.com (C) Prohibida su reproducción.
Dante Robino, un líder del segmento de volumen, nos mostró su continuidad en la calidad, con el Novecento Extra Brut y el Rosé. Presentó también el Novecento Cuvée, un vino superior con buena burbuja y paso amable.
El Esteco, nos permitió degustar un Extra Brut, blend de chardonnay, torrontés, con un toque de malbec y un rosado de pinot noir con un 5% de malbec. Ambos muy correctos y con una interesante relación precio/calidad.
Quiero destacar los productos de dos bodegas. El Cruz de Piedra, de la bodega homónima, un espumante 100% pinot noir, con una burbuja fina y persistente, y de un carácter aromático. El espumante de Flichmann, un raro corte de chardonnay y malbec, un producto fresco, aromático, y de buen cuerpo.
Esperemos que estos eventos continúen y se agranden, y que en el futuro podamos contar con participantes internacionales, para poder evaluar los caldos argentinos contra los extranjeros.
A pesar de que esas cepas hoy día muestran su buen asentamiento al terreno manchego, los elaboradores apuestan más y más por el protagonismo de cepas españolas, como la tempranillo o la graciano.
Una cata de cuatro blancos y cuatro tintos permitió precisamente auscultar esa perspectiva de los vinos del año, pero también dos propuestas en evolución y la expresión de un amplio abanico de cepas sobre el terreno manchego.
2010 fue una cosecha en la que el viñedo sufrió heladas en Navidad, aunque luego el ciclo vegetativo de la vid se desarrolló a la vera del buen tiempo. La vendimia tuvo lugar a lo largo del mes de septiembre.
Tres blancos jóvenes, uno de uva airén, otro de macabeo, y un tercero de sauvignon blanc y verdejo, destacaron por su frescura y notas herbáceas, idóneos para platos a base de frutos de mar. De éstos, destacó más el Yugo, un airén 100% de Bodegas Socuéllanos, por su redondez, equilibrio, buena acidez, pero también untuosidad, que dieron forma a un vino fácil, pero no simple.
Por su parte, los tintos mostraron perfiles de un joven tempranillo, otro joven tempranillo y graciano, y un tercero de cabernet sauvignon. Tres modelos totalmente diversos.
El joven, Los Galanes, de la Cooperativa Santa Catalina, una muy buena propuesta de vino joven, fácil de beber, con los aromas a caramelo de fresa típicos de la tempranillo joven. El segundo, Campos de Dulcinea 2010, con notas a fruta más madura y bayas negras, más en línea de graciano, una cepa más asociada a Rioja, pero que está siendo acogida en La Mancha. Un vino quizás aún con espacio para su evolución, pero que mostró mejor aptitud para acompañar alimentos. El tercero, Monte de Lucio, un Cabernet Sauvignon con unas marcadas notas a enebro y hojarasca, y taninos dulces.
De las propuestas más evolucionadas en tinto y blanco se destacó un monovarietal de petit verdot 2005 de Finca Los Azares, criado 12 meses en roble francés y americano, que reveló una nariz excepcional, conjugando balsámicos, regaliz, mermeladas, higos, ciruelas y notas especiadas en un final bastante redondo, complejo y elegante, que mostró todo el potencial de la petit verdot, variedad cada vez más asentada en La Mancha.
Como parte de las Jornadas, diversos bodegueros de la DO La Mancha dieron a degustar sus propuestas a los asistentes del Centro Comercial Moda Shopping, en pleno distrito financiero de Madrid, que se pudieron acompañar de otros productos manchegos de calidad como queso, jamón, semiconservas y berenjena de Almagro.
Nuevos aires de sabor en la Casa de España
Cada mañana, un selecto grupo de proveedores atraviesa los pasillos que rodean el patio interior central de la Casa de España en Puerto Rico, cargando bogavantes, o cochinillos, o la pesca del día hacia el nivel superior, ingredientes que darán pie a una nueva interpretación de la cocina española tradicional.
Ésta es tal vez la parte más importante de la transformación del recientemente re-estrenado Restaurante Casa de España. Una ejecución casi a rajatabla del concepto español de la cocina de mercado, donde los ingredientes, lejos de comprarse para estar bien surtidos en un almacén, se adquieren casi a diario, para asegurar la frescura de sabores.
A cargo del restaurante un binomio puertorriqueño español, el de boricua Bernardo González, y el abulense Mario Jiménez, quien dirige el salón, se encarga de las compras, conceptualiza el menú y se entiende con el cocinero, el puertorriqueño Jason Rivera.
Jiménez dice que en su local, no se buscan ni bodegas ni menús “museo”, de esos con listas interminables pero con sin rotación. Por el contrario, las ofertas son variadas, pero comedidas, generando un balance entre lo que siempre tiene el favor de los comensales, y lo que les entusiasma a descubrir nuevas experiencias de sabor.
La cocina castellana es la base referencial del restaurante, la cual también se enriquece con recetas españolas antiguas y poco conocidas, los sabores caseros de la cocina maternal de Jiménez, notas del sazón puertorriqueño, y una vocación innovadora que busca aportar notas refrescantes a la tradición.
El menú es abarcador, pero justo, con recomendaciones diarias, pero también una selección de tapas, ensaladas, pescados, carnes arroces y postres para todo gusto. Sopa de ternera, pulpitos con chorizo, boquerones en vinagre o canutillos de morcilla y piquillo figuran en el elenco de tapas. Los frutos de mar incluyen bacalao con alioli de manzana, o guiso marinero con garbanzos. Todo los domingos se celebra el día del cochinillo, que siguiendo el concepto de frescura, las personas pueden ordenar el jueves, para asegurar que haya sido recién sacrificado, a tiempo para disfrutar el domingo. Las torrijas, el turrón con helado o la crema catalana integran parte de la oferta dulce.
El Restaurante Casa de España cuenta con una bien surtida bodega con protagonismo de vinos españoles, con etiquetas muy consolidadas de las principales denominaciones de origen, y otras de más nueva factura que se van refrescando para brindar a los comensales nuevas experiencias enófilas.
Sones flamenco pop ambientan el comedor, un espacio amplio, cómedo, chic pero sin ostentación, flanqueado por numerosas pinturas de talante musical y taurino, pintadas por el propio Bernardo, uno de los propietarios. Los viernes, la música despega en vivo, algo que puede sentirse también en la terraza al aire libre en la que puede disfrutarse un aperitivo, o la última copa de una velada especial.
Restaurante Casa de España ubica en los altos de la Casa de España en Puerto Rico, en el Viejo San Juan, al lado del Capitolio. Tel. 787-725-7259.
Pan y vino en Fastvínic
Con el objetivo de ofrecer productos y vinos de calidad y proximidad, nace Fastvínic, la nueva propuesta gastronómica de Monvínic. Fastvínic es un espacio gastronómico que ofrece la oportunidad de comer los bocadillos más deseables de Barcelona, elaborados con los mejores productos catalanes de proximidad y ecológicos, acompañados de una amplísima selección de vinos catalanes representativos de todas las denominaciones de origen. Todo ello en un local de original y desenfadado diseño contemporáneo, obra de Alfons Tost Interiorisme, un espacio que además ostentará la certificación LEED (Liderazgo en Diseño Energético y Medioambiental) otorgada por el Green Building Council de Estados Unidos.
La cocina de Fastvínic ofrecerá desayunos, comidas, meriendas, cenas y tentempiés. El chef de Monvínic, Sergi de Meià, es el encargado de dirigir la propuesta gastronómica.
Para cada bocadillo se busca el tipo de pan más adecuado y se ponen de relieve las mejores materias primas de cada temporada a través de bocadillos como el de lomo con mostaza y miel, el de trucha de Tabascán, el de pollo de payés rustido o el de perdiz a la vinagreta. Sin dejar de lado los tradicionales embutidos catalanes y al jamón ibérico puro de bellota.
Fastvínic ofrece 24 variedades de vinos por copas de entre las 12 Denominaciones de Origen catalanas. Excepto las copas de vino Riedel y las bandejas de madera Delica, todo el material servido en Fastvínic es reciclado.
Uno de los pilares del proyecto es su sostenibilidad que, más allá de la oferta gastronómica y vínica, abarca todo lo concerniente al diseño del local y su funcionamiento: interiores saludables, materiales y mobiliario ecológicos, máximo ahorro energético e hídrico, y la garantía de que los residuos y emisiones contaminantes se minimizan y se gestionan adecuadamente.
Esta apuesta, que ha contado con el asesoramiento de Eco-Intelligent Growth, va a quedar respaldada por el mejor aval posible, la susodicha certificación LEED, otorgada por el Green Building Council de Estados Unidos, y considerada el máximo referente internacional en el diseño, construcción y operación de edificios ecológicos de alto rendimiento.
Fastvínic ubica a metros de su hermano mayor, Monvínic.
El gusto de Toscana
Guía de Vinos
BLANCOS DE VAL DI CORNIA
Stradi Vino 2009 Vermentino
Azienda Rigali
Un vino cremoso, con mucha flor blanca, frutas, manzana y notas salinas. Fresco, de cuerpo medio, tiene también un buen posgusto aunque no excesivamente persistente.
La Falluca 2009 Vermentino
Val di Cornia
Nariz fina, fresca, con muchas notas cítricas, untuosidad e excelente acidez. En boca es un vino graso, fácil de beber, elegante y de prolongado final.
TINTOS
Brunello di Montalcino DOCG “Celestino Pecci” 2004
Azienda Agricola Celestino Pecci
Zona: Montalcino
Un monovarietal de sangiovese que se vinifica en acero y se cría por un año en toneles de roble eslovaco, tal cual la tradición en Montalcino. De color menos intenso, este vino tiene matices torrefactos y a corteza de pan tostado en nariz, y en boca es fino, afrutado, potente, pero equilibrado, sin hacer evidente sus más de 14 grados de alcohol.
Carmigiano DOCG Il Sasso 2007
Azienda – Piaggia
Zona: Carmigiano
Un verdaderamente excepcional 70% sangiovese con un restante cabernet sauvignon y cabernet franc que se vinifica en acero inoxidable y se cría entre 12 y 14 meses en barricas. Vino de Mauro Vannucci, color granate, en nariz tiene notas especiadas, recuerdos a grosella y a cereza envueltos en fina vainilla. En boca destaca por su frescura, textura untuosa a jarabe, tan fino y elegante que simplemente no se puede escupir.
Toscana IGT Rosso “Scopaiolo” 2008
Azienda Pieve de Pitti
Zona: Terricciola
Un syrah con una pizca de petit verdot que no pasa por madera y que se destaca por su notable frescura frutal, con muchos matices a fruta roja fresca, como fresas o frambuesas. En boca hay también frescura, taninos pulidos y un final grato y fácil.
Maremma Toscana IGT Merlot “Radaia” 2007
Tenuta La Parrina
Zona: Parrina
Un 100% merlot que pasa ocho meses en barrica y que posee mucha concentración de color y es sensiblemente afrutado. Un perfil, muy merlot, con esas notitas dulces que a veces caracterizan los vinos de esta uva, y también mucha frambuesa y frutas rojas. Un vino que tiene también tonos yodados y especiados y que se destaca por su buena estructura.
Maremma Toscana IGT Rosso Dròmos 2006
Azienda Tenuta Poggioverrano
Zona: Maremma
Un cóctel de cabernet aauvignon, merlot, alicante bouschet (uva también en boga) y sangiovese que se vinifica en pequeñas tinas de acero, se cría durante 18 meses en madera y luego se afina dos años en botella, regalando que regala mucha complejidad aromática con tonos de mermelada de guayaba con cereza y una textura cremosa que se anticipa desde la nariz. El vino tiene buena acidez, taninos con una pizca por domesticar, pero abundancia de fruta y buen equilibrio a pesar de sus sorprendentes casi 14.8 % de alcohol.
Toscana IGT Pugnitello “Del Piaggione” 2009
Poggio al Gello
Zona: Montecucco
Un vino elaborado con uva pugnitello de cultivo biológico que entrega mucha concentración de color, y una nariz con frutas rojas maduras, matices avainillados, y notas muy especiadas donde aparecen nuez moscada y curry. Un vino con mucho equilibrio, buena fruta, potencia y un fin persistente.
Toscano IGT Rosso “Grano delle Formiche” 2008
Azienda: Podere Spazzavento
Zona: Ponsacco
70% sangiovese y 30% colorino de cultivo biologico. Vino muy floral, con finas notas yodadas y recuerdos madera, buena fruta y mucho equilibrio desde la nariz. En boca tiene buen equilibrio, conjuntando bien fruta y madera.
TINTOS DE SAN GIMIGNANO
Pepe Nero 2007
85% sangiovese y 15% merlot, una uva que alcanza mucho grado en San Gimignano. Ocho meses en roble y tres meses en botella entregan fruta madura, frambuesas, vainillas, algo tostado pero también algo de verdor en boca.
La Sughera 2005
San Gimignano Rosso.
80% Sangiovese y 20% Merlot. Nariz muy rica, muy afrutada, con notas minerales a talco, vainillas, frutas como la mora y también chocolate. Potente en boca, muy especiado, con un estilo muy afín al paladar estadounidense.
Panizzi 2002. Folgore
80% sangiovese, 10% cabernet sauvignon y 10% merlot que entrega mucha fruta en nariz donde aparecen torrefactos ultra sutiles envueltos en vainillas y algunos ahumados. Un vino muy refinado en boca, bien ensamblado, aunque quizás algo corto de carnosidad en boca.
CASTELLO VICCHIOMAGGIO
Zona: Chianti Classico
Ripa delle Mandorle 2009
Un super toscano 75% sangiovese y 25% cabernet sauvignon con mucha fruta en nariz, matices a canela y eucalipto que en boca se percibe muy potente y algo alchólico. Un vino aún por redondear, pero cuyo extraordinario precio de USD $ 12 amerita experimentarlo.
San Jacopo 2009
90% Sangiovese, 5% Canaiolo y 5% Colorino. Vino que busca ser un reflejo de la más pura tradición elaboradora de Chianti Classico, con una elaboración sólo en toneles. Aromas de cereza con canela, buena fruta y mucho regaliz. En boca concluye con final potente, equilibrado y persistente.
Riserva Agostino Petri 2007
Chianti Classico Riserva elaborado con 90% Sangiovese, 5% Canaiolo y 5% Cabernet Sauvignon, cuya elaboración combina barrica con un afinamiento en toneles. De denso color púrpura concentrado, tiene matices avainillados y es muy potente, aunque algo corto de fruta en boca. El vino toma el nombre de los Petri, propietarios del Castello Vicchiomaggio entre 1850 y 1910.
Riserva Gustavo Petri 2007
Chianti Classico también de color denso y muy intenso, con buena acidez, mucha expresividad frutal y una cobertura de tostados, café, clavo, vainilla y mucha pimienta, verdadera explosión especiada en boca.
Riserva Vigna La Prima 2007
100% Sangiovese de una viña de 35 años, que pretende producir vinos longevos. Los vinos se crían por 16 a 20 meses en barrica. Mucha fruta roja y negra, recuerdos a carne ahumada, notas minerales con evocación a talco, vainilla, muchas violetas, matices aceitunados y balsámicos a eucalipto. En boca es muy estructurado y potente, pero elegante.
Riserva Vigna La Prima 2005
Fruta más madura, al igual que se añada más joven mantiene complejidad aromática con muchos balsámicos y mentolados conviviendo con matices a tocineta y nuevamente a carne ahumada. Es más redondo en boca que su añada 2007, terminando con un fin muy especiado a pimienta y de notable persistencia.
FSM (Federico Secondo Matta) 2006
Monovarietal de merlot que proyecta notas de sobremaduración de la uva, que procede de una viña joven plantada en 1999. Muestra mucha madurez y dulzura en boca, con notas de mucha canela.
VIN SANTI y VINI DOLCI
Rocca delle Macie
Vin Santo del Chianti Classico DOC 2005
Trebbiano Toscano y malvasía pasificadas por unos dos a tres meses cuyo mosto luego se cría en caratelli (pequeñas barricas). Un vino muy suave, ligero y para nada empalagoso y sin las marcadas notas oxidadas amontilladas de otros VinSanti.
Giucciardini Strozzi Vin Santo 2004
DOC Vin Santo
Malvasia, Trebbiano y algo de San Colonbano que mantiene esa nota amontillada en tono moderadamente dulce, donde aparecen recuerdos a avellana y un aviso de que puede perdurar hasta tres décadas.
Vin Santo Pietrafitta 2001
Zona: San Gimignano
Un Vin Santo divino por su acertado equilibrio. No es denso, si tiene excesivas notas amontilladas, apenas un roces de recuerdos almendrados que le van exquisitamente a los postres con chocolate. Apenas dos mil botellas de producción, que no exceden los 120 gramos de azúcar por litro en promedio.
Elba DOC Aleatico Terre del Granito 2008
Terre del Granito
Zona: Isla de Elba
Un tinto dulce de la uva aleatico, una cepa emparentada con la moscatel, que es una verdadera delicia. Las uvas se recolectan tardíamente y luego se dejan pasificar por 8 a 14 días, afinándose luego 3 meses en botella. Notas pasas y acirueladas en una estructura untuosa, pero no densa, y nada empalagosa gracias al buen equilibrio entre dulzor y acidez.
Aleatico Dell’Elba
Fattoria delle Ripalte
Zona: Isla de Elba
Un cosecha tardía de aleatico cuyas uvas se pasifican directo al sol, y tiene matices tostados y a pasas con recuerdos a tocineta y a malta sin alcohol. Un vino bastante equilibrado y para nada empalagosos.
Magistro 2007 Passito
Zona: Val di Cornia
Elaborado con uva ansonica, que se recoge y luego se deja secar en túneles durante unos 40 días. De color más claro que otros vinos pasificados, este Magistro tiene notas a miel y manzana, con un buen equilibrio entre azúcar y acidez.
Aleatico
Muelli Quella 2009
Elba & Val di Cornia
Un tinto de cosecha tardía en que las uvas se deshidratan en un espacio carente de humedad. El vino entrega pasas, higos, mucha compota de manzana y canela dulce.
Aleatico dell’ Elba 2006 – Aleatico dell’Elba DOC
Azienda Mola
Excelente cosecha tardía 100% uva aleatico. Los aleatico de Elba son vinos idóneos para el chocolate.
Verde de vino, con la Reserva Natural de Palo Alto
Como parte del lanzamiento del proyecto en Puerto Rico, Ballester Hermanos, distribuidor de Palo Alto en el mercado, adoptó un área del Parque Forestal La Marquesa, en la ciudad de Guaynabo, donde diversos medios de comunicación simbólicamente plantaron árboles de moralón. El moralón es un árbol maderero, que sirvió de base a los mobiliarios que los españoles confeccionaron en Puerto Rico durante la época colonial. “Nunca habíamos hecho una siembra de árboles en vivo; los lanzamientos previos del programa los habían protagonizado catas de nuestros vinos”, señaló a Viajes & Vinos Héctor Urzúa, enólogo de Palo Alto.
Urzúa añadió que la propia bodega también ha implantado internamente un compromiso hacia la sostenibilidad, con cambios a botellas más livianas y fáciles de transportar para reducir las emisiones de carbono, la adopción de etiquetas de papel reciclable, y un manejo más lógico de la viña, que propicie una mínima intervención y rinda más beneficios a la vid y luego al vino. Viña Palo Alto ubica en el Valle del Maule, a unos 250 kilómetros al sur de Santiago de Chile.
Por su parte, Diego Caffarena Moltedo, gerente de marca de Palo Alto, resaltó el simbolismo del trabajo en equipo que es necesario realizar en los esfuerzos de reforestación y la elaboración del vino. Del mismo modo, Héctor O’Neill, alcalde de Guaynabo, destacó la importancia de saber sembrar para obtener resultados de altura, como el Palo Alto, para lo cual es importante crear una conciencia social hacia la conservación de la naturaleza.
El Parque Forestal La Marquesa es un espacio verdaderamente admirable, un bosque húmedo tropical que se extiende por unas 580 cuerdas de terreno, se encuentra a unos 15 minutos del área metropolitana de San Juan, y toma su nombre del Cerro La Marquesa, que se encuentra dentro del Parque a una altitud de 1,670 pies (unos 493 metros). El Parque cuenta con áreas de observación de aves autóctonas de Puerto Rico, así como de árboles de sombra y frutales típicos de la Isla. Se estrenó hace alrededor de un año y sus próximas etapas de desarrollo contemplan la puesta en marcha de un teleférico, así como un mariposario, un aviario y un anfiteatro. Fue precisamente ese compromiso con la conservación y el cultivo de especies nativas de Puerto Rico lo que cautivó a los promotores del proyecto y les llevó a implantar la iniciativa de Palo Alto en La Marquesa, pues esa proximidad y compromiso con lo autóctono lo distinguía de otros proyectos de mera reforestación.
La iniciativa ha contado con la colaboración del Municipio Autónomo de Guaynabo, donde ubica el Parque La Marquesa, el Departamento de Recursos Naturales de Puerto Rico y otras agencias relacionadas con la conservación.
Del simbólico espacio adoptado por la bodega y su distribuidor, el proyecto se trasladará luego a los puntos de venta hasta este mes de diciembre, y por cada botella de vino que se venda en Walmart Supercenters y los Sam’s Club, Palo Alto y Ballester harán una aportación de un dólar al vivero Cambalache en el municipio de Arecibo. Los consumidores obtendrán también boletos de cortesía que le permitirán recoger un árbol nativo en uno de los viveros asignados a las tiendas de la promoción
El Departamento de Recursos Naturales aportará a esta iniciativa dos mil arbolitos, como parte del proyecto Puerto Rico Verde. Los consumidores de Palo Alto podrán, además, conseguir arbolitos para plantar en sus casas.
En la altura de La Marquesa, y con vocación de perdurar, Palo Alto plantó una cepa de verdor, esperanza y confianza en Puerto Rico. También lo hizo Viajes & Vinos que con la siembra de un árbol se adherió a la iniciativa de la bodega chilena Viña Palo Alto de ayudar a reforestar el planeta.
El proyecto “Reserva Natural” nació en 2007 con el objetivo de hacer trascender el apoyo a los esfuerzos de reforestación, creando recuerdos en honor de todos quienes apoyan la crianza y reserva de la flora, de modo que el verdor no sea efímero. El proyecto se estrenó en Londres, con la reforestación de zonas urbanas muy industrializadas, que habían visto reducirse sus áreas verdes. En México, se trabajó reforestando un bosque que había sufrido un incendio forestal, y en Brasil, se ha centrado en parte de la zona amazónica. Puerto Rico es el cuarto destino internacional en el que Palo Alto implanta esta iniciativa, que próximamente se estrenará también de Chile. La meta de Palo Alto es ponerla en funcionamiento en todos los mercados internacionales donde la bodega tiene o tendrá presencia.
Cal y arena para la industria de alimentos en Puerto Rico
Luces y sombras resumen el escenario que enfrenta el desempeño de la industria de alimentos de Puerto Rico, uno de los más importantes sectores económicos del país que, como consecuencia del quinto año de recesión, ha visto una disminución en el monto de sus ventas que no se espera alcancen un escueto crecimiento positivo sino hasta el 2012.
Éste fue uno de los hallazgos de la radiografía sobre la industria de alimentos, un estudio que MIDA realiza de manera trimestral y divulga dos veces al año. El estudio sugiere que aunque hay un optimismo empresarial por el desempeño de la industria en los próximos meses, la recuperación será lenta y sólo empezará a observarse con solidez en 2013.
El de alimentos figura entre los cinco primeros sectores industriales en Puerto Rico, una industria cuyas ventas representan unos 8.5 billones de dólares anuales y emplean a 110 mil personas, cifra que sobrepasa a los empleos generados por la manufactura y el turismo, y representa una nómina anual de 1.4 billones de dólares, que se ha visto reducida en el último lustro como resultado del período recesionario más largo y profundo desde que se llevan estadísticas económicas en el país. Una tendencia que se ha acentuado en el último año, a pesar de que la pérdida de empleos en el sector de alimentos ha sido menor que en otros sectores de la economía.
A pesar de este peso, el desempeño de la industria de alimentos no ha estado ajeno al impacto adverso del clima económico, con una reducción de 8.9% en las ventas de las tiendas al detal, algo que se atribuye a un ajuste en costos, resultado de los ajustes que pueden realizarse con el reabastecimiento de la mercancía. Curiosamente, las ventas en restaurantes y cafeterías crecieron un 2% en el último trimestre, lo que se atribuye a no haber habido disminución en el costo de los alimentos preparados. Los aumentos de precios en el sector de alimentos han superado el de otros sectores de la economía, aunque en el último trimestre han sido inferiores al promedio.
Joaquín Villamil, de Estudios Técnicos, firma realizadora del estudio, hizo hincapié en la necesidad de estimular la inversión como mecanismo para fomentar la recuperación económica del país. La inversión en Puerto Rico ha descendido del 16 al 7%, según Villamil.
El estudio resaltó, además, otras tendencias importantes, como una reorganización del sector de ventas al detal, que tiende a fluctuar entre una expansión del segmento de “big boxes”, entre los que se incluyen almacenes de descuentos que cada vez van a cobrar un rol más importante en las ventas al detal, y también negocios individuales de alimentos, en los que se ha visto un crecimiento.
“Concuerdo que habrá recuperación, pero no inmediatamente, será alrededor de 2012”, señaló Joaquín Bacardí, presidente de Bacardi Corporation.
Nueva colección Richart con rones de Puerto Rico
Richart Chocolat y Ron Don Q presentaron en San Juan la segunda edición de la colección exclusiva que la famosa casa chocolatera francesa ha elaborado con rones de Puerto Rico. Los sabores a ron de frutos rojos, nuez, parcha (maracuyá) se estrenan en esta edición, que se complementa con el ron con sabor a coquito, una de las más tradicionales bebidas navideñas puertorriqueñas con leche de coco y especias como canela y nuez moscada, que revalida en el cuarteto de chocolates oscuros, gracias a la popularidad obtenida en la primera edición.
La colección expande la gama de posibilidades para disfrutar los rones añejos de Puerto Rico y conmemora el décimo aniversario de Richart en Puerto Rico. Además de estos cuatro sabores, se estrena una oferta de trufas de chocolate elaboradas con Don Q Gran Añejo.
Durante la presentación de la nueva colección se armonizaron los chocolates con Don Q Añejo, un ron dorado intenso con crianza de tres a siete años en roble, envejecido mediante solera y que brinda notas a vainilla, canela e higos que concluyen en una nota especiada y de largo retrogusto, así como con Don Q Gran Añejo, de tonos ámbar y con aromas a pasas, vainilla, tabaco y chocolate que concretan su placer con una gran finura en boca, fruto de su crianza más prolongada en roble.
Los chocolates de frutos rojos y con sabor a nuez armonizaron mejor con el ron Gran Añejo, que les aportó mayor equilibrio y complejidad, destacando el protagonismo de frutas y nuez en el chocolate. Por su parte, el excelente chocolate con sabor a maracuyá que conjugó a la perfección la acidez y el dulzor de la parcha, con el amargor del chocolate, y el chocolate con sabor a coquito, se ensamblaron mejor con el Don Q Añejo, que permitió resaltar las cualidades frutales de la parcha y el coco, a la par que envolver el paladar de la sedosidad del chocolate. Todos los chocolates se han elaborado con chocolate oscuro, Carenero de Venezuela.
Como parte del lanzamiento, Richart, Don Q y el hotel Conrad Condado Plaza en San Juan estarán realizando degustaciones comentadas de ron y chocolate todos los jueves en el hotel.
Puerto Rico es el mayor productor mundial de ron y auténticos rones del Caribe, pero aún no ha desarrollado una industria de cacao, debido a que la producción y procesamiento de este producto requiere una intensa mano de obra, de elevado costo en este país caribeño.
Eventos
Lo mejor de Plaza Cellars Fine Wine Celebration 2010
Con fecha Panamá Gastronómica 2011
Luego de su exitoso estreno este 2010, el evento que despliega los sabores de Panamá en sincronía con la influencia de los sabores del mundo que van de tránsito por el Canal, regresa en 2011, con una nueva edición que tendrá lugar del 1ro al 3 de septiembre en el Centro de Convenciones de ATLALPA y que estrenará muchas muchas novedades y deliciosas sorpresas que aproximarán aún más a profesionales y apasionados al inventario de sabor que ofrece uno de los destinos gastronómicos emergentes más pujantes del momento. Para un recorrido por el gusto universal de Panamá y Panamá Gastronómica 2010: http://www.viajesyvinos.com/Viajes_vinos_panamagastronomica_files_files.htm
Día del vino español en México
Con una asistencia de casi 700 personas, se celebró la IV Edición del Día del Vino Español en México, una celebración anual que busca difundir los vinos españoles en el país azteca.
Más de 270 etiquetas de 30 bodegas y 30 denominaciones de origen, encabezadas por Rioja y Ribera del Duero, protagonizaron el evento, celebrado en la residencia del Embajador de España en la capital mexicana. La presentación también permitió a profesionales del canal HORECA, escuelas de gastronomía y medios de comunicación degustar otros productos alimentarios españoles, como jamones, queso, aceites de oliva y aceitunas.
DiVINIbriefs
Terras Gauda adquiere gran parte de Quinta Sardonia
El Grupo TERRAS GAUDA refuerza su posición nacional e internacional al adquirir el 75% de las acciones de la bodega QUINTA SARDONIA, canjeando este porcentaje por el 4% de TERRAS GAUDA, que asume el control de la gestión. La incorporación de esta bodega supone un importante avance en el plan de expansión iniciado en el 2002 con la adquisición de Bodegas PITTACUM (D. O. Bierzo).
Esta operación conlleva un importante valor añadido para el posicionamiento del grupo bodeguero en el sector vinícola de gama alta, ya que potencia la imagen nacional e internacional incorporando a su proyecto empresarial una bodega de una de las zonas vinícolas más reconocidas y con mayor proyección mundial.
QUINTA SARDONIA elabora los vinos de gama alta QS y QS2, basados en los principios de la biodinámica para conseguir equilibrio entre suelo, clima, cepa y entorno natural, bajo la dirección en campo y en bodega del prestigioso enólogo francés Jerôme Bougnaud y el asesoramiento de Peter Sisseck.
La bodega, ubicada en “la milla de oro” de la Ribera del Duero, comparte la filosofía empresarial del Grupo TERRAS GAUDA de elaborar vinos con una marcada singularidad y personalidad. Jerôme Bougnaud, con una amplia experiencia en Burdeos y en bodegas nacionales de renombre, apuesta por la elaboración de vinos únicos que expresen en copa la riqueza de la tierra y que se identifiquen con la finca de la que proceden las distintas variedades.
La adquisición supondrá un importante incremento de la cuota de mercado del Grupo TERRAS GAUDA en territorio nacional y en los más de 40 mercados internacionales de Europa, Asia y América en los que se ha posicionado en los últimos años. También aumentará su presencia en los países a los que QUINTA SARDONIA exporta sus vinos: Estados Unidos, Suiza, Dinamarca y Brasil, principalmente, además de Australia, Japón o Canadá, entre otros. La bodega destina un 55% de la producción a exportaciones.
QUINTA SARDONIA está ubicada en una finca de Sardón del Duero (provincia de Valladolid) a 400 metros del cauce del Río Duero. En 20 hectáreas de viñedo propio cuenta con 11 pagos diferentes con una gran riqueza de suelos (yesos, margas y calcáreos).
En la bodega de Ribera del Duero se cultivan las variedades Tinta Fina, Cabernet Sauvignon, Syrah, Petit Verdot, Cabernet Franc y Malbec siguiendo los ritmos y principios de la biodinámica para favorecer una biodiversidad que contribuye al buen desarrollo de cada cepa. En el campo la viña se abona con compost propio, mantienen la cubierta vegetal del suelo, respetan el ciclo de la luna y preservan las plantas y flores naturales.
QUINTA SARDONIA cuenta con una funcional bodega formada por dos naves paralelas erigidas siguiendo criterios de bioconstrucción. Una de las naves está destinada a la fermentación, en la que se emplean levaduras propias autóctonas, y en la otra cuenta con dos zonas de crianza y botellero.
La primera añada de QUINTA SARDONIA fue la del 2002 y, desde entonces, el QS, buque insignia de la bodega, ha sido reconocido en numerosas ocasiones por la prensa especializada como uno de los mejores tintos de España.
Con esta nueva incorporación a su proyecto empresarial, el Grupo TERRAS GAUDA cuenta ya con tres bodegas (TERRAS GAUDA, PITTACUM y QUINTA SARDONIA), ubicadas en tres zonas vinícolas diferentes, y la conservera vegetal de alta calidad A ROSALEIRA.
Jacquart compra Montaudon
Champagne Jacquart, subsidiaria del grupo Alliance Champagne, adquirió a Montaudon, una maison fundada en 1891 que era propiedad de Moet Hennessy desde fines de 2008. Jacquart contempla desarrollar la marca Montaudon en Francia y Europa, con un objetivo de que sirva de plataforma para expandir el portfolio de Jacquart y posicionar a esta casa en el más alto nivel de champán.
La región francesa de Cognac ha obtenido la certificación como área oficial de interés en las primeras apelaciones de viñas y descubrimientos de Francia, creadas por el Consejo de Enoturismo francés con el objetivo de resaltar el perfil de las regiones acreditadas a fin de que puedan desarrollar aún más su potencial.
Las regiones vitivinícolas francesas atraen unos 7.5 millones anuales de visitantes, un tercio de los cuales son extranjeros. Las regiones certificadas se eligen por el interés que representan para los visitantes y por las facilidades que les ofrecen en términos de alojamiento, lugares para comer, actividades, lugares de interés y otros. La nueva designación abarca un radio de 50 kilómetros alrededor de la ciudad de Cognac.
Una de las fortalezas de este esfuerzo se basa en la Asociación de las Etapas de Cognac, que por la última década ha venido agrupando a actores clave en viticultura y turismo de la región. Entre sus casi 200 miembros hay destiladores, museos y viticultores, así como restauradores, hoteleros y otros. Los miembros deben de regirse por unos parámetros de calidad sobre la atención a los visitantes.
Con casi 80 mil hectáreas dedicadas a viñedo y más de cinco mil viticultores, Cognac es la mayor superficie europea dedicada al cultivo de una misma variedad, y la segunda denominación de origen francesa en tamaño. La denominación de creó en 1909.
Rioja y Navarra triunfan en los Tempranillos al Mundo
Marqués de Cáceres Gaudium 2004 (Bodegas Marqués de Cáceres- Unión Vitivinícola S.A., -Rioja-), Viña del Olivo 2007 (Viñedos del Contino S.A. -Rioja-), Hiru 3 Racimos 2007 (Bodegas Luis Cañas S.A. -Rioja-), Amaren Tempranillo 2004 (Bodegas Amaren S.L. -Rioja-) y ‘Ochoa Reserva 2005’ (Bodegas Ochoa S.A. -Navarra-) han conseguido una Gran Medalla de Oro, el máximo reconocimiento de la sexta edición del concurso itinerante Tempranillos al Mundo, que celebró en Logroño (La Rioja), en lo que constituye la primera visita visita a España de este certamen de vinos.
Además, 52 vinos han recibido Medalla de Oro y 47 vinos con la Medalla de Plata, para un total de 104 vinos de entre los 448 presentados al concurso, procedentes de España (435), Portugal (8), Grecia (2), Australia (1), Italia (1) y Uruguay (1).
Una de las características distintivas de la edición de este año ha sido el alto nivel de debate suscitado en las mesas de cata, en donde se han puesto en común diversos puntos de vista derivados de las distintas procedencias de los miembros del jurado y de sus variados enfoques y paladares. Todo ello se ha reflejado en unas valoraciones más sopesadas, si cabe, que en anteriores ocasiones.
También ha destacado el altísimo nivel del jurado que ha evaluado las muestras. Quince grandes catadores, procedentes de diez países, junto a una muestra muy representativa de los mejores enólogos españoles, se han encargado de elegir los más sobresalientes vinos del mundo elaborados a base de uva Tempranillo. Entre los miembros del jurado cabe mencionar la presencia de Federico Castellucci, director general de la Oficina Internacional de la Vid y el Vino (OIV), y de Serge Dubois, presidente de la Unión Internacional de Enólogos (UIOE), así como de representantes de todas las asociaciones regionales de enólogos que forman parte de la Federación Española de Asociaciones de Enólogos (FEAE).
Este certamen internacional está organizado por la Federación Española de Asociaciones de Enólogos, con el patrocinio de la iniciativa de promoción agroalimentaria del Gobierno de La Rioja, ‘La Rioja Capital’, y cuenta con el reconocimiento oficial de la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV) y de la Unión Internacional de Enólogos (UIE).
Andrew Lloyd Webber subasta parte de su cava
Falleció Bernard de Nonancourt, el padre de la modernidad de Laurent-Perrier
Falleció el pasado mes en Francia Bernard de Nonancourt, presidente-fundador del grupo de los Champanes Laurent-Perrier, que impulsó como primera casa moderna de este espumoso luego de la Segunda Guerra Mundial. El Grupo Laurent-Perrier abarcaba también los champanes Salon y Delamotte.
Nonancourt se hizo cargo de la casa Laurent-Perrier en 1949, luego de una importante lucha como combatiente en la resistencia francesa durante la Segunda Guerra Mundial, servicio que le mereció varias de las más importantes distinciones que otorga la nación francesa.
Se mantuvo a la cabeza de Laurent-Perrier por casi medio siglo, convirtiéndola en una de las grandes casas de Champagne, gracias a su determinación intransigible por la calidad y su destacada dimensión humana, con un saber hacer anclado en la tradición y una capacidad visionaria para crear vinos que se convertirían en referentes en la industria.
“De Nonancourt atribuye el éxito de Laurent-Perrier a dos únicas razones. La primera, la calidad del vino. La segunda, a la calidad de los hombres tras éste. Y piensa que para tener éxito en la vida, aparte de lo estratégico, hay que tener una pequeña dosis de generosidad”, señaló de él en una ocasión a Viajes & Vinos Bertrand de Fleurian, presidente de Laurent-Perrier Estados Unidos.
A Nonacourt le suceden sus hijas Alexandra y Stéphanie.
Más sobre Bernand de Nonacourt y Laurent-Perrier en: http://www.viajesyvinos.com/Viajes_vinos_mencia_files_files.htm
Tecnologías inalámbricas para seguir el viñedo en tiempo real
Bodegas Camino Alto y GALTEL han controlado el estado del viñedo durante la pasada campaña 2010 con un sistema de red inalámbrica de sensores que ha monitorizado en tiempo real diversos parámetros del suelo y del clima.
El sistema se implantó en una superficie de cinco hectáreas en las que se midió la humedad del suelo a distintas profundidades en tres puntos del viñedo, además de monitorizar parámetros ambientales (temperatura y humedad relativa). El sistema recoge datos cada 15 minutos y los envía a un servidor instalado en la propia finca, alimentado mediante un sistema solar fotovoltaico de baja potencia. Los datos se pueden consultar desde cualquier lugar con conexión a internet.
Este tipo de sistemas permite que el usuario final no tenga que estar continuamente pendiente de las medidas de los sensores, ya que la propia red envía un mail cuando se produce alguna situación fuera de lo esperado, avisando, por ejemplo, de que la humedad del suelo es muy baja y es necesario regar.
GALTEL es una empresa de ingeniería especializada en la aplicación de tecnologías inalámbricas para viticultura. La implantación de estas tecnologías permite mejorar la gestión del viñedo y reducir los riesgos de la cosecha, ya que en todo momento tenemos controlado qué está ocurriendo.
Energiza tu cocina: mejora tu alimentación y la salud del planeta
Ha nacido en Galicia energcocina, una asociación no lucrativa creada con la intención de concienciar a la sociedad sobre la importancia y necesidad de tomar medidas preventivas, a fin de mejorar nuestra alimentación y nuestro planeta utilizando recursos sostenibles de manera correcta con la ayuda de expertos profesionales y con el esfuerzo de todos.
energcocina trabaja en la resolución de conflictos medioambientales, que se vienen detectando dentro del sector agrícola e industria alimentaria.
En este esfuerzo el proyecto buscará divulgar estilos de vida que eduquen y capaciten al consumidor y a las empresas sobre hábitos medioambientales sostenibles, abarcando cuatro sectores importantes ---agricultura, industria, logística y cocina--- que benefician a toda especie viva.
La asociación Energcocina otorgará un sello que identificará a aquellos productos, servicios o entidades comprometidos con el medio ambiente, el cambio climático y la economía sostenible, ofreciendo una valoración clara, precisa y fácilmente legible de las emisiones de gases de efecto invernadero y del comportamiento general hacia el entorno natural del producto, servicio o entidad que ostenta el sello. Tratamiento de residuos o trazabilidad son otros conceptos medibles en este compromiso.
energcocina pretende además informar al consumidor de qué productos son de temporada, sensibilizar y crear buenos hábitos y costumbres en la alimentación, diferenciando la temporalidad, cercanía y productividad sostenible de los productos
Cualquiera puede asociarse a energcocina. No existe cuota de inscripción, el modelo de financiáción será el mismo que usan instituciones sin ánimo de lucro tan conocidas como wikipedia, es decir, la donación voluntaria. Para asociarse a energcocina basta con rellenar el formulario en la web: www.energcocina.org Los socios podrán participar en diferentes talleres y cursos de la asociación. Las empresas podrán certificar su huella de carbono.
El Grupo Faustino inauguró Portia, su nueva bodega en Ribera del Duero
A un costo de 25 millones de euros, el Grupo riojano Faustino desembarca en la Ribera del Duero con el estreno de las facilidades de Portia, la nueva bodega del Grupo en esta denominación castellana, cuya estructura ha sido concebida por el prestigioso arquitecto británico Norma Foster, quien con este proyecto se estrena en el diseño de bodegas. Portia constituye la séptima bodega de Faustino.
Para Foster, la bodega ha supuesto la oportunidad de crear un nuevo tipo de edificio, que aprovecha perfectamente la topografía del lugar en beneficio del proceso de vinificación y que crea condiciones de trabajo óptimas, reduciendo la demanda energética de la bodega y su impacto visual en el paisaje de la zona.
“Portia es nuestra primera bodega, así que no teníamos ideas preconcebidas sobre cómo debía funcionar. Ha sido una oportunidad para empezar desde cero, examinar las diferentes etapas en la producción de vino para intentar crear las mejores condiciones para su desarrollo. El vino fue el punto de partida, así como el precioso emplazamiento en la Ribera del Duero. Con el de uso materiales que beben de la tradición vinícola de la región y zonas comunes abiertas al entorno, queremos mejorar la experiencia de cualquier visitante”, dijo Foster.
El edificio de 12.500 metros cuadrados tiene una capacidad de producción de un millón de botellas al año. Su diseño en forma de trébol representa las tres principales fases de producción: la fermentación en depósitos de acero, la crianza en barricas de roble y, finalmente, el envejecimiento en botellas. Todo el proceso se controla desde un centro de operaciones situado en el núcleo. Las alas que contienen las barricas y los botelleros están parcialmente enterradas para favorecer el envejecimiento del vino, mientras que el ala de fermentación se encuentra expuesta, para favorecer la liberación de dióxido de carbono. Una carretera sube hasta el techo del edificio, de manera que se puedan liberar las uvas recolectadas directamente en las tolvas. El diseño de la bodega aprovecha la inclinación del terreno, utilizando la gravedad para favorecer el movimiento del vino en su interior, maximizando la eficiencia y minimizando el daño que sufre la uva. La estructura de hormigón está revestida con láminas de acero Corten.
En la recién inaugurada bodega se elaboran en la actualidad tres vinos tintos, con un marcado carácter moderno que se comercializan en España y en el extranjero: Portia, Portia Prima y Ebeia.
Grupo Faustino, empresa familiar de cuarta generación, inició su actividad en 1861.
Casar de Burbia lanza sus chocolates con vino propio
Elaborados en exclusiva para la bodega berciana Casar de Burbia, por los maestros chocolateros vieneses Fenkart Schokoladengenuss, se han lanzado dos chocolates con leche elaborados con dos de los vinos de la bodega, el Casar de Burbia y Hombros. Con el producto, la bodega pretende dejar constancia del excelente maridaje del chocolate de calidad y los vinos elaborados a partir de la variedad mencía, insertándose en dos líneas muy en boga: la de armonizar chocolates y vinos tintos, y la de elaborar chocolates con vinos propios. El maridaje de vino y chocolate sigue las mismas pautas que hay que tener cuenta con el maridaje del vino con otros alimentos, tomando especial atención al amargor y tanicidad que comparten vino y algunos chocolates.
Los sumilleres colombianos, juntos
Se acaba de consolidar en Colombia ASSDEC, la Asociación de Sumilleres de Colombia, que buscará profesionalizar la sumillería del país y ofrecer asesorías, generar eventos y educar sobre el servicio del vino. Trece miembros, de los cuales una decena es sumiller, integran la Asociación.
Esencia de Ysios, un vino con perfume
No es un perfume, pero sí tiene un concepto perfumado, pues ha sido el perfumista francés Alexandre Schmitt quien con Luis Zudaire, enólogo de Ysios ha ayudado a moldear “Esencia de Ysios”, un vino que surge de un viaje introspectivo por cada una de las moléculas olfativas de los vinos de la marca. Una Edición Limitada de 2.000 botellas, a la venta en la bodega riojana Ysios y tiendas especializadas.
Esencia de Ysios es un vino elaborado aplicando técnicas de perfumería. Un tempranillo 2007 criado fundamentalmente en barrica francesa, en el que Alexandre Schmitt, ha aplicado la misma técnica que durante su anterior etapa de perfumista: encontrar el equilibrio entre los diferentes estilos de Ysios, y destacar en él un carácter, en este caso el frutal de la frambuesa, procedente de la molécula frambinona tan típica de los vinos de Ysios, y a la que deben su moderna elegancia. Para Schmitt el mejor vino no es el que más aromas tiene, sino el que consigue ponerlos en armonía, para que potencien el trabajo del resto de componentes.
Con ese argumento, Schmitt desarrolló este año un minucioso análisis de cada uno de los vinos de Ysios, dirigido por Luis Zudaire, reconocido enólogo de la bodega. Ambos profesionales cataron varias veces cada uno de los vinos para estudiar cómo cambian y evolucionan sus aromas, e identificar así cada familia aromática (especias, resinas, mantecosa, balsámica, etc), y cada molécula, con la ayuda de botes de aromas y tiras probadoras, aplicando conceptos de la perfumería a la elaboración del vino.
El Papa bebe Ribeiro y Rioja durante su visita a Galicia, y los Premios Nóbel, Cirsion
El Ribeiro Casal de Armán de uva treixadura acompañó al menú tradicional gallego que disfrutó el papa Benedicto XVI durante el almuerzo que se celebró en su honor en el Palacio Arzobispal de Santiago de Compostela, durante su pasada visita a la ciudad.
Casal de Arman elaborado por la familia González Vázquez, colleiteiros do Ribeiro durante generaciones, parte de las variedades típicas de esta pionera zona vitícola gallega, que desde hace unos años está volviendo, gracias a ciertas familias, a los niveles más altos de calidad que ya hicieron famosos sus vinos en todo el mundo en los siglos XV y XVI, cuando se exportaban cubas de Ribeiro a Inglaterra, Holanda, Portugal e Italia.
El menú que disfrutó el Papa, elaborado por el restaurante San Clemente, consistió de quesos de Galicia, jamón ibérico y empanada de bacalao con pasas para estrenar el menú, una crema de grelos con pan de maíz, jarrete de ternera gallega guisado con patatas del país, y dulces gallegos típicos.
Por su parte, el riojano Cirsion fue el vino escogido para servir en la cena que siguió a la premiación de los Nóbel, en Suecia.
Los panameños se han adherido a la campaña de respetar el origen del producto en sus respectivas designaciones, con lo que las autoridades panameñas han otorgado la solicitud de la Asociación del Whisky Escocés, para registrar al whisky escocés y protegerlo como a una indicación geográfica de origen que solo puede producirse en Escocia con prácticas tradicionales, protegiendo al consumidor de otros productos que se designan “whisky”, pero que sólo son imitaciones del escocés.
Toro en Segovia
El CRDO TORO ha participado en los actos de carácter cultural que han formado parte de la primera edición de la Semana Enológica de Segovia, organizada por la Fundación Caja Rural de Segovia. La charla y cata guiada de los vinos de Toro, corrió a cargo del experimentado Veedor del Consejo Regulador D. Carlos Gallego.
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Segunda Feria de la Uva dominicana
Bajo un ambiente festivo y colorido, miles de personas de todos los rincones de la República Dominicana se dieron cita en la segunda Feria de la Uva, Neyba 2010, celebrada aquí por el Instituto Nacional de la Uva, la Fundación Sur Adelante y otras organizaciones gubernamentales y ONG´s.
El director del Instituto Nacional de la Uva, licenciado José Peña Santana, pronunció el discurso central del acto inaugural, en el que resaltó que la Feria de la Uva es un evento que busca crear los espacios donde los productores exhiban, comercialicen e intercambien experiencias sobre el procesamiento y producción de la vid con sus derivados, contribuyendo con la formación técnica de los productores y público en general y un esfuerzo destinado a promover y colocar en los mercados nacionales esta fruta, así como la expansión de su cultivo.
Peña Santana, anunció que este evento se celebrará durante tres días, la tercera semana del mes de agosto de cada año, con mejores y mayores atractivos, más expositores y con la participación de invitados internacionales.
El corte de la cinta para dejar abierta las exposiciones estuvo a cargo del viceministro de Agricultura, ingeniero Juan Francisco Caraballo, en representación del ministro de organismo rector de la Agropecuaria Nacional, ingeniero Salvador Jiménez. El Gobernador Civil, Luis Emilio Peña y otros funcionarios de gobierno y empresas relacionadas a la producción de uva en Neyba y la Feria participaron en el acto de bienvenida, cuya bendición estuvo a cargo del cura párroco de la Iglesia San Bartolomé Padre Frank Félix.
Se estrena el Sabor del Lujo de Chivas Regal 25 Años
Ken Lindsay, Embajador Internacional de Chivas Brothers, fue el protagonista de la presentación que estrenó en Puerto Rico al nuevo Chivas Regal 25 Años, un suntuoso whisky escocés añejado por un mínimo de un cuarto de siglo, algo que es posible gracias a las invaluables reservas de excepcionales whisky añejo que permiten hacer mezclas de que saben a verdadero lujo. Debido a su edad y a la calidad del producto, Chivas Regal 25 Años está solamente disponible como una versión limitada de 60 botellas al año, cada una numerada de manera individual.
Un selecto grupo de amantes de whisky participó en el estreno de Chivas Regal 25 años pudiendo degustar, además, Chivas 12 y Chivas 18, en un ejercicio de Whisky & Food en el que Jannette Berríos, chef ejecutiva Hotel La Concha, anfitrión del evento, preparó crostini de queso manchego, chorizo y cebollas caramelizadas para acompañar el Chivas 12, y unas paletas de carne con mole poblano, y bizcocho especiado de chocolate oscuro relleno con frambuesa para acompañar al Chivas 18.
Chivas Real es una marca de Pernod-Ricard con ventas anuales de casi 50 millones de botellas. ¿Dónde comprar? El Hórreo de V. Suárez (Puerto Rico)
BLANCOS DE SAN GIMIGNANO
Vernaccia di San Gimignano
DOCG “Castello Motauto” 2009
Azienda Castello Montauto
100% vernaccia de San Gimignano. Blanco con maceración pre-fermentativa en vinos para propiciar la extracción aromática, algo evidente en este exquisito vino, que también regala notas a almendra.
Poderi Arcangelo 2007
95% vernaccia y 5% chardonnay. Vino ecológico con notas a guineo (plátano), compota de manzana envueltas con mineralidad y mucha frescura. Un vino fino, elegante y complejo.
Rubicini 2009
100% vernaccia con mucha mineralidad en nariz. Boca grande, graso, especiado, algo de recuerdo a fruta acompotada. No tiene pase por barrica. Una bodega con 10 hectáreas de viña que se estrenó en 1998, aunque la tradición familiar de hacer vino se remonta a un par de generaciones atrás.
Panizzi 2007 Riserva
Vernaccia que pasa un año en barrica y entrega tostados intensos, notas a almendras en un grato pase por boca.
Campochiarenti 2009
Azienda Piedrafitta
Monovarietal de vernaccia, con muy buena acidez y bastante mineralidad en boca. Un vino fresco, untuoso y largo que no pasa por madera.
TINTOS DE BOLGHERI
Le Grascete – Bolgheri Rosso 2007
Le Grascete
80% cabernet sauvignon y 20% cabernet franc con crianza en toneles. Bodega familiar con una producción ntotal de 18 mil botellas y apenas 18 mil de esta etiqueta. Una fruta muy afinada, elegante, con notas avainilladas, una boca delicadamente equilibrada, con notas especiadas al final y alguna nota animal.
Impronte 2007. Giorgio Meletti Cavallari
Bolgheri Rosso DOC
Una bodega que de momento sólo elabora tintos, pero que en 2011 contempla estrenar una elaboración de blancos. Las uvas se cultivan mediante agricultura biológica, y la filosofía de crianza es combinar roble nuevo y usado a medias. Este 70% cabernet sauvignon y 30% cabernet franc se somete a maceración en frío, fermentación en depósitos de acero inoxidable, decantado, maloláctica y una crianza de 14 meses en barrica y un año en botella. El Impronte expresa mucha finura en nariz donde ensambla fruta mora, con vainillas, toffees y especias de clave. La boca es de largo final, con un buen ensamblaje entre alcohol, fruta y maderas donde no hay resquicio de astringencias, pero sí una conclusión especiada.
Podere Sapaio 2007 Bolgheri DOC Superiore
Azienda Sapaio
Ensamblaje de 55% cabernet sauvignon, 25% cabernet franc, 10% merlot y 10% petit verdot que pasa 18 meses en roble y 10 en barrica. Potente, alcohólico y seductor por su equilibrio y su sorprendente capacidad de acariciar el paladar con su buena construcción.
Toscana IGT Rosso Mediterra 2008
Azienda Poggio al Tesoro
Zona: Bolgheri
Un ensamblaje de 40% Syrah, 30% Merlot y 30% Cabernet Sauvignon de la zona de Bolgheri, que realiza su fermentación alcohólica en acero, la fermentación maloláctica en barrica y luego se cría en madera durante ocho meses. De color poco concentrado, casi transparente, es un tinto que regala mucha mayor complejidad en nariz, donde se fusionan la sedosidad de una fruta negra y más madura con sedosa con una deliciosa mineralidad, notas salinas y especiadas a nuez moscada. En boca es fino y elegante, aunque más expresivo de su crianza que de su frutosidad.
GRATTAMACCO
Zona: Bolgheri
Grattamacco Vermentino 2008
Este vermentino procede de un clon corso que se recoge más maduro. Blanco fermentado en barrica y crianza de 7-8 meses en lías con una nariz espectacular, fina, con un exquisito manejo de la madera en sincronía con una mineralidad, notas melosas y a frutas como el melocotón o el membrillo. Notas a hidrocarburo de riesling viejo. Impresionante boca, amplia, potente, redonda, especiada, grasa y larga. Un vino ultra elegante listo para disfrutar ahora, pero también para guardar.
Grattamacco Vermentino 1998
Un monovarietal de vermentino que muestra el potencial a largo plazo de esta uva. Muestra matices con alguna nota oxidativa, pero tiende a lo meloso y mantiene óptima untuosidad.
Grattamacco Blanco 1991
Ensamblage de 80% trebbiano y 20% vermentino, vinificados en acero inoxidable. Deja en boca notas a almendra a pesar de no tener pase por madera, y aunque da visos por su edad de estar algo corto de acidez, en boca mantiene buena persistencia.
Bolgheri 2008
Selección de las mejores uvas, un 50% cabernet sauvignon, 30% merlot y 20% sangiovese. Es, sin embargo, la merlot la que predomina en nariz, con matices muy frutales a frambuesa y fresa. El vino se vinifica en depósitos de acero inoxidable y luego de cría entre seis y diez meses en barroca. En boca es muy especiado y redondo.
Alberello 2007
Bolgheri Superiore
65% cabernet sauvignon, 25% cabernet franc y 10% petit verdor con una maravillosa nariz donde se entremezclan notas de grosella con otras cenizas y a incienso. En boca hay alguna nota animal, pero es fino, con buena estructura con buen equilibrio entre fruta y acidez.
Grattamacco 2004
70% cabernet sauvignon, 20-25% merlot y entre 5 y 10% sangiovese. Especias, flores, tostados, grosella y cereza. Una fruta que se siente más madura y redonda en nariz y es equilibrado y pulido en boca.
ANTINORI
Marchese Antinori – Metodo Classico Nature
Villa Antinori
Un espumoso ultra brut ensamblado a partes iguales con chardonnay y pinot nero procedente de viñas especialmente seleccionadas en Trentino y Oltrepò Pavese. Un espumante divino, con notas cítricas en nariz y otras tostadas en boca, donde manifiesta mucha frescura, pero también mucho cuerpo, y una plétora de burbujas finas y persistentes que lo convierten en un estanque de fina efervescencia. Increíble armonía para las alcachofas.
Antinori 2009 La Maestrelle IGT Toscana
Tenuta Santa Cristina
Un Sangiovese (60%) con restante merlot y syrah a partes iguales que es muy fácil, muy afrutado y con gratas notas a café. Debido a su diferente momento de maduración, las uvas se cosechan y vinifican por separado, a fin de resaltar los aromas de cada cepa, y suavizar sus taninos.
Vie Cave – Maremma Toscana IGP 2006 Sovana
Fattoria Aldobrandesca
Una exquisitez de equilibrio y redondez, con una fruta negra impresionante y moras muy maduras envueltas en recuerdo a sotobosque y una cubierta de tostados con una persistente finura de vainilla. La sorpresa, un monovarietal de una uva aún poco empleada en Toscana: malbec, procedente de un terreno volcánico. Un ensamblaje excepcional para uno de los vinos inolvidables de la Toscana.
Pèppoli 2007
Chianti Classico DOCG
90% sangiovese, 10% merlot y syrah que se vinifican por separado y una vez ensambladas se introducen en toneles de roble eslovaco y 10% de barricas de roble americano. De intenso rubí, el vino es persistentemente especiado en nariz con pimienta y canela que anteceden a la revelación de su fruta roja y caramelos. En boca tiene matices chocolatosos y de fruta negra, y también recuerdos a tabaco, con una estructura sólida y potente, que se decanta en un largo posgusto donde conviven cuidadas notas torrefactas y las especies que prevalecen.
¿Dónde comprar? Algunos vinos de Antinori se consiguen en El Hórreo de V. Suárez y Costco (Puerto Rico) y El Catador (República Dominicana).
CAPELLA SANT’ANDREA
Zona: San Gimignano
Capella Vernaccia 2008
El primer vino blanco toscano en obtener DOCG. Mantiene ese recuerdo a riesling añejo, con notas minerales, a flores blancas y melocotón. Es alcohólico, potente, glicérico, persistente y con buena acidez.
Rialto Selezione 2008
Vernaccia di San Gimignano DOC
Notas más tostadas y almendradas cónsonas con su fermentación y estancia en barrica. Un vino largo, graso, con mucho cuerpo, equilibrado y persistente.
Serreto 2004
San Gimignano Rosso DOCG
75% Sangiovese y 25% Merlot criado por un año en roble francés. Entrega una fruta muy madura en nariz, pura mermelada de tomate del Douro envuelta en recuerdos de aceite de oliva, antes de dar paso a alguna nota tostada. En boca es fresco, pero algo corto de fruta y alguna astringencia.
Serreto 2001
San Gimignano Rosso DOCG
Mucha intensidad de color, en nariz se destacan las notas de crianza, con recuerdos frutales que transitan entre guayaba y algo de tomate. Un vino potente en boca y especiado, con taninos aún por domesticar, y un fin torrefacto.
¿Dónde comprar? El Club del Gourmet de El Corte Inglés (España).
RUBBIA AL COLLE
Zona: Val di Cornia
Rumpotino in Barricoccio 2004 – Val di Cornia
Suvereto Sangiovese DOC
Un 100% sangiovese que es fino, pero muy parco en nariz, quizás por la costumbre de hallar aportes en madera que aquí no existen. En boca es de estructura muy ligera, fácil, aunque luego se crece en copa y va a afinando alguna nota reductiva producto de su crianza en barro. Las uvas se cosechan cuando ya están bastante maduras, pero aún así no se manifiestan a plenitud en el vino, donde se revelan también notas especiadas.
Tutto Natura Cabernet Sauvignon 2008
Un vino con uva totalmente de cultivo biológico, algo que sólo se hace en los años que la naturaleza lo permite. Mucha fruta fresca en en nariz, por la que luego salen intensas notas especiadas y mucha trufa. En boca es más pleno que su contraparte elaborado con sangiovese, mostrando todo el amarre, fruta y potencia, pero también elegancia que es capaz de rendir la cabernet sauvignon.
BLANCOS
Parrina Bianco DOC 2009
Azienda – Tenuta La Parrina
Zona de Producción: Maremma
Trebbiano, chardonnay y sauvigon blanc que se cultivan casi a nivel de mar, apenas 50 metros de altitud, que se vinifican en acero inoxidable y luego se afinan por tres meses en botella para brindar un vino afrutado, con recuerdos a frutas blancas y manzanas, con excelente acidez que confiere frescura y lo hace un vino fácil de beber.
Montecucco DOC Vermentino Irisse 2008
Azienda – Collemasari
Zona: Montecucco
85% vermentino y 15% greco bianco que se fermentan en botas de roble de 400 litros, se crían por 12 meses y luego se afinan en botella por otros seis. Un vino pálido y quizás algo parco en aromas que se inclina más por las frutas de carne blanca, como la pera. En boca se siente el paso por madera en una estructura fina y ligera, pero con un fin persistente que destaca notas a ceniza.
Toscana IGT Chardonnay Abboccato “La Verruka” 2009
Azienda Agricola Carmigiani Enzo di Elena Carmigiani
Zona: Montecarlo
Un 100% chardonnay que se vinifica en depósitos de acero inoxidable y luego se afina durante medio año en botella. Un vino meloso, con notas afrutadas, muy fino, fácil y elegante en boca que concluye con un posgusto medio largo.
TINTOS DE CHIANTI Y CHIANTI CLASSICO
Toscana IGT Rosso Siepi 2007
Castello di Fonterutoli
Zona: Chianti Classico
Un ensamblaje a medias de merlot y sangiovese con buena fruta roja a frambuesa, que prevalece sobre los recuerdos de crianza, donde salen matices a maní. Potente, concentrado y con buen equilibrio.
Toscano IGT Rosso Il Manuzio 2004
Panzanello
Zona: Panzano in Chianti
Sangiovese y merlot que pasa 26 meses en barricas nuevas y 36 más en botella. Un vino que mucha expresividad frutal recubierta con notas de vainilla y aceituna. Tiene una boca muy carnosa, con un buen equilibrio entre fruta y madera y un largo posgusto. Un vino con mucho terreno aún por recorrer.
Toscana IGT Lanciola Terricci 2001
80% sangiovese grosso y 20% cabernet sauvignon y cabernet franc que se crían 18 meses en barrica y manifiestan un perfil más de Riserva, complejo, con notas animales, taninos sedosos, buena acidez y notas a chocolate.
TINTOS DE VAL DI CORNIA
Hide 2008 Toscana IGT
Azienda Bulichella
Un monovarietal de syrah procedente de cultivo biológico, con potente y explosiva fruta roja, y notas de clavo y chocolate. Un vino muy potente y excelentemente estructurado.
Hide 2007 Toscana IGT
Azienda Bulichella
Monovarietal de syrah cultivado de manera biológica, que pasa 20 meses en barrica y regala mucha fruta roja y vainilla en nariz, que se contrastan en boca con sabores a chocolate, frute, y una pizca de amargor, conjugada con taninos dulces y mucha potencia. Un vino deslumbrante.
Spirto
100% Merlot. Un vino para guardar. Explosión de fruta roja que en boca prosigue con notas muy especiadas. Un vino bien construido, técnico, que no emociona, pero que apasiona porque su impresionante hechura. Excepcional acompañante de comida, su armonía con el jabalí es sencillamente de quitarse el sombrero.
Petra 2007
IGT Toscana
Otro vino de guarda conformado por un 70% cabernet sauvignon, 30% merlot y una pizca de petit verdor. Esta añada, que saldrá al mercado en abril de 2011, regala una fruta roja apetecible y madura tirando a mermelada, que se ensarta con caramelo, vainilla, especias como la nuez moscada y un predominante jengibre, muy intenso. En boca ataca por su poder especiado, pero también por fruta. Concentrado, de color granate es un vino de fin largo y taninos pulidos.
Libatio 2006
Azienda Agricola S. Agnese Gigli
Monovarietal de sanvgiovese que cautiva por su complejidad aromática con notas a aceite de oliva, frutas negras, intensos balsámicos, intensidad floral a rosas rojas. En boca es fresco y con muy buen equilibrio, con recuerdos especiados, sin astringencias, con potencia, elegancia y un largo posgusto. El vino se elabora parte en depósito de acero inoxidable y parte en barrica con bazuqueo. Luego se cría unos dos años en barrica usada. Sobresaliente.
ROCCA DELLE MACIE
Zona: Chianti Classico
Occio a Vento Vermentino 2009
de Finca Casa Maria en Maremma
Nota de madera sutil con reflejos de almendra en un vino meloso, con aromas a flores blancas y profundamente mineral y con muy buena estructura en boca. Delicioso. Parte del vino se fermenta en barrica, aunque no tiene crianza.
Sasyr Toscana IGT 2007
Conjunción de 60% sangiovese de Chianti y 40% syrah de Maremma, que es una delicia de fruta en nariz con delicados matices de su crianza, y en boca es terriblemente fino. Un vino sensacional.
Campomaccione Morellino di Scansano DOCG 2009
Sangiovese, cabernet sauvignon y algo de merlot del Maremma, donde sólo el Sangiovese se envejece por roble francés por 6 meses para brindar recuerdos finos de su crianza. Notas yodadas y a pimienta, y matices aromáticos a mucha fresa y frambuesa, que se prolongan con intensidad en boca. Un vino fácil y muy bueno para beber en su juventud.
Chianti Classico Tenuta Sant’Alfonso DOCG 2007
100% Sangiovese elegante, fácil de beber y entender, pero que refleja bien su terruño.
Chianti Classico Riserva Famiglia Zingarelli DOCG 2006
Sangiovese, cabernet sauvignon y merlot de Riserva di Fizzano que sigue la línea de finura y trago fácil, quizás con mayor potencia y unas notas avainilladas más marcadas. Excelente para acompañar carnes.
Roccato Toscana IGT 2005
Sangiovese y cabernet sauvignon a mitades que se crían por separado, y entrega un mercado perfil de vainilla, pero también de cierta dulzura frutal. Vino de reto por la dificultad en conseguir un nivel maduración equitativo entre las uvas que combinan los dos vinos.
¿Dónde comprar?: El Hórreo de V. Suárez (Puerto Rico), Palm Bay Imports (EEUU)
CASTELLARE DI CASTELLINA
Zona: Chianti Classico
Chianti Classico 2009
95 % Sangioveto y 5% canaiolo que realiza su fermentación en acero y la maloláctica en hormigón. Se cría durante 6 meses en barrica que dejan su impronta en un vino con notas picantes y especiadas donde se destacan la mejorana, la nuez moscada y de manera intensa el clavo, entre una base de mucha fruta fresca.
Vigna Il Poggiale 2007 Chianti Classico Riserva
90% cangioveto y 10% canaiolo. Grata nota de pase por madera con mayor finura especiada, donde se remarcan las notas tostadas y a pimienta, así como una intensa frambuesa. Buen ensamblaje y potencia. Sólo la mitad de la madera de crianza es barrica nueva.
GUICCIARDINI STROZZI
Cusona Brut – Spumante di Vernaccia di San Gimignano
Los Guicciardini Strozzi fueron los primeros en elaborar un vino espumoso de Vernaccia. Elaborado con método Charmat-Martinotti, en que se añade carbónico pero es quizás más apto para mantener las cualidades de la vernaccia, es muy perfumado, con una nota dulzona, de fina burbuja, muy refrescante.
Cusona 1933 – 2008
Vernaccia di San Gimignano DOCG
La etiqueta sigue el modelo de las botellas tradicionales de Chianti porque su abuelo fue el primero en embotellar vinos de vernaccia, un gesto conmemorativo del nacimiento de su hijo. Un vino cuya producción se maneja de la manera más cuidadosa con selección clonal, luego una vendimia muy seleccionada seguida de un período en que las uvas se dejan secar y descansar en cajas especiales en lugares ventilados, antes de su vinificación. Se cría parcialmente en roble francés. Aroma muy especial, con notas a ésteres, hidrocarburos de Rieslings viejos. Luego van saliendo notas a toronja y matices tropicales que conviven con almendras y vainilla.
Ocra
Bolgheri DOC
Ocra significa sangre de la tierra y en este vino, realmente se disfruta la savia de cabernet sauvignon, cabernet franc, syrah y merlot, que dan un vino de Bolgheri muy asequible de precio. En nariz es super afrutado, con recuerdos a frutas negras, y en boca también fácil, ensamblando notas achocolatadas con las especias de la madera.
Millani
IGT Toscana
Un súper toscano de merlot y cabernet sauvignon que se produjo por primera vez en 1994 para conmemorar el milenio de historia de Cusona y que se destaca por la sedosidad de las notas avainilladas y especiadas de su crianza en madera.
Sòdole
IGT Toscana
Un vino que la bodega define como súper toscano, quizás más por su estructura que por su contenido, 100% sangiovese elaborado en Villa Cusona que se comercializó originalmente como un vino de mesa. Su primera cosecha se lanzó en 1983. Uvas seleccionadas de viñas viejas con bajos rendimientos, con una vinificación que se realiza en envases pequeños donde el mosto se somete a una maceración prolongada y a bazuqueos constantes durante la fermentación alcohólica. Luego de la maloláctica se cría durante 10 meses, a medias en roble nuevo y usado. Sòdole es otra cosa de vino, un vino con mucha personalidad. Una mayor complejidad aromática donde se cocinan las notas de la cocina italiana, orégano, albahaca, pimiento picante, con especias de la madera, un perfume torrefacto y a cacao, para terminar en notas yodadas y un vino opulento, pero muy equilibrado.
¿Dónde comprar?: Enologica (República Dominicana)
Foto propiedad de Viajes & Vinos. (C)
www.casamarcelo-shop.com, sabores de vanguardia y cocina solidaria, ahora a domicilio
El restaurante compostelano Casa Marcelo termina el Xacobeo 2010 poniendo en marcha un nuevo proyecto, su tienda on-line, a través de la que los amantes de la buena cocina de vanguardia tienen una nueva posibilidad de disfrutar de ella en sus propios domicilios. Sólo tienen que entrar en www.casamarcelo-shop.com y hacer su pedido. En la fecha concretada lo recibirán en sus casas, listo para calentar y servir.
Los primeros clientes en disfrutar de este servicio lo harán estas Navidades, ya que el restaurante ofrece la posibilidad de encargar la cena de Nochebuena, Navidad y Fin de Año, que pueden pasar a recoger ellos mismos en el restaurante, a pasos de la Catedral de Santiago de Compostela, o que recibirán por mensajería en sus casas.
El restaurante Casa Marcelo ha trabajado por ser un referente en la cocina desde que abrió sus puertas en 1999 en Santiago de Compostela. En la actualidad un equipo de nueve personas, con el cocinero Marcelo Tejedor al frente, trabajan cada día para desarrollar la mejor cocina de vanguardia y calidad. Esta tienda on-line abre nuevos horizontes para el restaurante, un pequeño templo de la cocina con apenas once mesas y un espacio en el que el protagonista indiscutible es la cocina, abierta a los comensales que acuden al restaurante, que ven como sus platos son cocinados con esmero.
Para empezar esta nueva etapa, el equipo de Casa Marcelo propone un delicioso menú para Nochebuena y Navidad y otro para Fin de Año, en los que incluye parte de sus recetas más conocidas y los mejores productos de temporada gallegos, desde la merluza de Celeiro al Gallo de Vila de Cruces.
Además de los menús, la tienda ofrece la posibilidad de comprar productos separadamente, como el típico pan de Casa Marcelo, hecho con las mejores harinas de trigo y centeno y amasado por un maestro panadero, o un vino Albariño “Vendetta” elaborado por Adegas Pedralonga especialmente para Casa Marcelo.
Poco a poco la tienda que ahora se abre irá llenando su despensa de nuevos productos y menús. Sus objetivos: llevar la mejor cocina de vanguardia a los hogares, darla a conocer a nuevos públicos y ofrecer un servicio añadido de Casa Marcelo y a quienes aman la buena cocina.
Casa Marcelo destinará el 5% de los beneficios de la tienda estas Navidades a la compra de productos para la Cocina Económica de Santiago de Compostela. Más información: 34-981-558-580.
Renovado sabor italiano en San Juan
Revitalizado, con formato dual y una oferta gastronómica que busca estar más a tono con los tiempos que corren y los gustos y presupuestos de los turistas que visitan Puerto Rico, así como los del mercado local, ha reabierto sus puertas Rôtisserie Il Giardino, en el Caribe Hilton Hotel en San Juan. El restaurante desdobla su antigua formalidad para dividirse en un área que sigue su línea previa, y otra más casual a tono con el concepto de las trattorie italianas.
Para quienes desean una experiencia más formal, el área de comedor, cómoda, elegante y acogedora, dispone de un menú con antipasti, sopas, ensaladas, frutos de mar, carnes, y por supuesto, pastas y risotti que congregan un inventario de estilos de preparación muy arraigados en la cultura culinaria italiana… alla amatriciana, alla puttanesca.
El área de trattoria ofrece un menú más reducido, pero igualmente representativo, con el aliciente de que también incorpora pizza y una oferta de platos criollos, donde conviven tanto risotto como arroz con habichuelas, y en el que ninguno de los platos supera los USD $ 22.
La cocina del restaurante está a cargo de cocineros dominicanos y puertorriqueños con vasta experiencia en cocina italiana.
Ambos espacios comparten la misma carta de vinos, con algunas propuestas italianas y otras de los principales países productores de Viejo y Nuevo Mundos. Un reto del local es revisar su oferta vínica, para expandir su inventario italiano --- actualmente con propuestas blancas y tintas del Veneto, y Chianti y Chianti Classico en la Toscana--- a tono con el concepto gastronómico, y revisar sus precios para atemperarlos a la línea de pensamiento de costos más razonables que busca en su menú sólido. Para quienes prefieren llevar sus propias botellas una buena noticia es que el restaurante permite descorche, usualmente sin cargos adicionales.
Il Giardino abre para desayuno, almuerzo y cena y ubica en el primer nivel del Caribe Hilton Hotel. www.ilgiardinopr.com
Sabor de Navidad cosmopolita en Río Mar
Rio Mar Beach Resort & Spa, A Wyndham Grand Resort ofrecerá a sus clientes una alternativa diferente de buffet de cena todos los días durante la época navideña del 24 de diciembre al 1ro de enero de 5:00 p.m. a 10:30 p.m. El menú especialmente concebido para estas fechas por el Chef Ramón Carrillo, ofrecerá buffet puertorriqueño el 24, argentino el 25, italiano el 26, mejicano el 27, mediterráneo el 28, tapas españolas el 29, BBQ el 30, tailandés latino el 31 e internacional el 1 de enero. Cada buffet incluye sopas, estaciones de ensaladas, carnes, mariscos y pescados y variedad de deliciosos postres.
La noche de Despedida de Año de 6:00 p.m. a 8:30 p.m., el Restaurante Palio ofrecerá un delicioso menú de cuatro platos por tan sólo $75 por persona y de 8:30 p.m. a 12:00 a.m. ofrecerá un menú de 7 platos por tan sólo $125 por persona. Y, para recuperarse de la Fiesta de Fin de Año, el Restaurante Marbella ofrecerá un Brunch Buffet Internacional el día primero de enero de 11:00 a.m. a 4:00 p.m. a $34 los adultos y $16 los niños; incluye mimosa. Para más información o reservaciones pueden comunicarse al 787-888-6000 extensión 6323 o 6326.
El Río Mar Beach Resort & Spa, A Wyndham Grand Resort, está localizado en 500 cuerdas de terreno a lo largo de una milla de playa tropical, adyacente al Bosque Nacional del Caribe El Yunque y el Río Mameyes. Este exclusivo complejo hotelero tiene 48,000 pies de espacio para actividades, un casino de 7,000 pies cuadrados, dos campos de golf de clase mundial diseñados por Tom y George Fazio y Greg Norman, un spa y gimnasio de 7,000 pies cuadrados, 11 restaurantes, y lugares de entretenimiento, 13 canchas de tenis, centro de deportes acuáticos y dos piscinas frente al mar.
¿A qué sabe la cosecha 2010? Pues aunque quizás los vinos primeros más famosos son los Beaujolais Nouveaux franceses, en el Centro Moda Shopping de Madrid se dieron cita otros jovencísimos, los de la DO La Mancha para un avance de lo que ofrecerá la cosecha 2010, pero también para brindar una panorámica de lo que está aconteciendo en la escena vinícola por las tierras de Don Quijote, la primera zona en mostrar sus vinos del año. Todo entre árboles de Navidad, teñidos de tonos borgoña y motas doradas de luz.
Muchas veces estereotipados con imagen de vinos bastos, de grandes volúmenes, los vinos de La Mancha comenzaron a dar un giro con elaboradores como Alejandro Fernández, quien desde su bodega El Vínculo comenzó a reducir rendimientos y cuidar elaboraciones para rendir vinos de un muy alto nivel.
Pero algo muy importante, a revalorar a la tempranillo, allí conocida como cencibel, en un momento menospreciada al punto que se comenzó a arrancar para replantar el viñedo manchego con cepas nobles foráneas como la merlot, la cabernet sauvignon, la petit verdot o la chardonnay, como apuesta de futuro en la denominación de origen.
Foster y Lorca, dos marcas de una sola mano, diseñado por Mauricio Lorca ambos espumantes resaltan sus peculiaridades, uno un blend de chardonnay / semillon, y el otro un rosado 100% de Malbec. Ambos pasan 120 días sobre lías.
Rosa de los V ientos de Schroeder, producido 100% de pinot noir, fue un rosado muy requerido, que competía con el espumante dulce Deseado de la misma bodega, hecho 100% de torrontés.
Altavista, con sus dos versiones de Atemporal. El rosé 95% pinot/5% chardonnay, un vino muy aromático y de burbuja muy fina. El otro Atemporal fue un blend inverso de 90% chardonnay/ 10% de pinot.
Las Moras presentó sus espumantes blend de viognier y syrah, ambos extra brut, con una relación cruzada 85/15 de las 2 cepas. Ambos de buena nariz y de una burbuja persistente.
Alma 4, un producto joven que creció con el amparo de Zuccardi, se destacó con un espumante chardonnay con paso por barrica de roble y un espumante de bonarda, muy aromático.
Probablemente no hay mayor placer que disfrutar de una feria de espumantes, estando cercanas ya las fiestas de fin de año y cuando el espíritu está jovial, por el calor del ambiente.
Durante tres días, en las instalaciones del Hotel Panamericano, se pudo disfrutar de Sparkling Nights, un evento que reunió cerca de 130 etiquetas diferentes de más de 35 bodegas, que si bien no abarcaron a todos los productores de espumante, constituyó una muestra acabada de la oferta del mercado, que cubrió prácticamente todos los rangos de precios. Hay que felicitar a la organización de JOY por brindar la posibilidad de degustar y disfrutar en un ambiente no acartonado las múltiples posibilidades que nos ofrece este segmento de la industria.
Se pudo degustar una gran variedad de espumantes; métodos champenoise y charmat, estilos nature, extra brut, y hasta dulces; de uvas pinot noir y chardonnay, pero también con syrah, viognier, semillon y hasta bonarda.
Aterrizó por amor en Guatemala y por accidente en el ron. Lorena Vásquez es mujer orgullosa de sus raíces y apasionada por las posibilidades que ofrece un mundo estereotipadamente masculino, en el que esta dama de pequeñas dimensiones se alza en grande como el lugar donde cría el ron que elabora, Zacapa.
Vásquez estuvo de visita en Puerto Rico, el mayor productor de ron del mundo, para presentar los rones guatemaltecos de Zacapa, Zacapa 23 y Zacapa XO, rones premium que recientemente se han introducido en el mercado puertorriqueño.
El ron es una bebida destilada hecha de derivados de la caña de azúcar tales como su jugo y sus melazas, que se transforma por medio de un proceso de fermentación y destilación. El destilado, un líquido transparente, generalmente luego se añeja en roble y otros tipos de envases de madera.
La industria del ron en Guatemala se inició formalmente a principios del siglo XX. Aunque no hay registro de producción de destilados de caña de azúcar en la época colonial, sí se conoce que los mayas preparaban bebidas fermentadas a base de maíz y algunas raíces por su importancia en las ceremonias religiosas indígenas, una relevancia que continúa hasta hoy.
Según Vásquez, los Rones guatemaltecos son rones complejos y con mucha estructura de aromas y sabores.
Diageo, que por lo últimos años ha mantenido con Zacapa un acuerdo de distribución y mercadeo conjunto, pudiera adquirir el 50% de Ron Zacapa en 2011. España, Italia y los Estados Unidos son los principales mercados internacionales de Zacapa.
La casa cristalera Riedel diseño una copa especial para la degustación del Ron Zacapa.
1993
100% Cabernet Sauvignon de una añada con clima equilibrado, temperaturas más bajas y alguna lluvia una vez concluida la vendimia. En nariz es súper balsámico, con recuerdos mentolados y a menta chocolate, y matices de mayor evolución que dan incluso notas a Oporto. Un vino redondo, que aún conserva buena acidez y recuerdos especiados en nariz de su crianza, pero que ya muestra signos de madurez.
1999
93% Cabernet Sauvignon con 7% Cabernet Franc producto de un año seco y caluroso en el que se adelantó la vendimia, que ofrece muchos contrastes en nariz con recuerdos frutales un poco salidos de la norma, con notas a fruta de la pasión y granada, conviviendo con matices a hojarasca y recuerdos a aceituna, aceite de oliva y mucho tomate. Una boca potente y estructurada, aunque algo astringente.
CONCHA Y TORO
LOS GOLES
Hace algunos meses Concha y Toro entabló un acuerdo de auspicio del prestigioso equipo inglés de fútbol Manchester United. Un acontecimiento del que Divinidades ya diera cuenta en su pasada edición y a su grupo en Facebook, y que para Alfonso Larraín es un importantísimo paso adelante en la globalización de Concha y Toro.
“Es un acuerdo por tres años, un paso muy grande que aborda a un tipo de público muy distinto”, explica.
Mientras el acuerdo se firmaba en Londres, en Chile rugía con esperanza el descubrimiento que los mineros que paralizaron al mundo seguían con vida. Al enterarse Sir Bobby Charlton, célebre jugador del Manchester, que entre los mineros había alguno que había sido futbolista, quiso enviar un mensaje de ánimo, para lo que fue providencial la astucia de Larraín y el hecho de que la televisión chilena formaba parte del séquito que en esa ocasión acompañaba al grupo de Concha y Toro al Reino Unido. Así se hizo, algo que relata Larraín henchido de emoción.
Tras el rescate de los mineros, el presidente de Chile, Sebastián Piñera visitó el país durante su gira europea, oportunidad en que la gente del Manchester invitó a todos los mineros a asistir, en vivo, a un partido del equipo inglés.
Esto ha sucedido el 11 de diciembre, un momento que Larraín aguardaba ansioso e ilusionado.
Aunque no juega al fútbol, el presidente de Concha y Toro gusta mucho de ver los partidos del deporte, sobre todo si la que juega es la selección chilena.
En Concha y Toro, así como hay equipos específicos para trabajar cada línea de vinos, hay también equipos internos de fútbol que que se forman en las diferentes áreas: agrícola, márketing, y que juegan de manera independiente durante todo el año.
El Valle Central cubre la mayor cantidad de territorio dedicado al vino en Chile. Puente Alto, cuna de Don Melchor ubica en el Alto Maipo y está sujeto a la influencia de ubicación entre el río Maipo y la Coordillera de los Andes, un lugar a una altitud de 650 metros que confiere un clima mediterráneo semi-árido, con estaciones muy marcadas, que obligan al riego debido a la baja pluviometría. Su suelo aluvial con mucha piedra es clave para el vino porque brinda equilibrio a las cepas, que no crecen en exceso. Hay grandes amplitudes térmicas que ayudan al desarrollo de los componentes fenólicos.
Por allí se esparcen las 114 hectáreas que dan vida a Don Melchor, siete de las cuales están plantadas con Cabernet Franc. Son parcelas homogéneas de vigor, que reciben un manejo agrícola diferenciado, para conseguir un crecimiento equilibrado de cada una de las cepas y de sus parcelas.
“Del 1987 al 93 Don Melchor se elaboró enteramente con Cabernet Sauvignon. Luego se puso algo de Merlot, pero lo eliminamos, y plantamos Cabernet Franc, que entendemos aporta un mejor equilibrio a la Cabernet Sauvignon porque le suaviza los taninos”, explica Enrique Tirado, enólogo de Don Melchor.
"No soy de improvisar".
Como el propio Rey Melchor, Alfonso Larraín ha pasado varias décadas de su vida recorriendo el globo con su maletita repartiendo regalos líquidos de Chile para el mundo. A veces viaja acompañado de un séquito a la usanza real, pero siempre con modestia y sencillez, y la certeza de que el éxito de su empresa Concha y Toro comienza con el orgullo de ser chileno y el convencimiento de que sus vinos tienen la capacidad de ser el mejor de los regalos.
Así ha ido muchas veces a visitar a los franceses y más recientemente ha ido de ruta por el Caribe, donde en preludio de la Navidad, ha estado en Puerto Rico para presentar un obsequio especial, la cosecha 2007 del vino Don Melchor, y celebrar sus veinte años de sobresaliente trayectoria en los mercados internacionales.
“Nuestra meta no es hacer un vino francés, sino el mejor Cabernet Sauvignon de Puente Alto”. Un objetivo que él y su equipo tienen tan definido como el terruño de donde surge Don Melchor y repiten hasta la saciedad, como las líneas de un guión estratégico muy bien aprendido por todos.
En la década de los ochenta, en Viña Concha y Toro comenzaron a realizar vinificaciones experimentales de terruños concretos. Así fue que se percataron de la singular distinción de Puente Alto. La excepcionalidad de lo que salía de aquel trozo de tierra excepcional les motivó a dedicarle un vino a la misma altura.
Desde 1989, la Agencia de Promoción Económica de Toscana realiza una competencia bienal donde se seleccionan los mejores vinos que se elaboran en la región. Conscientes de la limitaciones que impone la promoción del vino regional siguiendo la especificidad de sus denominaciones de origen, la Selección de Vinos de la Toscana busca simplificar la manera de darlo a conocer, agrupando a los vinos de la región de manera más abarcadora, para que a los consumidores les sea más fácil asociarlos con la sombrilla de la región Toscana.
Aunque Toscana adquirió repercusión internacional por la prominencia de sus marcas más consolidadas o los célebres súper toscanos, esta región italiana cuenta con un inventario extenso de productores menos divulgados de altísima calidad, que con este evento como plataforma, busca dar a conocer su excelente producción, en toda su amplitud. El objetivo de la Selezione es convertirse en un instrumento de promoción de Italia en el mundo, mostrando el alto nivel de calidad de la enología toscana, a la par que premiar el esfuerzo de las bodegas por mejorar su calidad.
Desde su edición original, el evento ha pasado de 105 bodegas participantes a 467 en 2010, y de 317 etiquetas a 1364. La Selección de Vinos de la Toscana agrupa aproximadamente al 10% de los productores toscanos.
Las selecciones de este concurso enológico se realizan mediante catas a ciegas, coordinadas por la prestigiosa Associazione Italiana Sommelier (AIS), que utiliza los métodos de valoración de la Unión Internacional de Enólogos. Cada comisión evaluadora de las más de mil etiquetas está integrada por cinco enólogos, tres de ellos italianos, un sumiller y un periodista internacional miembro de la Federación Internacional de Periodistas y Escritores sobre Vinos.
Los vinos que obtienen más de 85 puntos en la evaluación obtienen menciones especiales, y los cinco mejores de cada categoría un diploma de honor. Los tintos Reserva con DOP dominaron las menciones especiales de 2010, en las que también se resaltaron los tintos con IGP.
Todas las provincias toscanas tienen vinos representados en la Selección. Uno de los datos más relevantes de la edición 2010 es que entre los premiados hay vinos procedentes de provincias que se han incorporado activamente al sector vino tan sólo en los últimos años y que cada día cuenta con más y más empresas vitivinícolas y vinos.
Además de Chianti, Chianti Classico, San Gimignano, Bolgheri o Val di Cornia, en la amplia Toscana hay muchas otras zonas delimitadas donde se elaboran vinos excepcionales. Tres de ellas son Carmigiano. Montepulciano y Brunello di Montalcino.
El Brunello vio la luz a mediados del siglo XIX cuando un grupo de productores locales, mediante la selección clonal de la sangiovese, obtuvieron un producto de gran calidad y gran potencial de envejecimiento. Así surgió el Brunello di Montalcino, nombre con que se conoce en Montalcino a la sangiovese.
El Brunello di Montalcino es la máxima expresión enológica de una tierra que por siglos se ha vanagloriado de una gran tradición vitivinícola. Apreciada ya hace siglos, la producción en Brunello fue siempre fiel a los cánones que se afirman en la tradición. Sólo fue a finales del siglo XIX que se iniciaron los primeros experimentos que permitieron valorar unas cualidades singulares de una materia prima y un ambiente únicos.
La sangiovese es también la gran protagonista en Carmigiano, un territorio delimitado con una DOCG, donde se elabora un vino de antigua tradición que ha sabido mantener en el tiempo una imagen propia incluso cuando se englobaba en la gran familia del Chianti. Los propios Medici fueron los grandes apreciadores de los vinos de la región, a la cual en 1716 se le llegó a conceder la primera verdadera patente de nobleza, una especie de DOC que los integraba en el grupo de los mejores vinos de la Toscana. En épocas más recientes, primero con la concesión de la DOC en 1975 y luego de la DOCG en 1990, el vino producido en Carmigiano ha probado ser uno de los grandes tintos italianos, elegante, y reflexivo de un gusto internacional que le confiere la presencia de la cabernet sauvignon.
Aunque se requiere que al menos 50% del taglio, es decir, el ensamblaje, contenga sangiovese, en Carmigiano los tintos tienen también que contener un porcentaje de cabernet sauvignon y cabernet franc. También debe de haber una aportación de canaiolo nero, una cepa más toscana.
Suvereto es uno de los enclaves de Val di Cornia, una tierra de espléndidos pasajes, burgos medievales, iglesias y colinas donde los romanos llegaron a plantar viñas. Una tradición cultivadora de la que ya se daba cuenta en el 800, pero cuya evolución como productora de vinos sólo dio un vuelco a partir de la década del 1990, gracias a una certera selección en las viñas y una eficiente labor en bodega que redundaron en unos vinos distinguidos, muchos exuberantes, de construcción muy sólida y gran calidad.
En Val de Cornia se producen blancos, primordialmente con trebbiano y vermentino, así como rosados y tintos, incluido vinos Reserva y Superior. Además de la sangiovese, se permiten otras cepas nobles como la merlot o la cabernet sauvignon. Hay también una producción de vinos pasificados, a partir de aleatico y ansonica.
Con esas fórmulas tintas, en Val de Cornia, y cerca de Suvereto, integrada en el paisaje funciona Rubbia al Colle. Una de cuatro bodegas de un grupo esparcido por el territorio italiano, que comenzó como proyecto en 1999 y finalmente estrenó su estrucura de bodega en 2008.
Pero al trascender el centro del campo toscano, cambia el paisaje. De momento escasean las viñas y el entorno se vuelve tan plano y verde que recuerda a Escocia. Cambia el suelo, cubiertas vegetales, cantos rodados, y las ciudades colgando de la altura, como Volterra, destacada por su producción de alabastro, se vuelven más excepcionales.
Incluso aparece un letrero en dirección a “La California”, pero en realidad hacia donde va la ruta es hacia una Toscana costera menos estereotipada, pero más innovadora, con vinos que reflejan el carácter cálido, hospitalario y abierto al mar que casi funde al Tirreno con el Mediterráneo, pero también la historia milenaria y cultural de la región, desde los etruscos hasta la hermana de Napoleón, y que cuenta con un potencial tan avasallador que los que saben la señalan como una de las zonas más promisorias y a las que hay que estar atentos en el vino toscano.
La Maremma se divide en tres enozonas principales, Maremma Superior, Central y del Sur. De terreno bajo y pantanoso, la marisma toscana fue un espacio casi abandonado hasta la década del 1950, cuando la poca producción de vino se circunscribía a los terrenos más altos. La sangiovese, reina de la Toscana, al ser una uva que tardaba en madurar, en la Maremma quedaba casi quemada, con lo cual casi se había descartado la aptitud de la Maremma como zona productora de vinos. Lo que no se había considerado era que quizás sí había otras cepas con la aptitud de la que carecía la sangiovese en la región. Afortunadamente, siempre hay visionarios.
Así como cuelgan del cielo las altas torres del pueblo, en los alrededores de San Gimignano está Pietrafitta, una hacienda agrícola cuyos orígenes datan del año 961, cuando integraba el feudo de los Fosci, propiedad del marqués Ugo Salico di Toscana, y una bodega, que se estableció apenas en 1920, y donde los racimos de uva para el Vin Santo 2010 cuelgan en la noche helada mientras se deshidratan, bañados por la escueta luz de la luz y las estrellas.
La azienda, que antaño se consideró entre las más importantes y prestigiosas haciendas agrícolas en Italia, tiene una historia saltimbanqui de cambio de propietarios, de familia a la Iglesia, a nobleza de los Saboya ---quienes realizaron una importante inversión en la actividad agrícola de Pietrafitta plantando nuevas viñas y olivares---, al estado italiano, que asumió su propiedad en la Segunda Guerra Mundial y fue su penúltimo propietario antes del dueño actual. En esa época parece haberse detenido el tiempo en trozos de la bodega, un espacio que no debe anticiparse con hermosura, sino más bien con un aire triste, nostálgico, y en cierta manera desorganizado, con equipos de años que contrastan con la estética modernidad de las etiquetas con que comercializan sus productos.
Pietrafitta fue una de las bodegas pioneras en la elaboración de vinos de vernaccia, algo que continúa haciendo hasta hoy, también incorporando otras cepas, como la sauvignon blanc o la chardonnay, a las que se ha permitido incrementar su proporción en los ensamblajes en San Gimignano.
Luiggi Temperini, el joven enólogo, llega con una muestra de depósito de uno de los blancos de 2010. Buena evolución, con algún toque de almendra que engaña sobre un inexistente pase por barrica, porque es en realidad, una cualidad de la propia uva, y quizás también residuo de un secreto elaborador, filtrar antes de fermentar. Mario Ercolini es consultor enológico de la bodega.
Temperini y Andrea Valiani son dos tiempos en Pietrafitta, dos épocas de vino que muestran pueden convivir en ese futuro antiguo que identifica a la Toscana. Tradición con innovación, un director general, como Valiani, que labora en la bodega desde hace casi treinta años, y un equipo totalmente joven, que casi parece extraído de alguna revista de moda, enfocado al futuro y que le aporta modernidad a la imagen del vino, asegurando el equilibrio entre su esencia y su proyección.
Los vinos de Pietrafitta se destacan por su mineralidad, algo que según Valiani tiene que ver con suelos donde hubo mucha presencia de conchas. Además de los blancos, en la azienda se elaboran tintos, rosado, grappe y aceite.
Si hay alguna tendencia que no tiene visos de retroceder en Toscana es la apuesta de los productores por vinos y aceites elaborados con uvas y aceitunas que cultivadas de manera ecológica.
Por ejemplo, además de Capella de Sant’Andrea, la Azienda Mannucci Droandi, con un Foglia Tonda, o Podere Spazzavento con Grano delle Formiche, o Bulichella, en Val de Cornia, con su Syrah Hide, son algunas que apuestan por los vinos “bio” y a las que se añaden Poggio al Gello con su Pugnitello del Piaggione, Macchion dei Lupi, también en Val de Cornia, Lasalva con Prima Causa, o Gratammaco, que desde 2005 ha apostado por los cultivos ecológicos en la zona de Bolgheri.
¿A qué se debe? A que la legislación está incentivado los cultivos biológicos, y, por supuesto, a que también hay un interés por parte del consumidor por conocer la procedencia de lo que ingiere. De hecho, a partir de enero de 2011 se van a hacer contraetiquetas de vino biológico en la Unión Europea.
En Italia existen unos protocolos de elaboración, aunque la adhesión al proceso es voluntario, y también ayudas del gobierno para reconversión del viñedo, lo cual ha propiciado más cultivos biológicos y una mayor participación de jóvenes y mujeres en el sector vino, pues también existen ayudas empresariales para estos segmentos.
“Nosotros elaboramos aceite de oliva con aceitunas cultivadas mediante agricultura ecológica, pero aún es difícil hacer cultivos totalmente ecológicos en los vinos, por las dimensiones de los proyectos”, comenta Piero Antinori sobre los vinos que se elaboran en sus bodegas. “Si tenemos algunos elaborados con uvas derivadas de agricultura biológica, pero aún es riesgoso transformar toda nuestra producción en esta línea, aunque sí tenemos un compromiso de impactar el ambiente al mínimo. Por ejemplo, la cosecha 2010 fue bastante difícil por las continuas lluvias veraniegas”.
Las aceitunas no sólo protagonizan el aceite, sino que tienen una presencia casi certera en los menús de toda la región, donde el pan untado con pasta de aceituna es prácticamente una obligación como antipasto.
La frescura, la pureza y la artesanía, son cualidades, no sólo de los vinos, o los aceites, el pan recién horneado o la pasta recién moldeada, sino también una tentación en gran parte de los ingredientes que se emplean en la gastronomía toscana.
Y es que, además de oleo y enodestino, la Toscana es una tierra de robustas tradiciones gastronómicas campesinas y uno de los más fascinantes destinos gastronómicos con abundancia de recintos para yantar, pero también una plétora de tiendas especializadas en productos regionales e incluso mercados populares, como en Florencia, en los que es un verdadero reto no sucumbir a la abundante tentación de trufas, quesos, como los célebres pecorino o parmigiano, o el interminable desfile de salumi, embutidos exquisitos con trufa, mortadelle, salami, cerdo, o el manjar otoñal, il cinghiale, el jabalí, objeto del deseo de los nutridos grupos de cazadores que hacen de este cerdo salvaje la presa más codiciada y el plato de caza por excelencia..
El preludio navideño ofrece también el deleite de turrones artesanales y otras dulces delicias chocolatosas, entre la que se encuentra una más cotidiana, la nutella, la más internacional crema italiana de chocolate y avellanas cuyo consumo es tan obligado que casi se reza “dános hoy la nutella nuestra de cada día”.
Pero otro bien gastronómico imprescindible son le gelatterie, abundantes, y siempre con artesanales gelatti en una interminable lista de sabores, de lo más tradicional, a lo más exótico y, todos, siempre deliciosos.
Incluso en San Gimignano y Chianti Classico ha vuelto a introducirse la producción de azafrán, una especia cara y cotizada, con que se sazonan no pocos risotti.
Cuando en la década del 1970 el cineasta Italo Zingarelli decidió comprar Le Macie para cumplir su largamente acariciado sueño de tener una bodega, igual que su colega Francis Ford Coppola, quizás no vislumbró que esta nueva fábrica de ilusiones iba a convertirse en el escenario más importante de su película familiar. Quo Vadis? En dirección del vino.
Le Macie vino primero, un burgo antiquísimo, una propiedad del siglo XIV que Zingarelli compró en 1973 con las ganancias de sus populares filmes de spaghetti Western que le catapultaron a la fama con Terence Hill y Bud Spencer, y luego vino la Rocca.
En esa época, Castellina era una zona deprimida, con lo cual su adquisición fue una apuesta importante del cineasta, que restauró la propiedad y determinó construir allí su anhelada bodega. Fue entonces, excavando para ella, que apareció la Rocca, que complementó con su nombre al proyecto que hoy se levanta como la “catedral del Chianti”, una de las empresas de vino más grandes y sólidas de Chianti Classico: Rocca delle Macie.
Cepas toscanas
Aleatico: tinta sobre cuyo origen hay desacuerdo, aunque algunos piensan es una mutación del moscatel tinto. En la Toscana, se halla primordialmente en la isla de Elba, donde es la base para destacados vinos dulces. La aleatico rinde vinos de color rojo rubí con ribetes violáceos y un intenso perfume afrutado, que con la madurez tiende a expresar notas a confitura y chocolate.
Ansonica: una uva que con probabilidad llegó a Toscana desde Sicilia, radicándose en la isla de Elba en el siglo XVI. Los vinos de ansonica tienen un color amarillo pajizo tendiente al verde pálido, con un perfume bastante intenso y afrutado y, en algunos casos, con notas herbáceas. En boca expresan discreta frescura, un buen equilibrio y una grata persistencia aromática.
Brunello: un clon particular de la sangiovese seleccionado a fines del siglo XIX por Ferruccio Biondi Santi en Tenuta San Greppo, que luego se tipificó oficialmente como “brunello”.
Canaiolo: uva tinta que se parece a la sangiovese, aunque su hoja es distinta y tiene alguna nota dulce. Su zona de cultivo está difundida sobre todo a través de Chianti.
Colorino: una uva de baya muy pequeña que casi no tiene líquido y ofrece muy bajos rendimientos. También se conoce como lambrusco y es una uva autóctona que cobra popularidad en Toscana.
Malvasia Bianca Lunga: uva originaria de Grecia, cultivada y difundida desde hace siglos en las colinas de Chianti. Conocida también como malvasía del Chianti o malvasía di Toscana.
Pugnitello: una cepa centenaria, familia de la sangiovese, que se ha redescubierto luego de casi estar extinta.
Sangiovese: una uva arraigada en Toscana que ya se conocía desde tiempos etruscos. Es la uva más cultivada en Italia, sobre todo en el área central, distinguiéndose ecotipos y clones diversos. La sangiovese rinde vinos de color rojo rubí, y brindan aromas finos e intensos, afrutados y florales. En boca expresa un buen equilibrio entre frescura, tanicidad y grado alcohólico, con una importante estructura y gran persistencia gusto-olfativa Otros sinónimos incluyen brunello, morellino, prugnolo, sangioveto. La sangiovese ha trascendido las fronteras italianas para afincarse en países como los Estados Unidos o México.
Sangioveto: clon de Sangiovese de baya más pequeña y taninos más dulces.
Trebbiano Toscano: cepa de origen probablemente etrusco, la trebbiano toscano es quizás la más importante del conjunto de trebbiani en Italia. Es una de las uvas más difundidas en el país, siendo la Toscana una de sus principales zonas de cultivo. Sus vinos son de matices amarillo pajizo, con aroma bastante intenso y afrutado, con un gusto que evidencia una estructura discreta y un buen equilibrio. También se conoce como ugni blanc.
Vernaccia di San Gimignano: uva blanca que se conoce desde fines del siglo XIII, aunque no se ha determinado cómo llegó a Italia. La vernaccia de San Gimignano da vinos amarillo pajizo, bastante afrutados y con notas almendradas. En boca sus vinos son rotundos y redondos, con buen equilibrio y frescor.
Allí en Castellina, hay un espacio con hileras verticales de racimos de bayas de trebbiano y malvasía, más o menos doradas, insertadas en alambres que cuelgan del techo y miran a la viña, mientras aguardan pacientes en un lluvioso preludio de invierno los cinco meses futuros en que verán cambiar las estaciones en el viñedo hasta que la baya se contraiga y se arrugue.
Son uvas para el Vin Santo de Castellare de Castellina, una hacienda agrícola con unos cien años de historia, pero que en ese tiempo ha cambiado de mando. Sus actuales propietarios, los Panerai, han estado a cargo de la bodega desde 1970, un período en el que se ha apostado fuertemente por la exportación de los vinos, actualmente vocación prioritaria de muchas de las bodegas en Toscana.
Unas 33 de las 80 hectáreas de la hacienda se dedican a viñedo, con cepas de entre cinco y treinta años. Inmediatamente los Panerai adquirieron la hacienda, emprendieron un censo de vides que permitió seleccionar la mejor especie de sangioveto, la noble versión autóctona de la sangiovese, un clon de baya más pequeña y taninos más dulces, además de malvasías negras, variedades que otorgan carácter especial a algunos vinos de la bodega. La bodega mantiene un viñedo experimental con las Universidades de Milán y Florencia, así como con el Instituto San Michele all’Adige, lo que ha permitido investigaciones continuas sobre los mejores clones para renovar los viñedos.
Y es que la apuesta de Castellare de Castellina es precisamente que se pueden hacer vinos de calidad internacional, empleando únicamente cepas autóctonas.
Ejemplo de ello I Sodi de San Niccolò, elaborado con sangioveto y malvasía negra, y uno de los protagonistas de una cata en capilla, una experiencia eno-religiosa en la pequeña iglesia barroca que se encuentra dentro de la misma propiedad, y que, como el vino, lleva también el nombre de San Niccolò.
“Respetamos la tradición y apostamos por el uso de uvas autóctonas como la canaiolo o la sangioveto”, dice Alessandro Cellai, enólogo y director técnico de la bodega. Y lo cierto es que aunque la bodega tiene también vinos elaborados con cepas como la merlot (Poggio al Merli) o la cabernet sauvignon (Coniale), sus más logrados son los que se producen con variedades locales, algo que se establece casi como precepto en muchas otras bodegas toscanas.
En el perfil de los vinos de Castellare di Castellina se conjuga la potencia especiada de los vinos con una elegancia que ensambla bien la fruta y la habilidad con que la bodega maneja el uso de las barricas, que al igual que sucede con la mayoría de las bodegas de la región, se aleja de la predominancia de robles nuevos, para optar más bien por un juego estratégico que en menor o mayor medida, a veces hasta más de 60%, utiliza robles de uno o varios usos para redondear los vinos durante su crianza. Y como es también casi tendencia, emplea con preferencia el hormigón para realizar malolácticas.
Bajo la capilla una cava semicircular, iluminada, y ultra moderna, de puro hormigón, donde se crían algunos de los vinos de la bodega. Además del vino, la experiencia eno-religiosa se completa con una degustación de aceite de oliva recién prensado, puro jugo de aceitunas frantoio, moraiolo y leccino, omnipresentes en todas las bodegas toscanas.
La viña de Castellare, con su desfile de cipreses tiene la fragancia de las hierbas impregnadas entre los rastros de uva. Una viña adornada por el arcoíris que se refleja complaciente sobre el viñedo en una helada mañana.
La salida de Florencia a Chianti es un continuo rumor de villas a lado y lado de la carretera. Florencia y el entorno toscano se pintan de matices amarillos, salmones y mostaza, tan marcados los colores que hasta los semáforos se estancan en el amarillo de precaver, equiparándolo casi al verde de tránsito libre, color que enmarca muchas ventanas del paisaje.
El espíritu de otoño ya casi empieza a abrazar al invierno, con intensos tonos ocre en el paisaje y árboles de troncos delgados que el tiempo empieza a desvestir.
Un pequeño río corre paralelo a la carretera en el atardecer temprano mientras uno va adentrándose en el corazón del vino, escoltado por la voz de Andrea Bocelli. Faltan las palabras para describir el horizonte, la inefable puesta de sol en un tiempo helado entre colinas con hileras de vid con los despojos de la pasada vendimia.
El Chianti ha sido el vino toscano por antonomasia, un producto que ha dado celebridad internacional a su región de origen y que todavía hoy mantiene en alto el prestigio universal de la enología italiana.
La primera delimitación relacionada al vino Chianti se remonta al 1932, su designación como DOC se da en 1967 y en 1984 se reconoce como una DOCG. La amplitud de Chianti cuenta con varias especificaciones correspondientes a varias subzonas geográficas, como pueden ser, entre otras, Colline Pisane o Colli Fiorentini.
Es precisamente en esta última donde se halla parte de la producción de Lanciola, una azienda que data del 1587 y que perteneció a la noble familia Ricci. En 1846 estos vendieron la hacienda, que posteriormente comprarían sus actuales propietarios, los Guarnieri, con un deseo de desarrollar el territorio. El proyecto agrícola posee unas 90 hectáreas, de las cuales casi la mitad se dedican al vino, que elaboran bajo dos zonas de producción, Chianti Colli Fiorentini y Chianti Classico.
El vino italiano, como bien admite Antinori, no es un tema sencillo. Su extenso inventario de apelaciones unido a uno de los más ricos patrimonios vitícolas de cepas autóctonas crean una diversidad de doble filo. Por un lado, estos fundamentos ofrecen a Italia una distinción y capacidad de crear vinos de acusada personalidad pero, por otro, aportan una extensa extensión de propuestas, tan vasta para el territorio, que puede resultar difícil sincronizarse con la amplitud de ese universo vitivinícola y su evolución.
Toscana cuenta con una superficie de casi 61 mil hectáreas de viña, de las cuales un 71.6% se dedica a la producción de vinos amparados por una denominación de origen. La legislación sobre éstas es relativamente reciente en Italia, siendo apenas en 1963 que se reguló por primera vez la materia. La normativa actual está ligada a una ley promulgada en 1992, que disciplina la producción conforme a la procedencia de las producciones, los rendimientos de producción, así como los modos y tiempos de vinificación y crianza, e incluso las fechas autorizadas para su comercialización.
En la región hay tres descriptivos importantes relacionados a la procedencia geográfica del vino. IGT (Indicazione Geografica Tipica), que es más o menos un equivalente a los Vinos de la Tierra en otros países; DOC (Denominazione d’Origine Controllata); y un nivel superior DOCG (Denominazione d’Origine Controllata e Garantita), más a la usanza de las denominaciones de origen calificadas. Hay seis IGT, seis DOCG y bastantes más DOC. En este panorama regional, se destacan Chianti y Chianti Classico (entre ambas, el 65% de la producción toscana), seguidas de Nobile de Montepulciano, Brunello, Morellino de Scansano, Bolgheri y Vernaccia di San Gimignano. Los vinos mercadeados como IGT representan un importante porcentaje de la producción.
El sector vino es uno de los elementos integrales de la economía agrícola regional, representando el 18% de las ventas totales de la zona y exportaciones que en 2009 alcanzaron 539 millones de euros.
En la Toscana hay casi 28 mil empresas dedicadas al negocio del vino, de las cuales poco más de seis mil producen vinos con denominación. Siena y Florencia concentran la mayoría de los viñedos de la región, una vocación en que les sigue Grosseto y Arezzo.
Un espacio a dos niveles con un menú con especialidades sencillas, pero auténticamente toscanas, muchas elaboradas con productos procedentes de las diferentes propiedades familiares, y un aliciente especial, la posibilidad de probar todos los vinos de la gran marca Antinori, incluidos los elaborados fuera de Italia, lo que convierte a la Cantinetta, un local donde prima lo exquisito de la sencillez que hace sobresalir los pequeños detalles, en uno de los espacios gastronómicos más placenteros y concurridos de toda Florencia.
Florencia, una ciudad que se refleja también en toda la producción familiar y que también está próxima al campo, lo que permite combinar un ofrecimiento cultural, con otras bondades del gran entorno toscano. Un espacio histórico por donde es posible cruzarse con Antinori, Piero, paseándose como cualquier otro florentino.
¿Cuáles son los retos de la casa Antinori?
Como claramente define su escudo familiar, Duce Proficio, continuar persiguiendo la excelencia, y tener éxito en la tarea de mejorar la calidad de sus productos. “A nivel productivo, estamos invertiendo en las bodegas, en la viña, mejorando estructuras de crianza, algo que tengo mucho optimismo nos ayudará a mejorar la calidad, lo cual nos hará también más competitivos. A nivel comercial, queremos crear en los mercados emergentes como Asia o la India una reputación similar a la que hemos sido capaces de lograr en los mercados en los que ya estamos consolidados”, vislumbra. Los Antinori no tienen planes de elaborar en estos mercados, no porque no les resulte atractivo o interesante, sino porque opinan que en un proyecto familiar como el suyo, no es posible hacerlo todo.
¿Y los del vino toscano?
“En lo productivo, vender una parte de las grandes haciendas de vinos y orientar los minifundios al mercado, desarrollando vinos que se puedan vender y logrando una mayor eficiencia en la gestión del viñedo. El vino se ha industrializado mucho en las últimas tres a cuatro décadas. En lo comercial, tener en regiones emergentes, como Asia, con China, el mismo éxito de posicionamiento de producto que hemos tenido a nivel comercial en otros mercados”.
¿Cómo se ha sentido la crisis en el vino italiano? “Los viticultores sí la han sentido porque por la uva se está pagando hasta un 40% menos. Es cierto que ha habido una ralentización, pero no tanto de consumo, sino más bien en la rotación de ciertos rangos de precio. Pero a nivel de ventas las exportaciones han crecido de manera interesante”, apostilla, encantado de saber que en el extranjero algunos de los vinos de Antinori pueden incluso adquirise en grandes superficies como Costco.
Educadísimo y sencillo, su equipo de trabajo da fe de que así se comporta siempre y que es un gusto trabajar con él. Pero eso no le resta exigencia. Cuando suena el teléfono, la prioridad es atenderlo, con un sentido de urgencia y respeto por quien está al otro lado de la línea que se extraña en la atención al cliente masificada y desdeñosa de muchas otras empresas en el mundo de hoy.
Sigue activo con el Instituto de Grandes Marcas del vino italiano, que continúa sus actividades promocionales por Asia, en Hong Kong y Japón, y pronto llegará a Nueva York y a Miami, con motivo del South Beach Wine & Food Fest, del cual Italia será país invitado en su edición de febrero 2011.
Con tantos proyectos de vino, tan sólo en Italia siete, que producen mucho más de medio centenar de etiquetas, la filosofía administrativa de la sombrilla Antinori es clarísima. Cada proyecto tiene su propio viñedo, su propia bodega de vinificación, embotellado y crianza, su propio enólogo y su propio responsable vitícola. No hay nada centralizado, sino que cada proyecto tiene su propia fisionomía. “Lo industrial no tiene sentido en un mundo artesanal”.
En sus vinos, Antinori busca calidad y personalidad. Pero también una imagen, un aspecto estilístico, que desde el punto de vista comercial es importante para crear una diferenciación. Porque en lo que a él concierne, siempre separa lo productivo de lo comercial.
Los franceses se distinguen por su glamour, los españoles por su disfrute de la vida, pero en lo que pocos equiparan a los italianos es en el estilo. Algo que también se refleja en el vino, especialmente cuando se nutre de la influencia florentina. “Desde niño he estado expuesto a la belleza y armonía que se respira en Florencia, y que confiere un sentido de calidad, belleza y armonía del cual es imposible abstraerse y que se refleja de manera importante en nuestros vinos”.
Aunque el primer documento oficial que certifica la vinculación de los Antinori al vino italiano data del 1385, cuando su ancestro Giovanni di Piero entró a formar parte del Arte Fiorentina dei Vinattieri, Piero Antinori está convencidísimo de que su familia elaboraba vino desde antes. Él es la generación número 26 de una estirpe que ya va por la número 28, y que ha prevalecido a lo largo de la historia vinícola italiana con una filosofía de respeto a la tradición y al territorio, sin inhibir el espíritu innovador, que le ha posicionado como uno de los grandes revolucionarios de la modernidad del vino en Italia.
“La innovación es muy importante en el vino, pero la tradición, algo que forma un poco parte de nuestro ADN, es importante por otros motivos, no técnicos ni científicos, sino porque constituye la transmisión de valores de generación en generación, que yo espero pasar a mis hijas y nietos como me los transmitió mi padre a mí”, señala el Marqués de Antinori a Divinidades.
Valores como la pasión por la tierra, la perseverancia, elementos claves en el mundo del vino donde los resultados no son súbitos, convirtiendo a la paciencia en un ingrediente indispensable en la ecuación de uvas. “En el vino no hay atajos. Cualquier proyecto tarda ocho a diez años mínimo en establecerse”, añade. “Las cosas no siempre salen como uno quiere, y hay que saber aceptar cuando una añada no es buena y esperar a la siguiente”, explica, recordando incluso una cosecha que perdió porque granizó al momento de estrenar la vendimia. “Entender que estamos sujetos a lo que impone la naturaleza es también ejemplo de que en el mundo del vino debemos saber ser humildes”.
“Hoy el vino sería EL arte mayor”, afirma indubitable 26 generaciones después, Piero, actual Marqués de Antinori, descendiente de Giovanni di Piero, y hoy día quizás el hombre más poderoso e influyente del vino italiano en el mundo.
Desde las ventanas del Palazzo Antinori en el corazón florentino se admira un panorama de Florencia, de los Antinori, pero también del vino. La arquitectura de la ciudad es prolífica en cúpulas, y con poco riesgo de equivocación, puede decirse que los Antinori son la cúpula del vino en Italia.
Como otras grandes familias del vino en la Champagne francesa, los Antinori se dedicaron en sus inicios al mundo textil, una actividad que pronto les permitió introducirse en los círculos de poder florentino. Esponsales familiares, cautela y una gran sabiduría en el manejo de sus relaciones les dieron paso al mundo de la banca y la política, lo que para mediados del siglo XIII ya había permitido a los Antinori empezar su ascenso social. Y como sucedió con las otras familias florentinas importantes, aunque tenían propiedades en la campiña, pronto necesitaron también su palacio en la ciudad como imagen del status social que poco a poco fueron alcanzando.
En 1282 se creó en la fascinante ciudad de Florencia el Arte de los Vinattieri, una corporación que establecía obligaciones y reglas de calidad a los comerciantes del vino de la región. La economía florentina de entonces se basaba en asociaciones que agrupaban a diferentes sectores y oficios denominados “artes”, que fueron la base de un crecimiento que duraría por siglos gracias a la buena organización financiera de la zona.
Las familias toscanas habían amasado riqueza en el comercio y empezaban a controlar territorios, muchos mediante alianzas, entre familias o con la Iglesia, que permitieron que en la Toscana empezara a consolidarse el surgimiento de una burguesía europea del siglo XIII y el de grandes apellidos, como los Antinori, los Medici, los Guicciardini o los Strozzi.
Entre algunos de ellos y a veces con otros más, se sucedían también entonces toda una serie de juegos comerciales y políticos y guerras por el poder entre los nobles de la época, que mientras fortalecían su poderío y enriquecían su patrimonio con alianzas y astutas movidas, daban paso a un tránsito del Medioevo feudal al Renacimiento, en el que el vino constituía un denominador común, una especie de pieza de entendimiento por ser parte fundamental de la alimentación de todas las estratas sociales, que a la sazón valoraban sus cualidades terapéuticas y medicinales.
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